Psicóloga chilena, Pilar saltó al reconocimiento público con su libro “¡Viva la diferencia!”, una investigación profunda realizada en sus talleres y que surgió como idea luego de haberse separado de su primer marido. El estudio arroja datos muy claros sobre las diferentes formas de ver y encarar el mundo y la vida por parte de hombres y mujeres. El éxito fue tal, que tuvo que salir a girar por América latina, para ofrecer charlas sobre el tema. Pero la cosa no quedó allí. Su vida siguió su derrotero, encontró nueva pareja, vivió un gran amor y enviudó. A partir de esa viudez, Pilar comenzó a elaborar otro tema que se vuelca en su nuevo libro, Lecciones de seducción, que resultó un éxito similar al primero y luego vino Bienvenido dolor, también motivado por sus experiencias personales.
Pero a pesar de tanta producción, el público sigue pidiendo antes que nada las charlas de ¡Viva la diferencia!, que es el libro más conocido y más taquillero. En una de sus visitas a la Argentina habló con Mujer Country, entre otras cosas, de cuán diferentes somos hombres y mujeres.
Pilar es sencilla y encantadora a la vez. Tiene un gran sentido del humor, que se aprecia más en sus conferencias que en las charlas para reportajes gráficos. Muy suelta de cuerpo, mientras responde a la primera pregunta, se maquilla ella misma antes de que llegue nuestro fotógrafo. Y mujer al fin, demuestra que puede con múltiples tareas, por eso pintarse prolijamente un ojo con apenas un pequeño espejito en una mano y un crayón en otra no le impide concentrarse para elaborar rápidamente la primera respuesta.
–Pilar, en la Argentina, las mujeres solemos quejarnos con frecuencia de que “ya no hay hombres…”. La frase es típica de las divorciadas que en medio de la vida intentan una nueva oportunidad. Pero esas mismas mujeres ven cuánto les cuesta a sus hijas jóvenes establecer vínculos amorosos…
–Sabés qué pasa, es que en la medida en que ha ido cambiando la postura de la mujer frente a la conquista, los espacios con los que uno se puede encontrar como para conocer a alguien y formar pareja son, a mi criterio, espacios bastante suicidas. Uno es el espacio virtual; otro, el de los boliches. Y en ninguno es fácil encontrar a alguien para estrechar vínculos, porque los contactos a esos niveles son poco profundos, por lo general; en ellos no hay un proceso de conocimiento mutuo y suele suceder que se pasa muy rápido al contacto sexual, por lo que se desvirtúa el contexto sobre cómo se configura la relación a largo plazo. Además yo siento que el cambio de postura en la mujer ha ido generando esa sensación, que a mi juicio es falsa, de que los hombres no están. Porque también hay un montón de hombres que no saben cómo conquistar a una mujer, cómo acercarse a estas minas avasalladoras que no permiten el espacio para que el hombre pueda seducir de alguna forma.
–De alguna manera entonces es un replanteo que debería hacerse la mujer…
–Yo creo que sí, porque siempre, cuando la mujer se mueve, el hombre se mueve con ella. Si la mujer modifica postura, el hombre también lo hace rápidamente. El género masculino en eso es muy flexible. Si las mujeres se ponen en una posición distinta, los hombres también intentan anclarse de una manera acorde a eso que ellas proponen. De modo que yo creo que la tarea es nuestra, esto de rever la femineidad, de dejar un espacio al hombre nuevamente y de no ser tan avasalladoras. La batalla por la independencia ya la hemos ganado; ahora hay que retomar ese rol femenino, tan importante.
–Y otro de los grandes interrogantes es: una vez establecido el vínculo ¿cómo mantenerlo?
–Aquí hay que apelar a algo que yo creo que cada día tenemos más debilitado y que es el poder de la fuerza de voluntad. Asumir el amor como una especie de generación espontánea es un tremendo error. Hay que entender que en las relaciones se debe involucrar la voluntad, el trabajo, la inversión para alcanzar metas positivas.
De carteras y cajones
Tal ha sido el éxito de Pilar, que sus conferencias pueden verse en Youtube y hasta circulan por mail como temas de curiosidad para hombres y mujeres. En una de ellas, Pilar señala una de las grandes diferencias entre hombres y mujeres y sostiene que nuestras carteras son como nuestras mentes, en ellas está todo mezclado, por eso podemos hacer y pensar muchas cosas a la vez y todas las relacionamos; y señala que, en cambio, en la mente de los hombres hay muchos cajoncitos que no se mezclan entre sí y son “ordenadores”: el trabajo, los niños, la mujer en su rol de madre, la mujer socia, la mujer en la cama… y que a veces hay un cajoncito que es el de “la otra”… Y cómo no preguntarle a Pilar ¿qué pasa cuando existe ese cajoncito? “Ellos –explica– tienen cierta capacidad o cierta habilidad para vivir como en la Antigüedad, por lo tanto, pueden perfectamente separar ese cajón, lo que no significa que necesariamente dejen de querer a su señora sino que simplemente ubican a la amante en otro espacio de su cabeza, se relacionan de una manera distinta y les es válido. Y acá se marca una gran diferencia con la mujer y también esto se relaciona con las grandes misiones que los dos géneros tienen que cumplir y que son distintas en cada uno de ellos para mejorar y entenderse”.
–¿Y qué es lo que mujeres y hombres podemos hacer básicamente para entendernos mejor?
–En ¡Viva la diferencia! se marcan muchos aspectos, pero yo diría que la gran misión de ambos es la de aprender a soltar aquello que nos hace daño, algo que a las mujeres nos cuesta mucho y aprender a retener lo que nos hace bien, lo que amamos, que es un gran desafío para ambos, pero sobre todo para el hombre.
–¿Podemos hacer una relación entre estas misiones y el tema de ese cajoncito donde se instala la infidelidad?
–Sí, claro que sí. Esa mujer que encuentra que hay un cajoncito donde su marido tiene una amante, primero tiene que hacerse cargo de esa situación. O lo asume en términos de restablecer un significado para la relación y lo hace con él y por lo tanto él corrige la conducta, o ella tendrá que asumir si quiere seguir o no con un hombre que de alguna manera no tiene la capacidad de poder integrarla. Y aquí aparece el tema de poder soltar aquello que nos hace daño. Además, es necesario revisar esa situación porque la infidelidad siempre es consecuencia de un proceso que llevó a que eso sucediera, y por lo tanto ese proceso debe ser revisado y analizado por ambos dentro de la pareja, no solamente por quien está cometiendo la infidelidad sino también por la otra persona. Y el hombre, al analizar esta situación, puede revertirla, y ese será el hombre que aprenda a cuidar lo que tiene, a retener y a integrar en una sola mujer todas sus necesidades emocionales sin fragmentar y fragmentarse en tantos cajones que lo hacen vivir dividido, escindido.
–¿Y qué opinás de esas relaciones que están apareciendo ahora entre la gente que está sola y que se dicen a sí mismos “amigos con derechos especiales, con derecho a roce”?
–Yo no puedo abrir juicio, lo que sí me parece es que uno tendría que revisar hasta qué punto la parada de ese hombre o esa mujer es verdadera o no. Mi experiencia, en las investigaciones, especialmente en el mundo femenino, me dice que las mujeres siempre esperan en estos casos que ese hombre se termine enamorando de ellas. Por lo tanto cuentan un cuento que es como una pose de independencia que no es real y que a la larga genera frustración y dolor porque no se blanqueó una situación que pudiera ser más real o más honesta en lo que se espera del otro.
Vestida para seducir
Para Pilar, la seducción salta de adentro hacia afuera y es más una cuestión de actitud que de belleza en los términos clásicos como la difunden los medios de comunicación. Así lo expresa en Lecciones de seducción, por eso sostiene que es muy importante el trabajo interno para sentirse segura, conforme, amigada con la vida. Y nos habla también de la importancia del cuidado personal, aún cuando estemos solas y no haya “otro” para quien vestirse y arreglarse. Por eso, señala la importancia de usar linda ropa interior, aunque no haya perspectivas inmediatas de compartir la intimidad con un hombre. Así, nos cuenta en su libro que sentirnos bien con nosotras mismas nos permitirá mejorar nuestra capacidad de estar bien, de transmitirlo y, por lo tanto de seducir, gustar, no solo a otros hombres sino a todos en todas las áreas de la vida.
–La seducción, además de que es un arma en muchos aspectos, es un condimento clave en la pareja. Pero… puede también puede generar celos. ¿Cómo relacionás la actitud seductora con los celos?
–Cuando la seducción está determinada por el cuerpo y solo reside ahí, hay un montón de elementos de inseguridad que se consolidan alrededor. Cuando la seducción es parte de la personalidad, del misterio y del encanto que los seres humanos debemos tener, forma parte de lo que soy más que de lo que hago. Si la seducción se torna en un hacer para seducir tiende a ser más grotesca y más burda y por lo tanto genera mucha inseguridad en el otro. En cambio, si la tengo incorporada dentro de mí y entiendo que tengo que ser encantadora contigo, con mi pareja, con quien sea, tiende a generar más anclaje en lo que soy y desde ahí no produce inseguridad y es aceptada y bienvenida por el otro.
–Tu vida ha sido muy intensa en amores, en dolores…
–Y en errores, también.
–Pero en todo este proceso, ¿qué es lo que más te han dado las relaciones amorosas, el amor y los hombres de tu vida, en general?
–El amor me ha dado la posibilidad de conocerme a mí misma. El estar en pareja, para bien o para mal, es un reflejo y un espejo de lo que uno es y por lo tanto tiende a configurar o a representar una imagen de la oscuridad y de las luces que uno tiene. Yo siento que lo que yo puedo rescatar de mis parejas en la vida es la sensación de que todas, aun las mal elegidas, han sido un potencial de conocimiento y de lo que soy, y con todas he crecido mucho.
–¿Cómo sería para vos la mujer seductora por excelencia?
–Poco quejumbrosa, una mujer que sonríe con frecuencia y con capacidad de reírse de sí misma, una mujer que se autocuida, independientemente de si tiene o no pareja, y que en este proceso de autocuidado logra desarrollar al máximo lo que ella considere que es su encanto personal, que puede ser su inteligencia, su capacidad de comunicación, su humor, lo que hace o su desempeño en la vida.
–¿Y cuál es el hombre con mayor capacidad de seducción para las mujeres en general?
–En la misma línea…aquel que demuestra un mayor autoconocimiento y un mayor autocuidado.
Ping pong que conquista
¿Qué ropa elegirías para una cita? Un vestido y tacos altos.
¿Qué música te gustaría de telón de fondo? Boleros.
¿Y el menú? Sushi, pastas o mariscos.
¿Qué tipo de hombre te flashea, a primera vista? El que tiene sentido del humor, porque es un hombre inteligente.
Más información: Oídos sordos, el nuevo libro de Pilar Sordo
Texto: Silvia Fitipaldi