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19 de julio, 2013

Dolores Avendaño: “Yo quería ver el paisaje con mis ojos”

Del mismo modo que hizo nacer sus criaturas para ponerles imagen a los libros de Harry Potter, es una gran deportista, que llegó a atravesar 243 km en el desierto del Sahara en la Maratón Des Sables y en otras. Ella sabe de desafíos. Es argentina. Está orgullosa y nos cuenta su historia.

 

Son dos versiones complementarias. Conviven, se potencian entre sí, se retroalimentan sin disputarse la supremacía bajo la piel del mismo cuerpo. Dolores Avendaño es una ilustradora reconocida internacionalmente, formada en Estados Unidos, partícipe necesaria del boom de Harry Potter en Latinoamérica. Dolores Avendaño, la misma Dolores Avendaño, es también una aventurera. Canaliza ese espíritu a través del deporte, sí, pero quedaría corto el rótulo de maratonista tratándose de una mujer que, por ejemplo, se entregó al desafío de derrotar al Sahara atravesando 243 kilómetros de su extensión en la Maratón Des Sables. Hay una característica que hermana a las dos Dolores, y de alguna manera es el gran motor de ambas. Y una anécdota de sus comienzos como ilustradora, que es la mejor herramienta para definirla: “Desde chica quise dedicarme a la ilustración. A los seis años miraba las ilustraciones en los libros para chicos y decía: “Cuando sea grande quiero hacer eso”. Ver las ilustraciones te mete en ese mundo. Yo quería crear esos mundos. Salía de lo más profundo de mí. Era una certeza. Cuando fui a estudiar ilustración a Estados Unidos, al mes de estar allá, siendo que la carrera duraba cuatro años, dos de los tres profesores me recomendaron que estudiara otra cosa. Era una casa de estudios muy buena, de muy alto nivel. Y yo no me destacaba particularmente. Me dijeron que la carrera era muy competitiva, que me iba a costar mucho… Pero yo seguí igual. Porque era lo que siempre quise hacer, me veía haciéndolo. Pasa por el tema de la garra, por la mentalidad de querer algo a pesar de lo que piensen los demás. Que te digan algo así puede bajonearte o puede generarte el querer demostrar que podés. Siempre tuve muy claro lo que quise. En el deporte no me destacaba y, con esfuerzo, con entrenamiento, pude. Todo esto no lo logré yo sola, hubo momentos en que me desanimé, tuve dudas, me cuestioné, y otros en los que me sentí superada por una situación, pero siempre hubo gente que me apoyó. Y eso es muy importante. La gente que tenés en tu vida le da sentido a las cosas”.
–Vayamos a la Dolores deportista, ¿cómo fue que te embarcaste en esa faceta tuya?
–Empezó cuando tenía treinta años, pero, en realidad, de adolescente ya soñaba con correr larga distancia. Después fui a estudiar ilustración a Estados Unidos y vivía entre Nueva York y Boston, justo donde están estas dos maratones, de las más reconocidas. Mientras estudiaba pensaba: “Algún día voy a correrlas”. Pero sólo hacía algo de ejercicio, corría 20 minutos. Hasta que llegó el día en que cumplí los 30. Y me cayó la ficha de que si ahí no empezaba a entrenar, nunca iba a correr una maratón de 42 kilómetros.
–¿Qué imágenes recolectadas en las aventuras tenés más presentes?
–Montones. Una de las carreras más lindas fue la de Mongolia, eran 100 kilómetros en montaña en un día. El circuito era como un ocho: el primer círculo eran 42, la mayoría se quedaba ahí, y el otro círculo completaba los 100. Hoy no tengo esa motivación tan fuerte. Sí un enorme interés en desarrollar más mi lado artístico. Disfruto mucho de correr y no quiero arruinarlo obligándome. Lo que elegí lo hice porque me generaba entusiasmo. Sí estoy pensando en hacer expediciones cada tanto.
–¿Cuánto te inspiró todo lo que viste para la ilustración?
-En el Sahara, la puesta del sol me hacía acordar a El Principito… Pero la ilustración vino antes, toda la fantasía de la ilustración y los cuentos la apliqué en las aventuras, en las experiencias de vida. Es al revés. Si hasta conseguí sponsors por mi currículum como ilustradora.
–Cuando te ofrecieron ilustrar Harry Potter, ¿te imaginabas el boom que lo acompañó?
–Me lo dieron porque acababa de ilustrar otro libro para la editorial y creyeron que mi estilo era el adecuado para Harry Potter. Me encantó el tema de la magia, la historia, me enganché, era divertido, pero no pensé para nada en lo que se venía. El tema de los fans nunca lo imaginé. Que me contactaran para preguntarme cómo era la siguiente tapa… Los clubes de fans me han hecho reportajes. Yo leo antes los libros, a veces la editorial me dice qué es lo que quiere que ilustre, y a veces no. Me da libertad. En el caso de Harry Potter me señalaban una escena; en general coincidía con la portada norteamericana. A mí me servía leer el libro para hacerles una contrapropuesta, sugerir un momento antes o después, para darle el toque personal.
–¿Qué ilustración tenés pendiente y qué desafío deportivo tenés en mente para futuro?
–Me hubiera encantado que los libros de Harry Potter tuvieran ilustraciones internas. Y, en cuanto a desafío deportivo, siempre digo que cuando cumpla 60 voy a romper algún récord deportivo, todavía no decidí cuál, y falta, así que tengo tiempo para pensarlo. Hay una percepción de que, cuando la gente es más grande, se pone más sedentaria. A mí me impactó mucho, cuando viví en Estados Unidos, ver a un señor de 70, 80 años, yendo a mil en rollers. Yo pensaba: “Si este tipo lo hiciera en Buenos Aires, le gritarían ridículo”. Pero me parecía muy copado, entonces me dije, a los 60 voy a romper un récord para ayudar a quebrar los prejuicios.

Identikit de una luchadora

Una película:Todas las de Indiana Jones. Invictus me pareció súper inspiradora.”
Un libro: «Me gustan las historias reales. Me encantó la del primer norteamericano que hizo cumbre en los 14 grandes picos, Sin Atascos a la cima, se llama, me encanta.
Un lugar en el mundo: «Argentina, es mi país. Eso no quiere decir que no me guste pasear, hay lugares en el mundo que me quedaron pendientes. Por ejemplo, cuando fui a Mongolia, pasé por China, y me interesaría mucho conocer el país en profundidad. Me encanta París.”
Una comidaEl helado. En medio de los durísimos entrenamientos, disfrutaba el helado sin ningún tipo de culpas.”
Una virtud: «La bondad, amar, es lo que se me viene en mente.”
Un defecto: «También se me vienen varios: la envidia, la tristeza, el enojo, todas cosas feas.”
Un anhelo: «Amor, eso se me aparece como lo más importante. A todos nos gustaría alcanzar cosas que no tenemos, pero siempre es importante el amor, tener un poquito más de amor.”