


Tanto para Dolli Irigoyen como para Soledad Nardelli la pasión por la cocina fue creciendo con la práctica. Nardelli se dio cuenta de que era lo suyo cuando empezó a estudiar profesionalmente. Una década atrás, el boom de las escuelas de cocina aún no había explotado y el lugar que la mujer tenía en la gastronomía era acotado. “En su momento, creo que para la mujer era bastante complicado. Cuando hacía las prácticas la mayoría eran hombres con oficio”, cuenta Nardelli. Es que no es fácil para una mujer ser jefa de cocina y eso Dolli lo sabe: “Comencé con un restaurante en mi pueblo siendo la propietaria y tuve que ser fuerte desde el principio. Trabajé siempre con hombres más grandes que yo y siempre pude armar equipos de trabajo súper valiosos. Creo que en las negociaciones con los proveedores y el público siendo mujer se saca ventaja”. Para Nardelli, lo más difícil es conciliar el trabajo con la familia: “Es sacrificado a nivel físico, los horarios van a contramano de todo el mundo y si querés tener vida familiar, el resto tiene que reacomodar su vida”.
Nardelli está a cargo de Chila, en Puerto Madero, donde los platos, principalmente, están hechos a base de un producto nacional argentino. “Acá queda mucho por descubrir. Lo importante es la buena voluntad y la curiosidad. Argentina es un territorio gigante y hay problemas para la comercialización y distribución de los productos. Pero desde Chila la idea es poder hacer una cocina argentina moderna y la mayoría de los jóvenes cocineros estamos en esa tendencia”. Dolli fue una de las fundadoras de esta línea: “Yo luché mucho por la revalorización de la comida argentina, fundamentalmente por el uso de productos nacionales. Creo que hay muchos jóvenes con esta curiosidad de revalorizar lo nuestro y me pone muy feliz, muy contenta”.
En cuanto al modo de cocinar, Dolli nota que “la cocina se agilizó. Los puntos de cocción son diferentes, las preparaciones más ligeras y livianas. De todas maneras, siempre va a convivir la cocina tradicional con las nuevas tendencias. Hay lugar para todos, se amplió la posibilidad de elegir qué comer. Las colectividades ya tienen su restaurantes”. Para Nardelli lo positivo fue en relación a la imagen: “Hoy el trabajo del cocinero es visto como un puesto de trabajo digno y está mejor valorado”.
Tanto Dolli como Soledad coinciden en que el éxito de su profesión se debe a la pasión y el empeño. Para Dolli, “la cocina sin corazón y pasión es casi insostenible porque es un trabajo muy duro con muchos obstáculos, más cuando uno es dueño de su propio proyecto. Pero pese a todo es un campo de mucho descubrimiento, libertad y creación que supera todos los obstáculos”. Dice Nardelli: “Creo que en cualquier cosa que hagas, la actitud y la pasión que ponés frente a lo que hacés te va a diferenciar, hay que ir para adelante sin mirar hacia atrás y tratar de ir superándose, el espíritu inquieto es lo que me llevó a mí a ir avanzando rápidamente”. El aprendizaje es día a día. “Yo aprendo todos los días de la gente con la que trabajo. Comiendo también se aprende mucho”, dice Nardelli mientras que a Dolli, con 35 años de trayectoria, le pasa lo mismo: “No he perdido las ganas de experimentar, de viajar, de aprender y eso que cocino todos los días de mi vida, aun los fines de semana en mi casa”.
Dolli y Soledad se conocen de hace larga data. Dice Soledad: “Ella fue mi madrina televisiva, me ayudó muchísimo. Me parece una persona espectacular y admiro que a la edad que tiene, con los años de trayectoria, esté al frente de la cocina y sea súper detallista. En un punto me siento identificada. Le quiero preguntar, ¿qué espera que los jóvenes gastronómicos puedan hacer por la gastronomía del país”. Y Dolli le responde: “En los jóvenes está la potencia y la fuerza. Cuando yo empecé éramos muy pocos y el cocinero no era importante. Hoy en día los cocineros tienen nombre y apellido y ése es el nuevo valor agregado. En ellos está la responsabilidad de mejorar e ir para adelante. Tal vez haya muchos obstáculos económicos en este momento, impuestos altos y problemas de personal, pero hay que luchar y ser cocinero”.
Dolli le pasa la pelota y le pregunta a Soledad: “¿Qué rescata de los cocineros con experiencia y qué cree que le aportan?” Dice la cocinera de Chila: “Creo que especialmente Dolli pudo mostrarnos que la mujer puede ser profesional dentro de la cocina y que es un trabajo súper digno. Ella demostró que puede estar al mando de restaurantes a la par de los hombres, en ese sentido abrió camino”.