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21 de octubre, 2013

Abracadabra, la magia es para todos

Ese antiquísimo arte de producir ilusiones, aparentemente imposibles de lograr, es una herramienta valiosísima de enseñanza para los docentes, por lo que se han creado talleres para chicos en algunas escuelas. Pero, además y, fundamentalmente, la magia es divertida…

 

¿Quién no atesoraba en su infancia algún libro de magia o se deleitaba con un juego repleto de elementos para hacer trucos que dejaban boquiabierto a nuestro “público” en el living de casa? Todavía hoy son muchos los adultos que disfrutan del atractivo de los magos como cuando eran niños. El tiempo pasó, pero la magia está más presente que nunca, saliendo de sus ámbitos naturales para prestarle sus atractivos sortilegios a los maestros.

 

Misterios que ayudan a crecer

Una función de magia ofrece muchas herramientas para que los peques incorporen habilidades, valores que necesitarán en su vida de adultos, contenidos de distintas materias del programa escolar y para que reciban la ayuda necesaria para formar su personalidad. Veamos el por qué:

• Es una situación comunicativa, concreta y real, en la que los chicos pueden trabajar, integrando matemáticas, lengua, ciencias naturales y ciencias sociales.

• Promueve el acceso a la oralidad secundaria, la que se adquiere con la lectura y la escritura. El hecho de leer las instrucciones amplía el vocabulario y sus competencias lingüísticas, les permite adquirir nuevos conocimientos y desarrolla su capacidad de comprensión y expresión.

• Implica hablar frente a un público, captar su atención y despertar su interés, así ayuda a vencer la vergüenza y la timidez.

• Es un excelente ejercicio de tolerancia; dado por el respeto que debe tener el niño esperando que llegue su turno en el uso de la palabra y la aceptación de las limitaciones de los demás.

• Fortalece la autoestima y el conocimiento de sí mismo en tanto que permite verificar las propias  capacidades y limitaciones ante el truco “que le sale” y el que “no le sale”. Los magos se hacen gracias a la práctica y a la perseverancia.

• Contribuye al desarrollo de la motricidad fina, cuando los deditos de los prestidigitadores se mueven entusiasmados frente a su público.

• Cada una de ellas representa una hermosa oportunidad para fortalecer los vínculos con los seres queridos, profundizar la comunicación entre los miembros de una familia y pasar un rato feliz, que no es poca cosa.

 

Trucos fáciles y efectivos: ¿Elefantes en Dinamarca?

1. Se le pide a uno de los presentes que piense un número del 2 al 9, sin revelarlo a nadie. Luego, se le dice que, por favor, multiplique ese número por 9. Acto seguido, debe sumar los dos dígitos del resultado y restarle 5 a esa cifra. Después, el espectador debe pensar a qué letra le corresponde ese número de orden en el alfabeto: por ejemplo, 1 es A, 2 es B, 3 es C y así sucesivamente. La CH no cuenta como letra.

2. Se le pide al voluntario que piense el nombre de un país que comience con esa letra. Luego, el nombre de un animal cuyo nombre empiece con la letra que sigue en el alfabeto. Entonces, se anuncia que si el espectador se concentra en grandes grupos de ese animal avanzando por dicho país, el mago podrá leer su pensamiento.

3. Llega el momento de la “gran actuación” con temblores, cara de estar en trance y, al cabo de un tiempo decir: “¡Elefantes en Dinamarca!” Ésta es la conclusión a la que llegará la mayoría de los participantes. Y, si por casualidad pensó en otro país o animal, se sale de la situación diciendo con total convicción que, en algún momento lo pensó para después descartarlo.

 

El salero que desaparece (¡ideal para la sobremesa!)

1. Antes de presentarse ante la audiencia, hay que colocar una moneda sobre la tapa de un salero, más o menos del mismo diámetro. Si se consigue un salero con la parte superior plana, mucho mejor. Se tapa todo con un pañuelo bien grande y se anuncia al público que se hará desaparecer el salero frente a sus desconfiadas narices.

2. Enseguida, se toma el salero por arriba, con pañuelo y todo, bajándolo y subiéndolo varias veces. Estas operaciones deben realizarse cerca del borde de la mesa, muy cerca. Al hacerlo por última vez, se lo deja caer sobre las piernas pero se sigue sosteniendo la moneda con fuerza. El pañuelo tapará el salero que cae y lo ocultará a la vista de los demás.

3. Escondida dentro del pañuelo, la moneda se parecerá a la parte superior del salero. Llegó la hora tan esperada del pase de manos y la fórmula mágica. Por ejemplo, un: “En avión, tren o velero, ¡desaparece salero!” Se arruga el pañuelo con la moneda adentro, que no se verá, y se hace un bollo con las dos manos. El efecto es realmente muy impresionante.

 

Al tacto

1. Antes de presentar el truco, se toma un bolígrafo de punta retráctil y con la punta retraída, se presiona el bolígrafo contra la esquina de una tarjeta en blanco. Esto dejará una marca poco visible, pero reconocible al tacto. Se le acerca esta tarjeta a un espectador pidiéndole que escriba en ella su plato, canción o película preferida.

2. Luego, se le pide que escriba en otras dos tarjetas, uno en cada una de ellas, nombres de otros platos, canciones o películas. El mago le da la espalda y le pide que le ponga las tarjetas en las manos, así el público no sospecha de que haya visto nada.

3. Para llegar a un final sorprendente, se le pide al voluntario que se concentre en el nombre de su plato, canción o película preferida para lograr adivinarlo. Se gira, mirando al público, aún con las manos atrás. Mientras que, con las yemas de los dedos, se tocan las esquinas de las tarjetas buscando la marca dejada anteriormente. Al hallarla, se lee con cara de duda, preguntándole: “¿Es ésta?”. Un truco divertido para toda la familia.

 

 

Texto: Adriana Aboy

Asesoró: Laura Estefanía, autora de los libros “Magia de cerca. Trucos íntimos” y “Magia Mental. Adivinaciones, levitaciones y telequinesia” de Editorial Albatros.