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20 de octubre, 2013

Nicolás Cuño: “El éxito con estrés es un gran fracaso”

Creativo, emprendedor y multifacético. A paso lento pero constante, creó una marca de ropa que no escapa a su modo de encarar su propia vida.

 

Enfocarse, detener la mente, potenciarla para vivir en el presente: ni el pasado, ni el futuro. Así es la filosofía de Nicolás Cuño, el presidente de la marca de ropa Key Biscayne, que traza su impronta a ritmo auténtico. Sin arrebatos ni dilaciones. Porque si hay algo que este hombre de 43 años aprendió, es que el éxito casi nunca es el resultado de un andar muy acelerado.

Cuño, junto a su socio Martín Lief, lidera la marca que ya lleva veinte años en el mercado, con trece locales ubicados en el país, entre Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Rosario. Exporta a Nueva York, España e Inglaterra y el año pasado redobló la apuesta, con el lanzamiento de jeans y camisas para mujer. Pero, además, Cuño es un referente a nivel mundial. Así como asesora en materia de vestuario al músico Charly García o al actor y productor Adrián Suar, que se fascinan con sus diseños, imparte cursos y conferencias sobre marketing y liderazgo en universidades nacionales y en el exterior, donde repite que “la única manera de crecer y de aprender es equivocándote”.

En el medio, se convirtió en instructor de la fundación “El Arte de Vivir”. Medita, entrena su cuerpo a diario, toma clases de canto y ensaya con su banda de rock, “Los Echeverría”. Y todo lo hace con vitalidad, sin estrés y casi siempre con un sonrisa amplia y genuina. ¿Cómo lo logra?: en parte, tomándose la vida “no tan en serio”, sino más bien “como un juego, en el que suceden cosas buenas y malas, y a ambas partes hay que aprender a aceptarlas”, reflexiona relajadamente desde su local de Gurruchaga al 900. Pero claro que ninguno de los aciertos creativos de Cuño es azaroso. Por el contrario, detrás de sus originales y desafiantes campañas hay esfuerzo y convencimiento. Desde aquella que mostró a un Charly García saludable, en la época en la que solo hacía apariciones escandalosas, o cuando en 2009 montó una carpa en Paseo Alcorta, para que el público aprendiera gratuitamente técnicas de respiración, hiciera yoga y conociera los beneficios de la alimentación ayurveda. Todas iniciativas acompañadas de los mensajes que acompañan sus campañas: “Respirá”, “Pará”, “Viví más despacio” o la actual “Ama a tu próximo como a ti mismo”. En cada mensaje, “hay aprendizaje y también objetivos. A veces es algo que quiero lograr para mi vida, algo que estoy buscando o necesitando. No quiero solamente que la marca sea un muestreo de ropa o una foto, sino que para mí es una filosofía de vida”.

–Supongo que esa concepción se traduce en cada decisión que tomás en tu empresa. ¿Qué buscás al imaginar tus locales?

–Que el que venga sienta que se ésta vistiendo en su casa, que sienta esa comodidad, que tenga sensaciones. La naturaleza, el agua, el fuego, lo natural, la fotografía, todo es cuidado en ese sentido (el de Palermo Soho fue premiado en la  Bienal de Arquitectura de Londres, en 2005). De hecho, mucha gente nos dice: ‘¿por qué no hacen otras casas así?’. Y probablemente lo hagamos, hay un proyecto de construir viviendas, con la huella de Key.

–¿Y en la colección?

–Se refleja en la armonía, en lograr una serie de prendas que son intercambiables. Es una colección que habla del ser humano como unidad. A la hora de crear hablo, veo, soy muy observador, trato de leer lo que está pasando y después hago testeos para ver si me está pasando a mí o es un común denominador. Pero siempre trato de seguir mi camino y confiar en eso. Eso es algo que tomé de mis viejos. A seguir mi camino y a confiar en lo que creo. A veces, me llaman y me dicen: ‘tenemos que lanzar la campaña’  y yo termino saliendo más tarde porque no bajan claramente las ideas. Aprendí a estar enfocado, es fundamental.

–¿Te referís a estar en el ‘aquí y ahora’?..

–Claro, si estoy ensayando, estoy ahí; si trabajo, estoy ahí. Le pongo todo, no voy a medias. Para hacerlo más o menos, no lo hago. Si estoy cinco horas en la oficina, estoy trabajando, no mirando mails o navegando en Internet; si estoy hablando con alguien, como con vos ahora, no estoy pensando en lo que tengo que hacer más tarde. La mente tiende a moverse hacia el pasado y hacia al futuro permanentemente, y en definitiva eso es el estrés. No se trata de hacer veinticinco mil cosas al mismo tiempo. Hay gente que se levanta más cansada de lo que se acostó porque justamente su mente no paró.

–Vos siempre decís que sos más perseverante que talentoso, ¿en esa búsqueda tendés a auto exigirte?

–No, la meditación me ayuda a darme cuenta si me paso, es una herramienta de observación y de selección fundamental, porque somos lo que pensamos, así que hay que cuidar nuestros pensamientos. Además, me gusta trabajar en equipo, soy un convencido de que las cosas se logran grupalmente. Soy de delegar y me encanta armar grupos en los que cada uno tenga su función y sea importante en su tarea.

–¿Qué significa la espiritualidad para vos?

–Es estar contento con lo que uno hace y es. Aprendí que el éxito con estrés es un fracaso muy grande. Porque vivís amargado y eso lleva a la enfermedad. Antes se pensaba que triunfar era estar cansado, con tres celulares en la mano y cara de enojado, cuando en realidad se trata de disfrutar de lo que uno hace.

–¿Cómo te llevás con el dinero, sos de ahorrar?

–Te diría que lo valoro porque me costó ganarlo, entonces no derrocho, pero no quiero ser el más millonario del cementerio. Con el dinero, no soy ni un enfermo del consumo ni soy de estar demasiado cuidadoso. Soy más bien relajado.

 

La llave mágica

Cuando alguien ve una gran película quiere que todos sus amigos la vean”, compara Cuño cuando piensa en lo que le sucedió después de su paso por la fundación “El Arte de vivir”. El aprendizaje fue tan revelador que le resultó imprescindible compartirlo. Por eso, se preparó durante un año y medio y se convirtió en instructor, dando cursos cada dos meses. “Los resultados son increíbles, la gente llega con una cara y se va con otra. Respirando, lográs estar más feliz con el lugar que ocupás en la vida”, asegura sobre un conocimiento que actualiza cotidianamente. Medita todos los días, a la mañana y a la tarde, una rutina que comparte con su mujer Giselle Kañevsky (28), la ex jugadora de hockey de Las Leonas: “Cuando la conocí sentí que era como un alma gemela, me sentí muy identificado. La verdad es que tenemos muchas cosas que nos unen”. Se vieron por primera vez hace siete años, en el casamiento de un amigo en común y volvieron a reencontrarse el anteaño, después de la insistencia de su hermana. ‘Tengo una chica divina para presentarte, te va a encantar’, le dijo y él aceptó gustoso.“Y  bueno retomamos el baile, y ahora seguimos bailando’, comparte soltando una sonrisa tan luminosa como contagiosa.

 

Textos: Martina Prieto

Fotos: Diego García