Este sitio funciona únicamente en las ultimas versiones de los navegadores.
Por favor, actualizá tu navegador.

Suscribite a nuestros newsletter - enterate de todas nuestras noticias

Quiero suscribirme a...




Search
28 de noviembre, 2013

Mariano Toledo: “El desafío es alcanzar la ergonomía en la moda”

Con más de veinte años de trayectoria, Toledo repasa su carrera, da su visión sobre la situación actual del diseño de la moda y describe el gusto de las argentinas.

 

No es el más mediático de los diseñadores de moda, pero ganó reconocimiento popular cuando filmó en Miami Project Runway, el reality de diseñadores, del que fue mentor y se veía por el canal Glitz, y con la colección que realizó junto a Muaa hace pocos meses. Nació en la ciudad de Buenos Aires, pero vivió toda su infancia en Mercedes, provincia de Buenos Aires. Su papá era arquitecto e ingeniero civil, “un constructor”, y su mamá, maestra. En su familia no había nadie que se dedicara a la costura, pero tenía una abuela a la que le encantaba tejer, coser ropa para sus nietos y hacer manualidades. “De pequeño era bastante artista, escribía, dibujaba, era muy romántico. Vivía en un mundo casi de fantasía, ganaba concursos literarios, de pintura. Mis padres estaban orgullosos de la veta artística de su hijito”, dice el diseñador de moda Mariano.
– ¿Cómo es el proceso de armado de una colección?
– Seguramente quedaron algunas cosas de la colección anterior sin desarrollar que uno tiene ganas de seguir explorando. Por supuesto, como cualquier empresa, hay tiempos muy específicos que deben cumplirse. La colección debe estar diseñada para tal fecha. Se tienen que comprar los géneros, hacer un  muestreo, la producción. Es un reloj que de ninguna manera puede alterarse. La inspiración es superimportante, pero la aguja del reloj le gana a todo.
–  ¿Desechás o guardás todo lo que se te ocurre?
– Tengo miles de carpetas con fotos, dibujos, archivos, es mi patrimonio mental si se quiere. Hace unos años leí una entrevista que le habían hecho a García Márquez y él decía que tenía una biblioteca llena de cajones clasificados por temas e iba escribiendo y guardando lo que se le ocurría a partir de estos temas y de esos escritos salía un libro. En mi caso es un poco así, hay imágenes, ideas, cosas sueltas que quizás entran en una colección o quizás nunca. Hay veces que tenés ideas que no van con la colección actual o con nuestro sentido comercial de la moda. No todo lo que a uno se le ocurre necesariamente tiene que estar plasmado en una producción o en un diseño.
– ¿Qué importancia tienen para vos los desfiles?
– El desfile es una herramienta más de comunicación. Consiste en mostrar la colección en movimiento en mujeres con una propuesta en maquillaje, peinado, carteras y zapatos. Me divierte muchísimo, pero no la considero esencial. El desfile es más para las fotógrafos, para las revistas, es la parte más banal del asunto, la más fantasiosa si se quiere. Pero hay un montón de otras herramientas como los catálogos o los lookbooks que nos ayudan a vender la colección que, en definitiva, es lo que nos importa. El desfile te diría que es un acto artístico, pero también tiene sus límites porque estamos vendiendo ropa, no es una puesta teatral, tiene su parte sensitiva pero vendemos ropa y eso no lo perdemos nunca de vista.
– Estudiaste arquitectura, ¿cómo influyó en tu perspectiva como diseñador?
– La identidad de la marca Mariano Toledo es muy clara y creo que la arquitectura ha definido en mí cierto gusto por la síntesis, por la pureza formal, por los recursos bien utilizados, por la buena construcción, por la buena calidad de los materiales, de composición y volumetría. La carrera te forma en el aspecto tecnológico, constructivo y visual y creo que nuestra ropa atiende muy bien cada uno de estos aspectos.
Desde 2011 es el director creativo de la marca chilena Dimensión Azul, porque su talento y espíritu no saben de fronteras.
– Te entusiasma una suerte de amplitud de horizontes…
– La moda tiene una gran dosis de frivolidad. Si negamos eso negamos a la moda en sí misma. Lo que sucede es que la moda como negocio tiene un montón de otras facetas. Algunos creen que ser diseñador es sacarse fotos, hacer desfiles e ir a los programa de televisión. Pero un buen diseñador no es sólo aquel que aparece en los medios todo el tiempo. Ser una persona pública también es importante, pero por detrás de esa persona tiene que haber preparación, un técnico que sepa de construcción, moldería, costura y diseño.
– ¿Qué opinás de la explosión de carreras de diseño en el ámbito universitario?
– Como casas de estudio tienen bastante claro cómo formar a los alumnos. Por ahí la comunicación es un poco frívola y a veces tiene que serlo para llegar a la gente y seducir. Ahora bien, me parece muy importante que desarrollen cierto perfil que tenga que ver con la inserción de la industria de un diseñador o de una marca. Si esa pata industrial y comercial no está presente en la educación no va a funcionar.
– ¿Cómo ha ido cambiando el gusto de las mujeres argentinas?
– Creo que nuestra clienta privilegia la comodidad, la buena calidad y el corte de las prendas más que ostentar. Cada vez se busca más lo esencial en la ropa y no que sea el panfleto de una marca. Las mujeres quieren estar cómodas y lindas y que la ropa las acompañe todo el día y les sirva de la mañana a la noche. Que puedan llevar a los chicos al colegio, ir a trabajar y después ir a cenar o al cine. Creo que lo que hemos logrado es que la ropa pueda absorber esta versatilidad de funciones y acompañarlas en todas sus actividades.
– ¿Hay un retroceso de la ropa formal?
– La ropa formal por sí sola no nos divierte, pero sí es necesaria para salir a trabajar o cumplir con distintas experiencias urbanas. Me parece que es sumamente importante dar una propuesta joven y dinámica y que puedas subirte a una camioneta y no arrugarte toda cuando te ponés el cinturón de seguridad. Creo que mezclar cierta formalidad con la cuestión ergonómica, joven y deportiva es el gran desafío.
– Como diseñador, ¿te sentís acompañado por la industria?
– Este es un tema bien complejo. Principalmente, con respecto a la manufactura en nuestro país faltan oficios, lo que hace que la gente que construye la ropa sea cada vez menos y, a la vez, cada vez más difícil que lo hagan bien. El gran porcentaje de los costureros son peruanos y bolivianos y estas comunidades se están volviendo a sus países con lo cual ya hay un déficit. Con respecto a lo que es la materia prima, la industria textil argentina ha sido devastada en los años anteriores, con lo cual no hay mucha producción de tejidos y el gobierno ha puesto muchas trabas a la importación con el ánimo de fomentar la producción nacional, pero eso no sucede. O sea, la producción no se fomenta y hay menos telas de afuera, lo que lleva a que, hoy en día, conseguir buenos materiales para trabajar sea una epopeya.
Fuiste el mentor del reality para diseñadores Project Runway, ¿cómo fue tu experiencia en la tele?
– Me fascinó. Me hizo acordar mucho a mis comienzos, esa energía a prueba de balas, esas ganas por seguir adelante a pesar de todo. Lo que tenía de genial era que tenían un presupuesto acotado y los participantes debían hacer la moldería, la confección, inventar cosas con poquísimos recursos y eso ya es una aventura genial. Me parecía fascinante porque era como si llevaras el diseño a su más básica y primitiva definición. La energía que ellos tenían emanaba de la inocencia y de cierto desconocimiento que hacía que fuera muy interesante, porque al no conocer uno está muy libre para crear. Al no tener un compromiso comercial sos absolutamente libre; entonces, creo que tenía que ver con cierta ingenuidad del desconocimiento que lo hacía muy atractivo. En mi caso, cuando empecé fue un acto de arrojo, no había mucha gente. Fue un acto de valentía avalado por la inocencia y la ignorancia. Cuando uno no conoce y no sabe, es mucho más valiente, más libre, más lanzado y eso me parece que está buenísimo. Después hay que encarrilarlo.
–Te dedicás a la moda desde hace más de veinte años, ¿qué cambió?
–Le dediqué mi vida al diseño y si hay algo que no he perdido es la energía para trabajar y seguir haciendo cosas nuevas.

 

Cinco mujeres TOP
• “Me gusta Catherine Fulop, tiene belleza, alegría, es voluptuosa y elegante”.
• “Mónica Antonópulos es una de las nuevas imágenes más sofisticadas”.
• “Calu Rivero me parece una chica preciosa”.
• “Cate Blanchett y Tilda Swinton son de ese tipo de mujer de una belleza muy interesante”.

 

Texto: Julieta Mortati

Fotos: Diego García y gentileza Mariano Toledo