La vivienda, repartida en dos volúmenes que encierran un patio, está construida en un terreno longitudinal de 12 x 50 que da a la calle pero conserva vistas a la playa. Cuenta con 400 metros cuadrados de superficie cubierta y 250 de espacio descubierto sobre el que se ubica un deck de lapacho con una pileta chica y climatizada. La casa está levantada sobre pilotes y se eleva a un metro ochenta del piso.
Se seleccionaron materiales sencillos como madera, hormigón armado, cemento alisado, piedra y vidrio para darle un aspecto rústico y de fácil cuidado. “La elección de los materiales exteriores tiene que ver con estar distendido: quiero que el usuario, que por lo general vive en otro país o en otra ciudad, no piense en su casa como un problema. Por eso le propongo, una casa que tenga poco mantenimiento”, sostiene Martín Gómez, autor del proyecto, y agrega que hace ya más de diez años que dejó de usar los cerámicos por considerarlos inalterables. “No tienen vejez ni transformación. En cambio otros materiales -como cemento y madera- tienen transformación, de a poco van teniendo una buena vejez”.
Esta valoración de los elementos naturales se hace evidente en el deck de lapacho que rodea la pileta la cual también es de madera y lleva el fondo pintado en lacre verde. Para aumentar la sensación de distensión es importante que la circulación fluya. Para los espacios interiores se plantearon áreas muy amplias y con pocas divisiones. El living es un generoso ambiente vidriado con carpinterías de aluminio color natural. El comedor se ubicó al costado del pasillo no más entrar y para separarlo se colocaron varias cortinas que crean un efecto sensual. La cocina, por su parte, combina lapacho con mármol y se complementa con machambrado pintado de blanco. Los pisos de madera son de una demolición en Brasil. Muchos de los muebles los diseñan en el estudio y se fabrican directamente en Punta del Este. “Primero hacemos un planteo de cómo usar el espacio y después pensamos en una decoración contemporánea con muebles muy simples, cómodos y de líneas puras”.
Para el living se optó por una paleta en tonos crudos con toques de naranja. Los sillones son de gabardina blanca, mesa ratona de madera, alfombra marroquí y lámpara forrada en arpillera. En el dormitorio principal se dispusieron silloncitos de los años 50, un aparador de madera antigua, lámpara colgante de mimbre, adornos de Buda y floreritos de vidrio. La cama tiene un baldaquino de hierro y los almohadones son orientales. El baño recuerda el de un trasatlántico donde se combinan la madera y las venecitas azules. Se colocaron dos bachas iguales de forma rectangular apoyadas sobre una mesada de madera las cuales hacen juego con los espejos circulares que se asemejan a las escotillas de un barco. Los cuartos de los chicos tienen unas líneas muy simples con paredes revestidas en machambrado pintado de blanco, un estante para libros y juguetes, una lámpara colgante de oriente y mesita de luz de tronco.
Proyecto y dirección: Martín Gómez
Producción y fotos: Surpressagencia.com