En realidad, para la mayoría de los niños leer siempre fue una actividad relegada al ámbito escolar y, hay que reconocerlo, los libros de textos no ayudaban mucho, con sus páginas de letra apretada y pocas imágenes, que buscaban sobre todo formar y no entretener.
Por ello, tratar de crear el hábito lector en el niño de hoy -más activo e inquieto que los de antes, debido a los diversos estímulos que recibe- no es una tarea fácil, ya que cuenta con muchas actividades que le resultan placenteras y que no incluyen a la lectura. Es fundamental saber qué es lo que los atrae y qué puede llamar su atención.
El hecho de que en la actualidad la variedad de libros para el sector infantil y juvenil sea muy grande les permite tener acceso a textos breves que siempre están acompañados por imágenes que ayudan a que el chico se entusiasme rápidamente.
Lo que en la Argentina se conoció siempre como historieta llega ahora desde España con el nombre de “novela gráfica”: un libro en el que ilustraciones magníficas, a todo color y a toda página muchas veces, compiten en un pie de igualdad con las versiones de textos célebres. Por ejemplo, el sello local Ediciones de la Flor tiene una colección especialmente dedicada a este que podría llamarse “nuevo” género, con algunos títulos de gran calidad: Fahrenheit 451 y Crónicas marcianas de Ray Bradbury compiten tranquilamente con otros textos de la editorial como Sonoman I y II, o la inefable Mafalda, que a estas alturas ya es una competidora seria de las mil y una versiones de Alicia en el país de las maravillas.
Otro “género”, es decir, una forma de libro que siempre existió pero que ahora pasó al frente porque interesa tanto a los niños y adolescentes como a los adultos, es el del libro-álbum. De gran tamaño, con ilustraciones sorprendentes y textos muy, muy breves (a veces, una línea solamente), los libros álbum o álbumes ilustrados también están ganando la batalla a los e-books o a las tabletas de bolsillo.
En realidad, como se puede entrever, hoy no hay etiquetas demasiado firmes, porque el signo de nuestra época es el cruce de lenguajes: el cine, la publicidad, la animación nos rodean y nos condicionan. Y han sido, no por casualidad, las editoriales especializadas en libros para chicos y adolescentes las que han sabido adaptarse mejor a estas novedades, porque siempre el arte y la literatura han animado a los niños a descubrir colores, aventuras y a jugar con su idioma y con la imagen.
Por fin, lo que también caracteriza a estas nuevas ediciones es la falta de prejuicios: es tan bueno leer una historieta como una historia de la alta literatura reinterpretada por algún ilustrador, porque esa es, precisamente, la mirada y el gusto de los chicos. Para ellos vale lo que es entretenido y está bien hecho. Ellos no necesitan estar “a la moda” como los adultos. Por eso es tan placentero hoy acercarse a la zona de las librerías en donde está el sector de infantiles y juveniles: allí está el punto de vista inusual o la posibilidad de recuperar los cuentos y los poemas aprendidos en la infancia, pero reinventados.
Para la licenciada en psicopedagogía Sandra Marchand, “sin motivación nada ocurre. Es interesante que padres y docentes tomen esta opción como un estímulo que podrá ayudar al niño a no sentir a la lectura como su ‘enemigo’, pues son textos que facilitan la importante necesidad del lector de leer para comprender”. Y también para disfrutar.
Los libros de “chistes”
El humor y las actividades lúdicas, a través de los libros de “chistes” y entretenimientos, son una muy buena opción para aquellos chicos que no encuentran un interés particular por la lectura, o simplemente la perciben como un aburrimiento. Sandra Marchand también observa que “a partir de los ocho años los chicos suelen estar expuestos a textos relativamente extensos y en algunos casos presentados de una manera y con un tamaño de letra poco motivador, es por ello que este tipo de material brinda una interesante apertura a la lectura. Y no olvidemos que leer chistes significa reírse”. Muy importante.
El humorista gráfico y guionista de Ediciones Mawis, Jorge Lepera, más conocido como JORH, explica que para poder captar la atención de lectores tan chicos –como los de la revista infantil Billiken para la cual elabora diariamente chistes–, “los chistes son una excelente herramienta. Deben ser claros, breves y efectivos, con secuencias absurdas y exageradas, e imágenes que se entiendan fácilmente. El objetivo de esta clase de materiales es que lo que se está leyendo pueda ser comprendido y decodificado por personas de diferentes edades, tanto por chicos como por adultos”. Por ejemplo, los pades.
JORH, que presentó en la Feria del Libro 2014 la recopilación 365- Un chiste por día, concluye que “es importante destacar que este tipo de libros si bien están basados en el humor, no buscan provocar situaciones de burla que hagan sentir incómodos a los chicos. Tanto los textos como las imágenes tienen como objetivo generar la inclusión y el respeto por el prójimo, y su finalidad es desarrollar el gusto por la lectura desde un ángulo divertido y motivador, para favorecer el aprendizaje y al desarrollo personal de cada chico”.