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10 de julio, 2014

Eugenia Heller, el arte de emprender

Desde Entre Ríos, esta artesana nos cuenta cómo en un momento de su vida decidió hacer lo que le gustaba y lo convirtió en su nueva profesión.

 

Eugenia Heller es una artesana que realiza una interesante variedad de objetos, tanto accesorios de moda como de decoración. Pero si bien siempre había trabajado con las manos, nada hacía esperar que el hobby se convirtiera en un medio de vida: “Las manualidades me gustaron siempre, aprendí a coser a máquina siendo muy chica y siempre estaba haciendo alguna cosita, forrando cajas, muñequitos, ropa para las muñecas. Pero eso parecía más un hobby. Lo cierto es que estudié fonoaudiología en la UBA y ejercí durante 5 o 6 años, acá en Gualeguaychú y en Bariloche, donde me fui a vivir a los 24 años. Aunque me iba muy bien, me di cuenta de que no era lo que quería hacer toda la vida, así que dejé el consultorio y empecé a coser”, cuenta Eugenia.

 

– ¿Cómo empezaste?
– Empecé haciendo buzos polares y después ropa blanca. Después del 2001 y teniendo en cuenta que el panorama económico era difícil, mi hermana –que había hecho un curso de vitraux– me enseñó la técnica Tiffany, que es similar a la del vitraux, pero en esta los vidrios se unen con cobre y estaño. Poco a poco y siempre de forma autodidacta, a prueba y error, empecé a hacer cosas por mi cuenta. Por ese entonces, vendí en muchos negocios de Bariloche. Pero como la mayoría de la materia prima es importada y muy cara, llegó un momento en que no pude tercerizarlo, básicamente porque el margen de ganancia era muy pequeño. Hoy sigo haciéndolo y lo vendo en forma particular.

– ¿Cómo llegaste a trabajar con papel?
– Me ofrecieron dar un taller de artesanías en un barrio humilde de mi ciudad. Quería enseñar algo que tuviera bajo costo de materia prima. Así fue como comencé a buscar cosas que se pudieran hacer con materiales reciclables y me encontré con estas artesanías que, a partir del papel de diario o revistas, tenía una gran variedad de opciones. Me pareció maravilloso cómo unas hojas de diario se podían transformar en objetos utilitarios o decorativos, o una revista en un collar único e irrepetible

– ¿Qué ofrece este material?
– En general, las artesanías insumen muchas horas de trabajo; por eso, para poder comercializarlo, es muy importante hacer algo con el menor costo posible en materiales. Pero, además, tiene algo invalorable: el aspecto terapéutico de trabajar con las manos, crear, probar y utilizar distintas técnicas, porque en cada objeto está un poquito del alma de quien lo realiza.

– ¿Armaste un negocio a partir de las manualidades que hacés?
Parece que sí (risas). Les mostré las cosas más nuevas a mis allegados y ya me encargaron.

 

La técnica
Eugenia cuenta cómo usa el material elegido: “Se necesita, papel de diario, tijera, cola, y un palito de brochette o aguja de tejer. Se corta el diario en tiras, que serán de distinto ancho, según qué es lo que se quiera hacer. Se toma la tira de uno de los vértices, se pone el palito en diagonal y se empieza a enrollar hasta llegar al vértice contrario; poner un poco de cola para cerrar el rollito de papel y sacar el palito de brochette. Los palitos se pueden pintar o teñir antes o después de terminado el trabajo, según que sea lo que queramos hacer. Para que ganen rigidez se les dan una o dos manos de cola. Por último, se protege el trabajo con una mano de barniz al agua. En el caso de la bijouterie, la base es la misma, se cortan triángulos y se enrollan en un escarbadientes. No hay que pintarlos solo se le pasa una mano de barniz”.

 

Texto: Florencia Romeo