“Era un pibe de barrio y hoy sigo siéndolo, ya que sigo viviendo en mi Quilmes natal. Soy un tipo familiero y en mi trabajo, mi hermano es mi mano derecha”, se presenta Martiniano Molina. Hijo de un bioquímico-político y una homeópata, nació en una familia muy comprometida con la salud. Un día algo en él despertó y descubrió que ser un hombre de los medios no lo completaba. Se reconectó con esa infancia rodeada de afecto y naturaleza y decidió “mandarse nomás”, como se dice entrecasa, y agregar sentido profundo a su día a día. Hoy es un referente de la educación por la sustentabilidad que le pone el cuerpo y el alma a promover las buenas prácticas en lo cotidiano.
No dudó en virar de las grandes ligas del canal Gourmet, el diario La Nación o ser la cara de primeras marcas, para que sus palabras y su hacer estuvieran alineados. Si bien era el niño mimado de los anunciantes de alimentos, cocinas y todo lo vinculado a la grastronomía, dicen que renunció al canal de cable cuando entró un gran auspiciante que con cuyas ideas no comulgaba, porque no producía alimentos demasiado saludables. Hoy volvió a El Gourmet.com con otra impronta y su público se lo agradece.
Nuevos aires, nueva etapa
Al no encontrar proyectos que lo indentificaran con su nueva etapa, decidió abrirse camino e invirtió gran parte de lo que había ganado en la creación de El Jardin de la Aurora, la primera escuela de pedagogía Waldorf de la zona sur, a la que le dedica gran parte de su tiempo. Vive frente al río, en una casa que él mismo construyó y en dónde crecen sus frutas y vegetales que cuida junto a su pareja, la periodista rosarina Ileana Luetic, conocida en su ciudad como “la promesa de la TV que lo dejó todo por amor”, con quien esperan una beba. Martiniano ya es padre de Violeta, de 12 años, hija de su primer matrimonio.
Discípulo predilecto del Gato Dumas, pionero y referente indiscutido de la gastronomía, al punto de ser el padrino de Olivia, la hija menor del recordado cocinero, es inquieto, sencillo y muy cariñoso con todos. Y así fue que un día descubrió que se puede vivir de una manera sustentable, más consciente, amigable con el medio ambiente. Sabe por experiencia propia que el autosustento es posible, que es cuestión de enseñar el cómo. Por eso participa, por ejemplo, en la organización de Expo Sustenta.
Casi, casi, un político
Martiniano, micrófono en mano, emprende una recorrida por Expo Sustenta, acercándose con amabilidad a cada feriante y siempre escoltado por el público. Como en un gran abrazo, la gente camina junto a él para conocer a las personas detrás de los productos. Martiniano los abraza, saluda y uno por uno los invita a explicar su propuesta, su historia. No quiere ser el protagonista: deja que cada uno sea famoso por un rato.
“Cada vez hay más encuestas para saber qué quiere el consumidor”, dice a viva voz, “y es por eso que hoy acá todos estamos diciendo que queremos consumir productos que no contaminen, que no nos enfermen, que queremos que haya una coherencia entre el dinero que gana el que produce y el precio final. Cada vez que elegís qué comprar, estás dando tu opinión”, enseña con un entusiasmo contagioso, casi propio de un gurú urbano.
BioMercado es la propuesta mensual que Martiniano impulsa para hacer conocer las bondades de una alimentación más saludable. En este mundo, los tomates no son redonditos y perfectos, as lechugas no se jactan de ser todas del mismo tamaño. Eso sí: el sabor es inigualable y el tomate tiene gusto a tomate. Esa experiencia que él mismo vive en su huerta cada día es la que desea contagiar. No solo a Violeta o a su futura beba que espera en pocos meses, sino a todos.
Martiniano tiene buena imagen y mejores ideas, en sus empredimientos logra convocar a todo el espectro de los partidos políticos para que participen con stands. ¿Qué tan cerca está de la política? ¿Veremos un Martiniano Molina en el Congreso? “No me interesa una política partidaria porque una semilla no responde a esa lógica sino que crece solamente en condiciones saludables. El poder enferma cuando está concentrado, llegó el momento de redefinir la política y el solo hecho de elegir comprar un producto u otro ya es comenzar una revolución de la conciencia”, explica el ex handballista.
Texto: Andrea Méndez Brandam.
Fotos: Lore Beron y El Gourmet.com.