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10 de agosto, 2015

Francella, un capo

Una sorpresa tras otra es lo que nos viene provocando Guillermo Francella. Ya lo hizo en “El secreto de sus ojos” y ahora vuelve a deslumbrar en la película “El clan”, basada en la historia de la familia Puccio, donde interpreta a un verdadero capo di mafia. Un grande que sigue creciendo.

 

La comparación surge inevitable. ¿Cuál es el verdadero Francella, el de la comedia familiar y popular o el actor exquisito de historias densas, difíciles? ¿El de los Benvenuto o el de “El secreto de sus ojos”? En realidad, es todos. Lo que sucede es que, finalmente, ha demostrado que es un actor, a secas, en toda su dimensión. Alguien que ayer hacía la comedia familiar “De carne somos” y muchos años después, se arriesgó a hacer un casting y así se ganó uno de los papeles principales de la película “Rudo y cursi”, junto a Gael García Bernal y Diego Luna, a las órdenes del director mexicano Carlos Cuarón.
Guillermo Francella nació en febrero de 1955, en Villa del Parque, uno de los míticos cien barrios porteños, pero vivió siempre en la zona norte del conurbano bonaerense, en Beccar. Fue un muchacho con mucha calle, que estudió periodismo y hasta llegó a trabajar un tiempo en la revista Gente, pero lo suyo era la actuación y hacia ahí dirigió sus energías.
Debutó ya grande en la televisión, en 1984, cuando ya tenía 29 años y lo hizo en “Historia de un trepador”. En esa época ya participó en diversos filmes, en papeles menores. Debió esperar hasta 1988 para tener un éxito, como fue “De carne somos”, una clásica comedia familiar y a partir de entonces construyó una carrera sólida, aunque poco prestigiosa para la crítica, como suele suceder con los actores cómicos que llegan al gran público. Sabido es que se aprecia poco la capacidad de hacer reír. Pero, lentamente, fue cambiando su perfil. En teatro, con obras como “Los productores”, comedia musical en la que compartió cartel con el gran Enrique Pinti.
Como buen acuariano, es un fuera de serie que hace lo que otros, en su situación, ni pensarían en hacer. Por ejemplo, un casting con un director mexicano, para finalmente quedarse con uno de los roles secundarios de la película “Rudo y cursi”. Sí, en un momento en que cualquier actor de su trayectoria habría hecho guardia junto al teléfono, para atender la llamada a través de la cual le ofrecen un trabajo, él se arriesgó a la audición que podía consagrarlo… o decepcionarlo. Salió todo bien, pero se animó a correr el riesgo. Fue un llamado de atención: Francella estaba para más. Y esto lo vio Juan José Campanella, quien lo convocó para “El secreto de sus ojos”, ocasión en que el actor debió afeitarse su característico bigote. Ese papel fue el antes y el después del gran público, que así descubrió a un actor completo y con muchas posibilidades, cuya mayor habilidad consiste en que puede hacernos reír o llorar, en comedia o drama, Francella siempre rinde. Eso advirtieron los directores más prestigiosos, que empezaron a llamarlo, como es el caso de Ana Katz y ahora Pablo Trapero, quien le dio el papel que seguramente termine de consagrarlo entre el gran público.
Casado desde hace 25 años con Marynés Breña, tiene dos hijos, que ya le siguen los pasos: Johanna y Nicolás, este último ya viene hilvanando también éxito tras éxito, entre comedias livianas por TV y teatro del serio. Porque algunas cosas se heredan, pero otras se adquieren gracias al ejemplo de un padre tan talentoso, como es el caso de Guillermo Francella.

 

Texto: Florencia Romeo.