Cualquiera que mire desde afuera, podría pensar que Lucila Dietrich, Luli, ha sido una niña mimada. Lo cierto es que, al igual que sus hermanos, fue criada en la cultura del trabajo y el esfuerzo y los resultados están a la vista. Licenciada en Publicidad, fundadora y directora de Mujeres Al Volante (mujeresalvolante.com), casada, madre de una hija de doce años, es accionista del grupo Dietrich y encargada del Consejo de Familia de la empresa. Antes cumplió con diversas tareas y ocupó varios cargos, pero en la actualidad el sitio web es su prioridad. De su experiencia y de la relación mujer/auto hablamos con ella, una auténtica experta en la materia.
-¿Cuándo te incorporaste a la empresa familiar?
-Cuando terminé el colegio, mis padres siempre fueron de la idea de “laburar y estudiar”. Podíamos trabajar donde quisiéramos, pero obviamente teníamos las puertas abiertas acá, porque mi padre quería que la concesionaria se convirtiera en una empresa familiar. Somos cuatro hermanos, los dos mayores ya trabajaban acá y cuando terminé el colegio empecé yo también, mientras hacía el primer año de la facultad. Como yo estudiaba Publicidad, empecé con algunas cosas del tema, como armar avisos. Además, todos comenzamos vendiendo: mis hermanos, autos; yo, planes de ahorro. Ahí empezamos una capacitación en las diferentes áreas de la empresa, para ver qué nos gustaba. Coni, la más chica, por ejemplo, trabajó durante un año y dejó, hoy es fotógrafa. Todos arrancamos teniendo un jefe, no empezamos siendo accionistas, como somos hoy, hicimos una carrera dentro de la organización, que coincide con el crecimiento de la empresa.
-¿A qué te dedicaste en la empresa?
– En ese momento no había departamento de Publicidad, de Atención al Cliente o de Recursos Humanos, todas áreas que yo fui creando. Armé el departamento de RRHH, que hoy tiene su estructura y su respectivo gerente. En esa época en total éramos 50 personas, hoy somos 500; era una sola concesionaria, hoy es un grupo que abarca Ford, Volkswagen, Localiza, una empresa de blindaje, es otro modelo de negocio… Cuando estaba en el departamento de Marketing hacíamos estadísticas de atención al cliente, de satisfacción, de indicadores de mercado, etc, y en 2008 empezamos a ver un comportamiento diferente en las mujeres cuando iban a los espacios Dietrich. Para comprar un auto, para alquilar, las minas venían solas. Si venía el hombre solo, decía: “Bueno, lo tengo que consultar con mi mujer”. Nos dimos cuenta de que la industria automotriz está muy enfocada hacia el mundo masculino y nos preguntamos por qué no iniciar una conversación diferente con las mujeres. Ahí creamos un newsletter mensual, Mujeres al Volante, que se enviaba a una base de datos de mujeres que teníamos en Dietrich. Hay muchas marcas que les empiezan a prestar atención a las mujeres, pero algunas se limitan a pintar el logo de rosa y no es así. Tenés que hacerlo desde lo conceptual y desde la experiencia de la marca. Así fue que empezamos a organizar eventos, para conocer más a las mujeres. Además, ampliamos nuestra base de datos, hacíamos participar a las mujeres con una amiga, porque es incómodo cuando te invitan a ir sola…
– El newsletter creció mucho…
-Siempre tuve en claro que no quería llegar únicamente al público de Dietrich, lo que era un gran desafío, porque si yo me abría tenía que ser objetiva. Y si alguien venía y me preguntaba qué auto podía comprar, yo no me podía limitar a decir Ford o Volkswagen. Tenía que ser objetiva y hacer un análisis de mercado y ver qué era lo que más le convenía. Pudimos separarlo de Dietrich el año pasado. Sigue siendo una unidad de negocios que depende del grupo, pero que es independiente. De hecho, tenemos a Fiat en la página y como grupo no vendemos Fiat.
-El hecho de que otras marcas avalen Mujeres Al Volante da cuenta del crecimiento que tuvieron.
-Aprendieron a convivir, sabiendo que aunque es parte del grupo Dietrich, es una comunidad objetiva. Además de independizarnos, generamos un nuevo espacio en las redes sociales, que no lo teníamos, y en la web, para ver cuáles son las reales necesidades de las lectoras. Por ejemplo, todas piden escuelas de manejo, porque no se sienten bien tratadas cuando van a averiguar y aprender. Nos queremos posicionar como ese lugar donde la mujer consulta cuando tiene alguna necesidad respecto al auto. Ser las referentes. Por eso, muchas sacan el registro y lo primero que hacen es mandarnos la foto, incluso antes de enviársela a la familia. ¡Es increíble! El reconocimiento es inmenso. Una mujer nos escribió que tenía a su hija enferma y que le llevaba dos horas el viaje para hacerle la quimioterapia. Encima, tenían auto y el marido se lo dejaba, pero él tenía que irse a trabajar. Le recomendamos una escuela de manejo, averiguamos quiénes eran las mejores personas y conseguimos que la propia dueña le diera las clases. Y logró manejar. Hoy su hija está bien, pero ese año de tratamiento ella optimizó los tiempos. Obviamente nos contaba del miedo que tenía las primeras veces con su hija en el auto, pero por una causa mayor aprendió y vio las ventajas que le reportaba. Tenemos proyectos, como la boutique de accesorios de Mujeres al Volante, que nos piden mucho, las cosas ridículas que le ponemos al auto pero nos gustan… Vamos viendo qué cosas les interesan respecto al auto y las vamos desarrollando.
–Hoy el newsletter se convirtió en un sitio…
-Hoy Mujeres al Volante es una comunidad de mujeres en el mundo de los autos, algunas que están al volante y otras que quieren estarlo.
¿AUTO WOMAN FRIENDLY?
Tanto por su trabajo en el Grupo Dietrich como por la experiencia al frente del sitio web Mujeres al Volante, Luli se transformó en una fuente de consulta respecto a la relación de la mujer, en general, con el auto.
–¿Cómo se vincula la mujer con el auto? Para algunos varones, no todos, por supuesto, es casi una prolongación de sí mismos, los define. ¿Qué les pasa a ellas?
-Las mujeres tenemos un sentimiento por el auto. Más allá de que es un recurso que nos simplifica la vida, por las multitareas que desarrollamos, a la vez hay un punto afectivo, porque de diez mujeres que les preguntás, siete le ponen nombre. Además, uno se encariña con los autos que tiene durante mucho tiempo. Hay cosas que tendríamos que filmar… Cuando vienen a dejar su auto usado en parte de pago, el hombre está contento porque lo cambia por un auto mejor; en cambio, la mujer le saca fotos, se saca la selfie… El otro día, una amiga dejó el auto, que tuvo 10 años, y me decía “acá tuve a todos mis hijos, estaba casada y ahora divorciada” y la entrega del auto le permitió recapitular lo que habían sido estos diez años.
-Cuando una mujer viene a comprar un auto, sea soltera, casada, separada, con o sin hijos, ¿qué busca, qué prioriza, qué pregunta?
-Tengo que dividir, porque cuando son madres priorizan la seguridad, siempre que lo puedan pagar. En una situación promedio, la mujer prefiere tener menos accesorios pero sí asegurarse que el auto sea seguro. Se fija en los airbags, etc. Esto pasa con cualquier madre, no solo de chiquitos, porque cuando son adolescentes te usan el auto y querés que sea seguro. Las mujeres jóvenes sin hijos, que buscan su primer auto, lo quieren lindo y barato, canchero, porque las chicas jóvenes ni a palos andan en un Fiat 125 viejo, usado, como el que usaba yo, las chicas de ahora tienen más pretensiones (risas). En resumen, las jóvenes buscan bonito y barato, las madres lo primero que les interesa es la seguridad. A veces he leído que a las mujeres les importa más el color del auto y nosotros, en realidad, vimos que eso le interesa mucho más al hombre. También el tema del baúl, prueban si les entra el cochecito, mientras que el hombre se fija si da la medida para los palos de golf. Las mujeres también se fijan si los chicos van cómodos, si tienen el sistema fit para los bebés, que ponés la sillita al revés.
-¿Con qué auto empezaste a manejar?
-Con un Citroen Mehari, con el que aprendimos todos en la familia. Cuando cumplí 18 tuve la suerte de que mis padres me regalaron un Fiat 125 blanco, de ni sé qué año, que tenía un motor Tempra, que andaba rápido, y yo lo amé a ese auto. Estaba lleno de calcomanías que le fui poniendo, para tapar algunos toques. Después empecé a laburar y me ayudaron a cambiarlo por un Volkswagen Gol, usado también, cuando cumplí 21. Era un auto mucho mejor, pero el Fiat era un gran amor.
MANEJO, ASIGNATURA PENDIENTE
Aunque estemos en pleno siglo XXI, son muchas las mujeres que no solo no manejan, sino que ni siquiera se plantean aprender.
-Según la experiencia de ustedes en Mujeres al Volante, ¿cómo aprenden a manejar hoy las mujeres, les enseñan, van a una escuela? ¿A los 18 todas las mujeres aprenden a manejar?
-No todas aprenden a manejar y las que lo hacen van a una escuela de manejo, salvo que tengan la suerte de tener un padre con paciencia como el mío. Pero las chicas son más prácticas, se anotan y listo. Hoy, los varones a los 17 van y sacan el registro, pero las mujeres no. Ahí volvemos a la primera pregunta: garpa tener auto. “Te voy a buscar”, el hombre tiene esa necesidad… La mujer, a la inversa: “me llevan, me traen”… Mi consejo a las madres es que les insistan a sus hijas, para vos es mucho más seguro saber que tu hija va a manejar el auto a que la lleven, que se suba con cualquiera, más con el tema del alcohol. Vos tenés que ocuparte de tu hija. Si ella va a andar en el auto de otro, te tenés que ocupar de los otros. Pero si vos le hacés una bajada a tu hija de que si toma de más, deja el auto y toma un taxi, lo podés manejar mejor.
-¿Cómo se llevan las mujeres con el taller mecánico y la mecánica en general?
-Por lo general, no les interesa saber demasiado. Seguro que hay excepciones, obvio. También es cierto que con los autos modernos es medio imposible, porque lo único que podés hacer es medir el aceite y gracias. Igualmente, hay ciertas cosas que me parece importante saber: cada cuánto se hacen los services, en cuanto tenés que calibrar los neumáticos si te vas de viaje, y esa información la ponemos en Mujeres al Volante. Y cuando vas a los talleres o a los concesionarios, es bueno saber de qué te están hablando, yo siempre digo que unos conocimientos básicos una tiene que tener. Y eso lo encuentran en Mujeres al Volante.
MÁS QUE UN SITIO, UNA COMUNIDAD
En el sitio Mujeres al Volante las mujeres encuentran un espacio virtual que se convierte en real cuando es el primer lugar al que envían la foto con el registro recién sacado, cuando encuentran info que les resulta útil, donde nadie las menosprecia ni subestima sino todo lo contrario: una comunidad que confía en ella y la alienta a ir por más.
-Si hoy entramos a Mujeres al Volante, ¿qué vamos a encontrar?
– En la web, todo tipo de información útil. En Facebook, diversión e identificación. Cosas que se relacionan con la experiencia de manejar: “Amo cantar al volante”. O sugerencias, como aprovechar los embotellamientos (si estás sola y no con un crío de 2 años, obvio). ¿Cuántas veces podés estar un rato sola? Ponete buena música y relajá. Para las madres de adolescentes es un momento ideal para hablar, cuentan más que si nos ponemos cara a cara, son momentos para aprovechar.
-¿Cómo conciliás lo familiar con lo laboral, que es intenso?
-Antes era directora del Grupo Dietrich y hoy soy coordinadora del Consejo de Familia, un órgano de gobierno que tienen las empresas familiares, que se dedican a resguardar los valores con los que se creó la empresa y los intereses de los accionarios. Esa salida me dio más libertad, porque tengo menos horarios, menos reuniones (que es lo que más tiempo te lleva en una empresa), no más asuntos operativos con la organización y me permite tener tiempo para atender los temas operativos con Mujeres al Volante. Esto tiene una ventaja y es que muchas cosas las puedo hacer desde casa. Dos veces por semana voy a buscar a mi hija al colegio y como tiene doce años, cuando llega hace sus cosas y ahí tengo un rato más para seguir trabajando. Lo manejo bien.
-¿Cómo se armoniza que uno de los accionistas sea funcionario y busque aumentar el uso de la bicicleta en detrimento del auto? (NdeR: Guillermo Dietrich, hermano de Luli, es subsecretario de Transporte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).
-El hecho de que fomente el uso de la bici no quiere decir que la gente deje de comprar autos. Lo que fomenta la subsecretaría de Transporte de la Ciudad es el cuidado del medioambiente y ayudar a que haya menos tránsito. Pero la gente sigue usando y comprando autos. De todos modos, la bici es muy aceptada por los jóvenes, pero para los mayores el auto es una costumbre muy arraigada.
-Es algo que va a llevar años, pero vamos hacia ahí.
-Mis amigas me dicen: “Pero llegás toda chivada a trabajar” y no, no es así. En cualquier lugar del mundo se ve que las mujeres van en sus bicis hasta con tacos. Lentamente vas viendo hombres de traje en sus bicis y lo mismo en motos. Pero eso no quiere decir que esa misma persona no se vaya a comprar un auto. No compiten la bici y el auto. Yo lo defino así: el auto me da la libertad para moverme lejos y la bici me da libertad para moverme más rápido en el centro.
Texto: Florencia Romeo.
Fotos: Diego García.