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12 de marzo, 2016

Julieta Arroquy: “Nunca tuve claro hacia dónde iba”

A punto de publicar el cuarto tomo de Ofelia, la periodista y humorista gráfica habla de cómo el dibujo llegó a su vida hace menos de una década, de la importancia de tener una vocación y profesión a la que aferrarse y de la búsqueda interior para liberarse de los mandatos.

 

Siempre creyó que había desembarcado en el dibujo a raíz de una ruptura amorosa. O, al menos, eso era lo que pensaba Julieta Arroquy (41), cuando a los treinta y pico encontró que las letras no le alcanzaban para expresarse -todo un cambio para una periodista-. “Después, con los años, me di cuenta que lo que me movilizó fue algo más personal. Cuando empecé, no dibujaba desde la escuela secundaria. Y sin embargo fue por ahí por donde vino la salida de una crisis cuyo trampolín fue el fin de una relación pero que tuvo que ver más con una búsqueda personal, con rellenar un agujero en la vocación… Yo nunca alcanzo una conformidad que me colme del todo”, dice la periodista y humorista gráfica, creadora del personaje Ofelia, una mujer con aspecto de niña que se planta con ideas claras y batalla contra su época, que está por publicar con Ediciones de la Flor su tomo 4 en la Argentina, el 2 en España y posiblemente una antología en México.

-¿En qué momento se definió como un hacer y como parte de tu vida?

-No me siento cómoda en las categorizaciones. Creo que uno se va redefiniendo todo el tiempo y hoy no es lo que era ayer. Uno siempre está evolucionando o mejorando de algún modo. Sí el dibujo se ha convertido en una gran parte de mi vida pero no es la única. Y creo que esto ha tenido un gran acompañamiento del universo, porque para la energía que yo le pongo han pasado muchas cosas. No es que no me dedique, pero es más grande lo que ha sucedido que lo que busqué deliberadamente. El dibujo es un cincuenta por ciento de mi vida y lo demás está dedicado a la escritura y al periodismo, que es lo que me sostiene y me da aire creativo para poder dibujar sin la presión de tener que hacerlo todos los días.

-¿Cuánto se parece tu vida de hoy a la que imaginabas cuando empezaste?

-No tenía muy claro hacia dónde iba. Yo había estudiado Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires porque quería convertirme en periodista. Mientras estudiaba trabajé en un banco nueve años para sostenerme y recién en los últimos años empecé a meterme en el periodismo como freelance y a trabajar en una agencia de producción de contenidos de marcas. De ahí cambié a una agencia de comunicación institucional, y eso me tranquilizó bastante porque después de haber estudiado una carrera, uno aspira a tener un trabajo más o menos alineado con lo que estudió… Pero no estaba como con grandes sueños en la cabeza ni tenía metas a largo plazo.

-Y ahora que tu oficio se fue definiendo, ¿te imaginás de acá a diez años?

-No, ahora tampoco. Me cuesta pensar en los 50. Creo que así como apareció Ofelia y tomé un rumbo que no esperaba ni con el que fantaseaba siquiera, lo que puede pasar o para dónde puedo ir se va armando. Al menos para mí, es así. Voy haciendo y tengo claro que lo que hoy puede llenarme es probable que mañana ya no.

-¿Cómo es el balance entre lo hecho y lo por hacer?

-Uno está atravesado por las experiencias, sin duda. Y después está todo lo que uno puede llegar a tener pendiente. Ahí hay que hacer como una gran limpieza de cuáles experiencias le pertenecen realmente a uno y cuáles le son impuestas. Sobre todo para las mujeres, cuáles deseos o fantasías son impuestas de algún modo, por mandatos sociales que aunque no estén escritos en ningún lado, están ahí como vibrando todo el tiempo. De lo que más contenta estoy es de, sobre todo en los últimos diez años, de haber hecho un gran trabajo personal de autoconocimiento. Porque claramente lo que uno pensaba a los 30, a los 40 ya no lo piensa más. Y lo que pensabas a los 20 parece que fuera de otra persona. Y uno tiene que desaferrarse a preconceptos e ideas a los que uno se había atado. Y uno se va liberando con eso.

-¿Cuáles son esas experiencias que te inclinan la balanza de los últimos diez años?

-Estoy contenta con todo lo que me tocó vivir: convivencias con hombres, viajar, aprender, analizarme, estudiar, trabajar duro y animarme a vivir las cosas que se fueron presentando. Que fueron muchas y todas me enriquecieron y me hicieron crecer. Y me sorprendieron muchas.

-¿Alcanza con la profesión?

-Me parece que tiene que ver con las canastas en las que uno pone los huevos. En mi caso, no están todos en el humor gráfico porque no me pasa de tener una necesidad compulsiva de dibujar. Hay algunos puestos ahí, otros en teatro, ahora otros en astrología, en el periodismo y después en satélite hay un montón de otras cosas como la familia, los amigos, las parejas. Pero creo que es muy organizador tener algo a lo que uno se puede aferrar y que lo ponga a uno mismo en el centro, porque cuando uno pone en el centro otras cosas de las que no puede tener control y se mueven, todo es más inestable. Sí creo que es muy importante para las mujeres tener ese “cuarto propio”, como decía Virginia Woolf. Que no es un espacio físico sino un espacio interior en el que uno se siente contento con quién es y con lo que hace y con lo que siente que vino a aportar al mundo de algún modo.

-Creaste un personaje, Ofelia, que es una mujer y una mujer que indaga, analiza y explora el universo femenino. ¿Qué se te reveló del mundo de las mujeres?

-En 2016 ya nos vamos dando cuenta de que los mundos masculino y femenino son bastante parecidos. Me parece que todos somos seres emocionales de la misma manera, a pesar de los estereotipos construidos. Creo que Ofelia representa a algunas mujeres y no a todas. Ya es imposible decir que todas somos dramáticas o independientes… Creo que de lo que se trata y mi desafío con Ofelia es escapar a los clisés del estereotipo. Es una mujer a la que no le interesa la moda, no tiene hijos, no está preocupada por las dietas o la estética, sino que trata de ahondar en preguntas que tienen más que ver con el ser humano y en ese sentido abarca a distintos géneros.

-¿Algún sueño o fantasía?

-Tengo como fantasías que tienen que ver con todos y no sólo conmigo. Encontrar maneras más empáticas de vincularnos. Mi fantasía es vivir con menos miedo y animarnos a vivir cosas sin estar analizando todo constantemente, sacarnos los prejuicios y los juicios.

 

Texto: Paula Bistagnino
Fotos:  Diego Garcia