“Cuando comencé este sueño hace ocho años todo era ilusión y soñar. Trabajé muchas horas sola en la cocina de mi casa mientras mi familia dormía, de madrugada y corriendo contra un reloj que sonaba a las 6.30 de la mañana y me indicaba que tenía que ir a la oficina, que en ese momento me pagaba el sueldo… Fue un año entero largo y agotador, pero a todas ganas”, recuerda Natalia López que, ocho años después, con vaivenes, tiempos felices y no tanto, hoy reafirma que el camino de emprender un proyecto personal fue la mejor decisión. Ella es la creadora, dueña y cocinera de Farinetas, pastelería con concepto, una “fábrica” unipersonal de galletitas, tortas y cupcakes personalizadas. Oriunda de Tigre y asentada en Lomas de Zamora, donde aun vive y desde donde trabaja, además es mamá de dos nenas, Olivia y Margarita, y mujer de Pablo, sostén afectivo fundamental para el desarrollo de su emprendimiento.
-¿Cómo nace el proyecto de Farinetas?
–Farinetas nace de la búsqueda de unir pasiones, de buscar una actividad que pudiera fundir el tiempo para pasar con mi familia y el trabajo. De mi amor por la cocina y el trabajo artesanal. Comencé trabajando, durante las noches al regresar de la oficina y con pequeños pedidos…
-¿En qué momento se convirtió en un emprendimiento rentable?
-La verdad es que fue todo mucho más rápido de lo que hubiera pensado al comienzo: al año de estar funcionando, el proyecto ya era rentable y entonces pude dar el salto de dejar mi trabajo y dedicarme de lleno.
-¿Cómo se compone hoy Farinetas?
–Farinetas soy sólo yo y mi alma… Y un marido todo terreno que hace malabares para ayudarme. Eso, él, fue y es muy importante realmente para que yo haya podido hacer esto. Porque él me ayuda y acompaña con el trabajo, además de también ocuparse de nuestras hijas, la administración… Con la vida entera.
-¿Con qué desafíos te enfrentaste como emprendedora?
-El mayor desafío como emprendedora es manejar el tiempo para que mi trabajo no me pase por arriba. Las horas que paso trabajando en la cocina, contestando mails, entregando pedidos, siempre es más de lo que debiera ser.
-¿Qué aprendiste en el camino? ¿Te hizo crecer como persona?
-Aprendí que hay que delegar tareas y confiar en que las demás personas pueden hacer bien las cosas tanto como yo. Eso no es fácil de aprender pero es necesario. Es fundamental para poder transitar esto de una manera positiva, porque cuando todo depende de vos y no tenés en quien apoyarte o confiar es mucho más difícil.
-¿Cuáles son los pros y los contras de tener un emprendimiento propio?
-Los pros son muchos: el más importante es hacer lo que me gusta y poder vivir de eso. También manejar mis horarios, tomar decisiones, trabajar para mí y saber que el esfuerzo está dirigido a un objetivo personal. Y las contras son las largas jornadas de trabajo, que muchas veces incluyen los fines de semana.
-¿Cuáles son las cualidades que hay que tener para emprender un proyecto?
-En primer lugar dedicarse a algo que a uno lo apasiona y tener muchas ganas sostiene un emprendimiento. También hace falta paciencia, porque no siempre las cosas salen como uno quiere cuando uno quiere o lo espera. Y la clave es poner amor en cada cosa.
-¿Por dónde pasan tus proyectos hoy?
-Por poder seguir haciendo lo que me gusta y siendo feliz con mi trabajo, por seguir manteniendo la calidad de mi producto y que Farinetas sea cada vez más conocida por eso.
-¿Qué consejo le darías a las mujeres que quieren iniciar un emprendimiento?
-El consejo es que vayan por sus sueños y que hagan con amor todo lo que hagan. Pero además, les diría que tomen su emprendimiento seriamente y que así lo encaren y, sobre todo, que así lo comuniquen a todos. En especial a sus clientes, para que sepan que el emprendimiento es un trabajo y no un hobby de fin de semana.
Más información: www.farinetas.com.ar
Texto: Ana Césari.