-Empezar por salidas de práctica o miniviajes para familiarizar a la mascota con el auto y para poder ver cómo se comporta a bordo.
-Llevar copia de los papeles de la mascota con sus vacunas al día. Si no las tenés, aprovechá para llevarla al veterinario y vacunarla. Si surgiera algún imprevisto en el viaje, cualquier veterinario va a poder atenderla mejor.
-Es fundamental bañar a tu mascota antes de partir. Viajar con un animal limpio es siempre una mejor experiencia para todos los que comparten el auto.
– Las mascotas deben transportarse siempre en el asiento de atrás (con jaula o un arnés especial) con el fin de prevenir accidentes y preservar su integridad física, la del conductor y la del resto de los ocupantes del vehículo.
-La comida antes de salir a la ruta debe ser liviana. Si el animal no está acostumbrado al movimiento del auto, puede ocasionarle malestares y mareos.
-Llevá agua para el viaje y no lo dejes tomar de cualquier canilla del camino porque puede provocarle problemas digestivos y hasta diarrea. Podés llenar varias botellas en tu casa antes de salir o comprar embotellada.
-Hay que hacer paradas frecuentes para que la mascota pueda descansar y hacer sus necesidades. En lo posible buscar espacios abiertos para que camine un poco. Una buena medida para saber cuándo hay que parar es la inquietud del animal.
-Antes de salir es conveniente buscar hospedajes que acepten mascotas en el destino. Por las dudas, también es bueno llevar algunas direcciones de alojamientos en la ruta que permitan el acceso con animales.
-No le permitas a la mascota que saque la cabeza por la ventanilla. Aunque parece que a algunos perros les gusta mucho, puede ser peligroso: a veces vuelan cosas en la ruta y otros conductores tiran desperdicios.
-Llevarlo siempre con una chapita de identificación con un número de celular que permita localizarlo en el caso de que se pierda. Las posibilidades de perderse de una mascota se multiplican en un lugar desconocido. También, en la actualidad, existen microchips con gps.