Aprovechar la topografía de los médanos fue el punto de partida para proyectar esta vivienda en un lote cercano al mar ubicado en Costa Esmeralda -13 kilómetros al norte de la ciudad de Pinamar-. El terreno dispuesto paralelo al mar era un médano prácticamente virgen, forestado por hileras de pinos, y cuyo relieve desciende suavemente en dirección a la costa.
La elección del material, hormigón a la vista, es una marca registrada del arquitecto Luciano Kruk, que lo utiliza en este tipo de viviendas porque mantiene sus condiciones a lo largo del tiempo sin prácticamente requerir mantenimiento. En este caso, los proyectistas lo consideraron especialmente porque su color y textura establecen un diálogo armonioso con el entorno natural del sitio.
Los dueños de la casa necesitaban un área social amplia y luminosa, y estrechamente vinculada con el espacio exterior. Por el contrario, el área privada debía conformarse por cuatro dormitorios lo más independientes posible, servidos cada uno por su propio baño. “Nuestra intención fue desarrollar la mayor parte del programa en una única planta y contar con un espacio exterior a mayor altura, provisto de agua, desde donde contemplar el imponente contexto natural”, afirman los arquitectos, quienes decidieron retirar la construcción más de lo requerido por las normas municipales para que la casa quedara inmersa en medio del bosque. De ese modo, los espacios interiores ganaron también intimidad.
Con la intención de generar un contraste sensorial, el acceso a la vivienda se planteó desde un espacio semicubierto y en penumbra, a través de una escalera estrecha contenida entre dos muros ciegos, que conduce hacia un ambiente amplio y luminoso: la planta principal.
Las actividades sociales se ubicaron en la franja central de la planta, que tiene una forma cuadrada. Allí nace una escalera que conduce a la azotea y que ordena esta área disponiendo, a un lado la cocina comedor y al otro, el estar.
Los dormitorios están ubicados en los cuatro ángulos de la planta para darles mayor privacidad. El equipamiento de los cuartos y sus respectivos baños se despega del perímetro de la fachada para liberarla de obstáculos.
La planta principal se apoya sobre el terreno en el lado alto del terreno. Allí, el cerramiento de hormigón se reduce a un tabique colgado que genera una gran abertura longitudinal a nivel del piso que protege el interior de las visuales del lote contiguo.
En el otro extremo, donde la pendiente del lote permite que la casa se despegue unos dos metros del suelo, las paredes exteriores se materializaron mediante un muro bajo con una abertura lineal en la parte superior. Ambas soluciones permiten generar visuales e iluminar los espacios naturalmente preservando la intimidad.
Contrariamente, las caras del frente y el contrafrente son transparentes. Las ventanas toman todo el ancho y la altura de la “caja”. De ese modo, el espacio interior se amplía expandiéndose hacia el deck semicubierto y unificándose con el exterior.
La maleabilidad del hormigón permitió concebir a la escalera como un elemento de carácter escultórico autónomo. Con la misma plasticidad expresiva se trabajaron los muros que dividen a los dormitorios del sector central generando, hacia ambos lados, salientes y nichos que oficiaron de muebles de apoyo fijos.
En relación a la iluminación de la casa, dada la profundidad de la planta se decidió reforzar la iluminación natural desde la cubierta. Para lograrlo, los proyectistas diseñaron una caja acristalada que aloja la escalera principal y baña de sol el área central. También se incorporaron ventanas lineales sobre las paredes que delimitan el espacio cocina-comedor para crear el efecto de la luz sobre la superficie del muro a lo largo del día.
La azotea se transforma en un apacible espacio de contemplación, rodeado de las copas de los árboles y con vistas hacia el mar, donde emerge la caja vidriada de la escalera. Este espacio mirador, está cubierto por un deck de madera y provisto por un sector de ducha y por dos piscinas contiguas.
FICHA TÉCNICA
Proyecto: Casa L4.
Ubicación: Costa Esmeralda, provincia de Buenos Aires.
Proyecto y Dirección: Arq. Luciano Kruk.
Equipo de proyecto: Arq. Ekaterina Künzel – Arq. Luciano Kruk.
Coordinación dirección de obra: Pablo Magdalena.
Colaboradores: Arquitectos Josefina Perez Silva, Andrés Conde Blanco, Belén Ferrand, Leandro Rossi y Alberto Collet, y Dan Saragusti, Giorgio Lorenzoli, Denise Andreoli y Federico Eichenberg.
Superficie del terreno: 1.100 m².
Superficie construida: 180 m².
Año de construcción: 2015.
Fotografías: Gentileza Luciano Kruk.
Más información: www.lucianokruk.com/
EL ESTUDIO
Luciano Kruk (1974) obtuvo el título de arquitecto en la UBA en el año 2000, donde fue docente hasta 2009 y actualmente es profesor invitado en dicha Universidad. En 2015, su trabajo fue seleccionado para representar al país en el 9no Festival de Arquitectura y Urbanismo “Architecture Week Prague 2015”, en Praga, Republica Checa. Entre los años 2000 a 2012, Kruk integró el estudio BAK arquitectos (Besonías-Almeida-Kruk) obteniendo numerosos reconocimientos por su labor. Sus obras han sido publicadas en numerosos medios especializados de Argentina y de diferentes países de América, Europa y Asia.
Texto: Arq. Paula Baldo.