La apitoxina es el veneno secretado por la abeja, constituido por una compleja mezcla de polipéptidos y enzimas. Un potente activo natural de efecto anti-edad que recupera el perfecto equilibrio entre firmeza y elasticidad, al tiempo que difumina las arrugas más marcadas.
La apiterapia es tan antigua como la misma apicultura, y se menciona en textos chinos de hace 2.000 años. Las últimas investigaciones en cosmética, descubrieron que el veneno de abejas tiene proteínas con propiedades anestésicas, antiinflamatorias y antibacterianas. Se destaca, además, la acción de las hialuronidasas, enzimas con propiedades irrigantes, que degradan los nódulos de grasa, estimulando la circulación, lo que la hace ideal para combatir la celulitis y promover la regeneración celular de la piel.
Pero además, contiene melipina, un derivado de aminoácidos de la miel con cualidades analgésicas, antiinflamatorias y vasodilatadoras que favorecen la irrigación de la sangre y, por ende, el traspaso de nutrientes. Esto se traduce en una mayor producción de colágeno, en una piel luminosa y mayor firmeza a la piel.
Hasta hace pocos años, adquirir este elixir era solo para unas elegidas, pero en la actualidad muchos laboratorios incorporaron este secreto a su nueva línea antiage.