
Mindfulness, traducido al castellano, significa “atención plena” o “conciencia plena”, y consiste en estar presentes en el aquí y ahora, tanto física como mentalmente, atentos a lo que está sucediendo en nuestra experiencia interior así como en nuestro entorno. Quiere decir prestar atención a las experiencias del momento presente intencionalmente, aceptándolas tal cual son, sin juzgarlas como buenas o malas.
El entrenamiento nos permite conectarnos con nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y nuestras emociones con mayor presencia y con una actitud de curiosidad o de exploración. Esto nos lleva a poder entender su interrelación, y tomar un rol más activo en cómo queremos llevar adelante nuestra vida. Se puede desarrollar tanto realizando los ejercicios formales diariamente como aplicando los conceptos y filosofía de vida en nuestras acciones cotidianas.
La práctica cotidiana de Mindfulness tiene diversos beneficios desde diferentes aspectos de nuestra vida:
DESDE LO FÍSICO
– Reducir algunas dolencias físicas cotidianas, aprendiendo a detectar su origen y desactivándolas antes de que se incrementen.
– Transitar los dolores crónicos, aprendiendo a relacionarlos con el dolor de una nueva manera.
– Entrenar nuestra atención para acompañar los procesos del cuerpo desde la aceptación y no desde la lucha interna.
– Fortalecer el sistema inmunológico.
– Mejorar la calidad del sueño.
DESDE LO EMOCIONAL
– Reducir los niveles de estrés y ansiedad.
– Aprender a responder en vez de reaccionar impulsivamente.
– Mejorar las relaciones interpersonales y poder comunicarnos más eficientemente.
– Salirnos del piloto automático, “tomar las riendas” y no dejar que las emociones nos lleven.
– Sacarle carga emocional a las situaciones diarias.
– Lograr más armonía interior y mayor sensación de felicidad, disfrutando de cada momento.
DESDE LO MENTAL
– Aprender a aquietar la mente.
– Manejar mejor nuestros tiempos y no agotar nuestras energías.
– Incorporar herramientas para mejorar la concentración.
– Aprender a dirigir la atención y a sostenerla durante mayores períodos de tiempo.
– Mejorar la eficiencia y la productividad.
– Establecer prioridades y tomar decisiones con mayor claridad.
– Desactivar pensamientos intrusivos catastrofistas o de rumiación.
¿Cómo lograr todos estos beneficios? Hay dos formas que se pueden llevar a la práctica cotidianamente. Las mismas son desarrolladas con más detalle durante los cursos de Mindfulness que organiza el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA).
Por un lado se encuentra la Práctica formal de Mindfulness, que consiste en ejercicios y meditaciones específicas que se realizan de forma regular.
- Meditación sentados, es un entrenamiento de la atención, enfocado en la respiración consciente.
- Escaneo corporal, para registrar las sensaciones corporales desde los pies hasta la cabeza.
- Movimiento consciente, aquí se realizan estiramientos suaves con plena atención.
- Meditación caminando, se llega a un momento presente con cada paso.
En segundo lugar, la práctica de Mindfulness puede ser también informal, respondiendo a la idea de que toda actividad cotidiana puede ser una gran oportunidad para entrar en contacto con el momento presente:
- Lavarse las manos en cámara lenta.
- Comer con atención plena.
- Escucha atenta.
Durante los cursos que se dictan cada vez con más constancia se trabaja con el objetivo fijo de lograr la plenitud total en nuestra vida cotidiana, las prácticas van desde manejo de las emociones, visualizaciones guiadas, técnicas de respiración, entrenamientos de concentración, ejercicios de conciencia abierta, observación y manejo desde los pensamientos, meditaciones con cuencos de cuarzo.
Fuente: Centro de Estudio Especializado en Trastornos de Ansiedad