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26 de noviembre, 2016

Claves para dejar de fumar sin ganar peso

¿Necesariamente el dejar de fumar implica ganar peso? La respuesta es simple: NO. Especialistas de La Posada del Qenti dan las claves para lograr librarse de la adicción al tabaco sin engordar.

Se puede dejar de fumar y no subir de peso, pero para ello debemos estar preparados al momento de tomar la decisión de dejar esta adicción. Porque el fumar no es “vicio” en el sentido de una costumbre o de un hábito. Es una adicción con todo lo que ello implica. Y su abandono supone una serie de estrategias, siendo una ellas el cambio en la conducta, no solo para poder librarnos del cigarrillo, sino también para cuidar el peso luego de hacerlo. ¿Por qué muchas personas que dejan de fumar suben de peso? Varias son las razones por las que la gente sube de peso cuando deja los cigarrillos. En gran medida esto tiene que ver con la manera en la que la nicotina afecta el cuerpo. Sólo por mencionar algunas:

  • La nicotina acelera el metabolismo. La nicotina puede aumentar la cantidad de calorías que usa el organismo en reposo entre en un 7 a 15% aproximadamente. Al dejar de fumar, el metabolismo debe acostumbrar a un nuevo gasto basal.
  • Los cigarrillos reducen el apetito. Al dejar de fumar, la sensación de hambre suele ser mayor.
  • Mejora en el gusto y el olfato. Estos dos sentidos mejoran cuando uno ya no fuma, haciendo más apetitosas las comidas.
  • Síndrome de abstinencia. La nicotina estimula el cerebro, y al dejar de hacerlo, este busca otro tipo de estímulo, que suelen ser comidas con altos contenidos calóricos.

¿Cómo dejar de fumar y no subir de peso?

  • Hacer actividad física. Es un punto fundamental. La actividad física aumenta el consumo calórico, disminuye el estrés y la ansiedad, promueve la sensación de bienestar y disminuye lo efectos del síndrome de abstinencia. ¡ Que más se puede pedir !
  • Consumir alimentos saludables. Dentro la preparación que hablábamos al principio,  es muy importante abastecerse de alimentos saludables, sobre todo aquellos ricos en fibras y bajos en nivel calórico. Recordemos que el alimento puede ser un enemigo o un excelente aliado si lo organizamos bien.
  • Crear hábitos saludables. Esto implica una estrategia más amplia en torno a la alimentación. Como por ejemplo hacer las 4 comidas principales, tomarse el tiempo necesario para la alimentación para saborear y no “devorar” la comida y mantener el control de las porciones. Un alimento “sano” en porciones grandes también es perjudicial.
  • Dormir bien. Tener un buen descanso ayuda a mejorar los procesos metabólicos.
  • Controlar el consumo de alcohol, gaseosas azucaradas y jugos envasados. El alcohol, las gaseosas no diet  y los jugos endulzados tienen un alto volumen calórico, siendo un estímulo que el cerebro percibe como benéfico, pero que no ayuda en el control del peso.
  • Mantener un buen consumo de agua. Una buena hidratación ayuda en la eliminación de toxinas y también ayuda combatir el hambre.
  • Control de los “antojos”. Tener a mano alimentos saludables como frutas o frutos secos en poca cantidad, ayuda a controlar la ansiedad en las etapas iniciales. Por ello es indispensable un ambiente seguro, para no caer en tentaciones.

Fuente: Dr. Christian Leiva (MP 31.209) – Director Médico. La Posada del Qenti.