Benito Fernández no para. Y como él mismo dice, hay que actualizarse porque “todo cambia, el mundo ya nos enseñó que nada es para siempre”. En este contexto, bienvenida sea la moda y la deco y sus cambios a su ritmo. Para Benito, “los cambios nos representan, manifiestan un modo de ser que se va modificando”.
Trabaja en su empresa con su hija Marina, que diseña y dibuja, y ha trabajado con Agatha Ruiz de la Prada. Porque ahora la marca Benito Fernández ya no solo abarca sus diseños para novias y alta costura y sus colecciones prét a pôrter sino que también comercializa cuadernos, mochilas, cartucheras, blanquería y perfumes. “Fue un proceso largo –nos explica desde el living de su casa– porque yo venía de la alta costura. Justamente el mes pasado cumplí treinta años en la moda. Pero últimamente me di cuenta de que el mundo va cambiando y que me gustan otras cosas también y comencé a ser más mediático en lo televisivo, lo que me ayudó mucho a posicionarme también para un emprendimiento que es muy masivo”.
Todo tiene que ver con todo. Benito Fernández se está convirtiendo en una marca masiva y Benito mismo está cada vez más en televisión, un proceso que se retroalimenta permanentemente. Ahora es personaje de Discovery Home & Health para el famoso reality Vestido de Novia, que acaba de presentar su versión local de la mano de Benito junto a María del Cerro.
–¿Dónde están tus fuentes de inspiración?
–Una fuente son los viajes porque uno está más tranquilo, más conectado con la sensibilidad, no sólo porque se ven más cosas sino porque uno está más predispuesto a encontrarse con novedades. Pero igual van surgiendo inspiraciones a raíz de un país, una película, un paisaje, una temática.
–¿Y por dónde viene tu inspiración ahora?
–Mi colección de primavera verano está inspirada en la India, y la próxima, de otoño invierno, en el flamenco: lunares, volados, abanicos, toros…
–¿Vas a tener lunares en la deco también?
–La moda es la que imprime lo que está pasando en la sociedad en el instante, es decir cada temporada. En cambio la deco tarda más, porque se renueva con más lentitud, simplemente porque no cambiamos la deco de la casa todos los años, pero sí cada dos años, por ejemplo. Hacer sábanas es un proceso de elaboración de ocho meses; los perfumes, llevan dos años. En estas cosas hay que pensar a largo plazo, en cambio, la ropa lleva seis o diez meses como mucho. Yo ahora con la ropa comienzo a hacer verano del año que viene, que se presentará dentro de nueve meses como máximo. La arquitectura y el arte por su parte tardan mucho más en manifestarse.
–¿Cómo sabés que algo se va a vender?
–Hay que estar muy conectado con la gente, que les gusta, que piden, por eso me gusta viajar y también recorrer mis locales, así uno sabe qué se ponen, si necesitan humor, que les gusta, qué colores piden…
–¿Qué es lo que nos está gustando a los argentinos ahora en deco?
–Yo creo que teníamos la deco un poco relegada. Sobre todo por los clichés de que el sillón iba a durar toda la vida… y no dura toda la vida. Hay que retapizarlo y entonces venía el concepto de lo tapizo de azul, de gris o de beige para que combine con todo. Pero desgraciadamente va a haber que tapizarlo y entonces si hay que retapizar se tapiza y si hay que pintar la pared de nuevo, se lo hará. Pero conviviendo con alternativas que realmente nos gusten. Otra cosa es “para que no me canse” y bueno si, pero dentro de cuatro o cinco años hay que pintar. Empezamos a entender que estamos mucho en la casa, que tiene que ser alegre, que tiene que tener onda…
–La casa es como la ropa, muestra lo que uno es…
–Sí, pero antes no le impregnábamos nuestra personalidad. Antes elegíamos todo más neutro. Hoy vas a ver en las casa más color. Como acá, porque yo soy color. Vas a ver casas más clásicas para gente más clásica y otras más bohemias para quienes son de este modo. A mí, por ejemplo, no me gusta agacharme, entonces vas a ver mi heladera que tiene el freezer abajo porque es lo que abro menos. No me gustan tanto los placards y entonces mi placard no tiene puertas. No me gustan las puertas. No a todos les gusta lo mismo. Yo creo que empezamos a reinterpretarnos y a intentar vivir mejor, a nuestro gusto. Tanto al pensar qué casa se va a comprar uno, en qué zona… Además, el mundo es cambio. No hay nada para toda la vida. Eso el mundo ya nos lo enseñó. Entonces está bueno ir viendo las necesidades que uno tiene en los distintos momentos. Para mí no es lo mismo las necesidades que tenía cuando vivía con mi hija Marina que ahora que vivo solo o cuando estaba separado y mis hijos eran chiquitos y necesitaba una casa más grande. Todo va evolucionando.
–Tenés mucho arte en tu casa. ¿Lo elegís, lo combinas con la deco o no?
–Al arte lo llevo a todos lados. Los cuadros que ves tienen que ver con mi historia, no sé si con mi estética particularmente. Tengo un Presas, un Fader y un Castagnino que son de mi madre. Tengo tres Travieso, cada uno por los vestidos de novia de las hijas de Francisco Travieso. Tengo varios Milo Lockett, tengo un Marta Minujin que me lo dedicó, tengo un Basavilbaso. Me encanta, pero no porque salga a comprar cuadros como coleccionista sino que tienen que ver con mis afectos.
–Y se lucen muy bien en un ambiente que no es grande…
–Bueno ahora este ambiente ahora se va a agrandar porque cuando vivía solo, antes de que viniera Marina a vivir conmigo, había decidido comprar un departamento grande pero de un cuarto único, y luego tuve que hacer una pared y ahora que vuelvo a estar solo, la pared va a desaparecer. También puse el piso blanco y las paredes también para dar más luz.
–¿Cómo venimos con la moda las argentinas?
–Las argentinas están entre las más actualizadas y más femeninas del mundo. Se cuidan mucho, más que en otros países. Pero les cuestan los formatos. Todo lo que tiene que ver con el cambio en las formas es algo que resisten. Por ejemplo, poner las hombreras, sacar las hombreras, subir el talle, bajar el talle. Ahora adoptaron las plataformas y no se las sacan más. No hay lugar en el mundo donde se usen tanto las plataformas como acá. Eso les cuesta un montón, pero son muy de avanzada en los colores, en las transparencias, en los tajos. Son las más ávidas y las que más se renuevan. Me encanta diseñar para la mujer argentina.
–¿El guardarropa básico va cambiando?
–Sí, porque los neutros cambiaron. Antes el neutro era el gris o el peltre y ahora es el animal print o el camuflado. Hoy unos zapatos animal print te los ponés con absolutamente todo. Hoy podemos mezclar el día con la noche, el invierno con el verano. Es posible en el día usar un top con lentejuelas que te pusiste para un casamiento por la noche acompañado de unas zapatillas, un jean y una campera de cuerpo y salís a la tarde. Hoy te ponés una campera de cuero con un vestido de gasa para ir a un casamiento. Todo está mucho más permitido. La gente no apuesta tanto al básico sino a prendas que perduran un poquito más, que no son tan moda, pero que no son los básicos que antes considerábamos como tales. Y hoy una campera de cuero es un básico, y no te fijás tanto que sea negra, podés elegirla en un colorado, en un color sangre, en un suela, en un azul…
–Con la deco, en tu casa, te rigen los mismos conceptos que en la ropa…
–Claro, por ejemplo, el animal print del sillón hoy es un neutro y antes no era un neutro… Antes lo importante era hacerlo beige. Hoy es animal print y le cambio los almohadones, le pongo lo que quiero porque igual queda bien. Puedo sumarle un almohadón con pájaros o flores o rayas… Por ahí lo importante es atender a una gama.
–¿Te sentís un cool hunter?
–De algún modo, cuando busco inspiración. Todo ha sido un desarrollo de los últimos tiempos. A mi me encanta la alta costura, hacer los vestidos de novia, vestir a Máxima Zorreguieta, pero me di cuenta que había quedado encapsulado. Pero todo esto no nos representa. Hoy “garpan” otras cosas. Si ves a Angelina Jolie en la alfombra roja vestida para la noche, o la ves caminando por la calle con una mochilita divina, el pelo y el make up natural, me parece que esto último ahora interesa más. La alta costura quedó encapsulada, por eso, Máxima, por ejemplo, repite vestidos, sin problema.
–¿Qué es lo último que le hiciste a Máxima?
–El vestido fucsia con un solo hombro cubierto de flecos de seda natural que lució en la única gala en su último viaje a Canadá.
Texto: Silvia Fittipaldi.
Fotos: Carlos Alfano.