A los 49 años, Leonardo Salanitri lleva tres cuartos de su vida metido entre telas, moldes, talleres y clientas que lo siguen como una especie de gurú. Es que el creador, dueño, alma y espíritu de la marca Taglia Forti es un pionero en lo suyo: empezó cuando era todavía un chico, en la fábrica de su papá, la legendaria Fasson, donde nació y creció. “Las telas y los hilos fueron mis juguetes. Y a los 12 empecé ya en serio, de manera profesional, fabricando y vendiendo. Desde el comienzo fue con los talles grandes porque me di cuenta de que nadie los hacía ni los quería hacer”, cuenta en su local, donde pasa prácticamente su vida. Su marca tiene 15 años, antes tuvo locales, sociedades varias, quebró, renació y volvió a crecer. Lo único que jamás hizo fue cambiar de producto: nunca hizo ropa para hombres y nunca se fue de los talles grandes del, siempre igual: del 44 al 60. Tiene más de 1500 clientas fijas desde hace años y más de 500 a las que considera directamente amigas, que van a buscar la prenda para cada ocasión y que él asesora personalmente. Tiene clientas en todo el país, de punta a punta, en cada provincia, y también muchas en Uruguay, Japón y Canadá. “Para mí, mi negocio es mi casa, y para mis clientas es la casa de un amigo. Es un lugar de contención”.
-¿Qué buscan las mujeres que vienen a verte?
-El trato directo, personalizado absolutamente. Mis clientas hablan conmigo. Yo diseño, yo soy la marca, yo estoy acá, yo hablo con ellas, yo les pregunto qué necesitan yo las asesoro, yo les recomiendo peluquero, maquillador, manicura. Los mejores, un equipo fantástico. Yo tengo que adaptar lo que es moderno y canchero a alguien que no ni moderno ni canchero. Pero no porque no puedan serlo, sino porque las mujeres de talles grandes han sido y son maltratadas, profesionales o no, amas de casa o no, son maltratadas. Abogada, contadora, ejecutiva: “la gorda”. Y entonces en la moda son mujeres que en vez de vestirse se tapan y yo intento cambiar eso.
-Además del talle, ¿qué buscás cuando diseñás?
–La comodidad es lo primero: que no dé calor, que no pique ni de alergias. No uso hilos de poliéster ni terminaciones plásticas. Todos los cantos y las costuras son suaves. El halago más lindo que me gusta recibir es que me digan que es cómodo, práctico, agradable, fresco. No puede haber botones que se te claven, cinturas que aprieten ni se bajen cuando te sentás, etc.
-¿Y cuál es la inspiración creativa?
-Mi inspiración son mi clientas. Yo antes de definir cada colección lo consulto con ellas. Me junto y les cuento. Estoy a mitad de camino entre la figura de la modista y el diseñador. Porque además hago. Yo trabajo con un espectro alto. Cada vez me estoy yendo más alto en la calidad. Mientras que en el mundo está pasando lo contrario en la moda y mucho más en los talles grandes, porque si o si es más caro. El producto de talle grande lleva dos o tres veces el material que un talle común. Entonces siempre fue relegado.
-Vos trabajás de manera muy artesanal…
-Yo hago todo en marcación antigua. Tengo moldería que es de los años 60, 70, 80. No tengo onda retro sino más bien futurista, pero las medidas de sisa, escote, hombro, espaldas, cuello son todas antiguas. Lo que hago es un prét a porter elegante. Casi todas las telas son italianas y los ruedos y terminaciones a mano para que sean suaves. Mi ropa es algo que la mujer puede usar y deformar y transformar de la mañana a la noche agregándole accesorios. Son prendas simples que tienen superposiciones y por lo tanto pueden adaptarse.
-Un error muy común es que muchas marcas intentan imitar, en talles grandes, la moda que se usa.
-Intentar imitar lo que se usa y llevarlo a talles grandes es lo peor que se puede hacer. Pero creo que cada vez pasa menos porque las mujeres están menos pendientes de la moda y más de su elegancia, de que la ropa vaya con su personalidad. A nadie le gusta ver a una mujer intentando ser algo que no es. Como cuando las mujeres se ponen ropa de nena. No va más. El talle grande es otro mundo. De hecho, ahora me estoy yendo como invitado a la Semana de la Moda del talle especial, en el Fashion Week de Nueva York.
-En 37 años como emprendedor, ¿con qué dificultades te encontraste?
-Hubo épocas en las que no había botones o no había hilos. En una época no había telas y me puse a hacerlas: hice patchwork, uní telas, pinté, estampé, arrugué. Había épocas en las que no había telas. Por eso los argentinos somos creativos y ser creativo es una cualidad fundamental para ser emprendedor porque si no, es difícil salir adelante.
-Pero además hay que invertir mucho, y eso siempre es difícil para un emprendedor.
-Yo soy un emprendedor nato: gano 100 e invierto 120. Siempre estoy volviendo a emprender. Pero porque para mí esta es mi vida. Mi marca nació gracias a la relación que yo tengo con mis clientas. Yo no entiendo otra manera de llevar adelante esto, porque no podría.
-¿Qué proyectos tenés para la marca?
–A mí no me interesa expandirme y perder eso. Crecí, crecí mucho, pero siempre sin perder la esencia. Hago también accesorios, carteras y vamos a hacer calzado, que es todo un tema en los talles grandes. ¿Sabés lo que es no poder ni siquiera probarte unas botas? Mi objetivo es la satisfacción de mis clientas. Eso es lo que me mueve. Y yo les agradezco a ellas. Cuando se van de acá les digo: “Gracias por gastar tu plata en mi negocio”.
Consejos para armar el guardarropas
- Tener poca ropa pero buena. Contra la tendencia actual de mucha ropa de mala calidad, para cualquier talle se trata de elegir bien las prendas.
- Tener buenas prendas básicas: saco, pantalón, camisa y después mezclarlos con cosas mas económicas. Pero las prendas principales tienen que ser de buena calidad.
- Armarse dos o tres conjuntos y sobre eso ir variando.
- Preferir los cortes simples simples y nada de volumen como volados.
- No al animal print: es un arma de doble filo siempre.
- No taparse sino vestirse: decirle sí a un buen escote, probar distintos largos de manga antes de optar por las mangas largas, no a la cintura baja, sí a los hombros descubiertos.
- La autoestima no depende de la edad ni de los kilos. Hay que saber mirarse al espejo, hay que aprender a llevarse bien con el espejo. Encontrar la identidad. Si tenés rulos, no quieras ser lacia. Si tenés kilos de más no quieras ponerte ropa de flaca. Encontrá tu estilo, encontrá tu elegancia.
Texto: Paula Bistagnino.
Fotos: Gentileza Taglie Forti.