







Un rasgo demasiado importante en nuestro rostro, o una imperfección que nos molesta, pueden ser disimulados perfectamente con maquillaje. El efecto óptico hace ver más hundido lo que sobresale, o más prominente lo que se oculta. ¿Houdini? No, sólo secretos de maquillaje bien aplicados con los instrumentos adecuados.
Para hundir y resaltar
Antes de comenzar a corregir imperfecciones es fundamental hacer una diferenciación entre lo que es tonalizador y rubor.
El rubor sirve para dar color y energía a la cara. Puede ser rosado, durazno, etcétera. El tonalizador es un polvo marrón y se emplea para hacer correcciones donde haga falta. No se usa para coloración.
– Para corregir pómulo y mejilla. Cuando merma el colágeno se tiene la sensación de que han caído el hueso y la piel. Aquí se usa el rubor en crema porque se aplica fácilmente con el dedo, la esponja o el pincel, además de fundirse con la piel sin dejar apariencia de sequedad. Se utiliza un color rosado o durazno y se trabaja en redondo, sobre el cachete. Un truco es sonreír frente al espejo para encontrar el lugar exacto de aplicación.
– Con un tonalizador marrón se hunde el hueso del pómulo -por debajo de donde levantamos y dimos color anteriormente, y también se hunde la papada o debajo de la mandíbula si fuera necesario. Es apenas un toque de brocha y se esfuma bien.
– Si se quiere dar más volumen al pómulo, con una brocha redonda se puede dar un toque suave con un polvo más claro que el tono de la piel. De noche, se puede usar un cosmético iridiscente.
– Para la nariz se emplea el también tonalizador. Si es muy langa, un toque oscuro en la punta, creará el efecto de acortarla. Si es ancha, dos brochazos a los lados en forma vertical y muy bien esfumados, la harán ver más estrecha.
Contra las arrugas
No podemos evitarlas, pero sí se puede tener una piel bien cuidada. Si la limpiamos siempre antes de ir a dormir y la pulimos periódicamente, se mantendrá en buenas condiciones.
Antes que nada, es indispensable hidratarla bien.
Luego se puede aplicar una base, siempre que sea traslúcida y muy liviana ya que si es muy cubritiva, al cabo de unas horas comienza a marcarse como si se craquelara la piel.
– Con un corrector muy liviano o una base apenas más clara y un pincel, podemos “trabajar” arruga por arruga –pata de gallo o líneas en la frente-, estirando un poco la piel, pintando y esfumando suavemente.
– Los surcos nasogenianos son los pliegues que bajan desde la nariz por los costados hasta los bordes de la boca. Se aclaran con corrector-iluminador y se esfuman.
– Los pliegues peribucales son esas finas líneas que bordean el labio superior. Se trabajan de a uno, como si se rellenaran, con pincel y corrector -del mismo modo que se aplican los tratamientos “filler” antiedad-. Con el dedo se presiona suavemente para fijar y descargar un poco el producto.
Ojeras
No son todas iguales, por lo general tienen una coloración que puede ser amarronada, rojiza, azulada o verdosa.
– Debajo de los ojos, se aplica un cubre ojeras más claro que la base, para comenzar. Luego se pondrá otro que dependerá de la coloración de la zona.
– Los tres colores habituales de este producto son amarillo, verde y naranja. También hay lila rosado.
– Si la ojera es azulada, se disimula con beige y naranja.
– Si es morada, con beige verdoso.
– Si es amarronada, un beige amarillo le irá bien.
– Si es verdosa, el lila rosado le dará uniformidad con el resto de la piel.
– Se trabaja con pincel, como si se restaurara un cuadro. El naranja tapa muy bien las manchitas de la piel.
Texto: Patricia Melgarejo.