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18 de septiembre, 2017

Colmar, la pequeña Venecia francesa

A primera vista, sus particulares canales, sus coloridos y tradicionales edificios, sus flores de primavera, sus viñedos o su mágico mercado navideño parecen postales sacadas de los cuentos más maravillosos del siglo pasado. Sin embargo Colmar es real. Tan real que, para los amantes de la fantasía, resulta un destino perfecto en cualquier época del año.

 

Ubicada en la región francesa de Alsacia, la ciudad descansa a los pies de la cordillera de los Vosgos, está muy cerca de la frontera con Alemania y comparte capitalidad del departamento del Alto Rin con Estrasburgo. Entre las razones de su encanto se destacan su riqueza patrimonial -histórica y arquitectónica-; sus típicas casas de entramado de madera; la influencia alemana -sobresale el estilo gótico- en muchos de los edificios de su casco histórico; el barrio La Pequeña Venecia; sus tradicionales fiestas y los campos que rodean la ciudad, famosos por sus viñedos y razón por la cual a Colmar se la conoce también como “la Capital de los Vinos de la Alsacia”. 

Los imperdibles de Colmar

La Pequeña Venecia (La Petite Venise). Se trata de un barrio de casitas tradicionales alsacianas ubicadas a lo largo de la orilla del río Launch. La opción ideal para recorrerlo es a través de un paseo en barco por el río.

El Distrito de la Pescadería (Quai de la Poissonnerie). Otro barrio imprescindible. Allí se instalaron los pescadores de la ciudad, cuyas casas de colores, con su típico entramado de madera, son de las postales más pintorescas de la ciudad.

El Distrito del Curtidor (Quartier des Tanneurs). También bautizado por el oficio de sus pobladores, el Curtidor también tiene casitas de ensueño para admirar durante una apacible caminata.

Casa Pfister. Se trata del primer ejemplo de arquitectura renacentista en la ciudad. Construida en la primera mitad del siglo XVI por el sombrerero Ludwig Scherer, es considerada la casa más bonita de Colmar por sus impresionantes frescos.

Casa Koifhus. La construcción es de mediados del siglo XV, fue hecha para funcionar como la Antigua Aduana de la ciudad y, en esa época, era el mayor edificio civil de la ciudad.

Casa de las Cabezas. Su nombre se debe a las 106 cabezas que ornamentan su fachada y fue construido a principios del siglo XVII. En 1902 se coronó la construcción con la estatua de un tonelero, cuando se instaló allí la compañía de vino Exchange.

Casa de la Policía. Es una de las construcciones emblema de la plaza de la Catedral de Colmar. Al principio funcionó allí la Municipalidad y luego se convirtió en el destacamento de la policía. Fue construida sobre las ruinas de la Iglesia de San Martín, de la que hoy solo se conserva una cripta declarada Monumento Histórico.

Casa Adolfo. Otro de los edificio míticos de la Plaza de la Catedral, fue construida a mediados del siglo XIV, por lo que se considera es la casa más antigua de Colmar. Su fachada de estilo gótico alemán fue declarada Monumento Histórico.

Colegiata de San Martín. Este recinto religioso es considerado una de las mayores y más bellas iglesias góticas de la región de la Alsacia.

Iglesia Dominicana. Allí, además de su belleza arquitectónica, se pueden apreciar algunas de las principales obras de arte del pintor alemán Martin Schongauer.

Iglesia de San Mateo. Construida por los franciscanos en el siglo XIII, con la Reforma Luterana de finales del siglo XVI pasó a manos de los protestantes. Gracias a su impresionante acústica, allí se celebra cada año el Festival Internacional de Música de Colmar.

Antiguo Convento de los Dominicos. La parte más antigua del edificio es el claustro que data del siglo XII. Después de la Primera Guerra Mundial pasó a ser la Biblioteca Municipal, albergando más de 1.200 manuscritos, el más antiguo del siglo VIII.

Magia de las Luces. Este programa, un entramado luminoso que destaca la belleza propia del lugar, fue diseñado para que el visitante disfrute de un recorrido nocturno por las calles de la ciudad.

Museos. El más famoso es el Unterlinden, uno de los más visitados de Francia. La pieza principal de la exposición es el Retablo de Isenheim, un políptico catalogado como una de las grandes joyas del gótico alemán. También está el Museo Bartholdi, en la casa donde nació el escultor alsaciano Auguste Bartholdi, diseñador de la Estatua de la Libertad o el Museo de los Juguetes Animados, una colección de autómatas que recrean los cuentos infantiles franceses.

Fiestas tradicionales. Si vas a Colmar entre mayo y septiembre, podrás participar de una de las Noches de Folclore, que se realizan todos los martes a partir de las 20.30. Las calles del casco histórico se llenan bandas lugareñas que lucen sus trajes típicos e interpretan, para todos, música tradicional alsaciana. Además, en julio se realiza el Festival Internacional de Colmar, considerado uno de los 10 mejores festivales de música de Europa.

Navidad de ensueño. Sin dudas, la Navidad es una de las fiestas más lindas para vivir en Colman. Las principales plazas de la ciudad ofrecen hasta cinco Mercados Navideños mientras las calles y los edificios se llenan de luz y color para dar la bienvenida al Año Nuevo.

 

Qué comer.
El plato típico de la zona de Alsacia es foie gras, un paté de hígado de pato creado en Estrasburgo, capital de la región. El Baeckeoffe es un plato de olla a base de papas, carne y verduras que se cocina a fuego lento durante más de un día que también es muy tradicional. Además, en Colman se puede disfrutar del chucrut con cerdo, del Matelote du Rhin, un guiso de pescados de río cocidos en vino blanco o de la Flammkuchen, una especie de pizza alsaciana. Para la hora del postre, el Kugelhopf es el dulce del lugar por excelencia. Se trata de un bizcocho hecho con almendras y pasas con forma de montaña.

 

El vino, protagonista.
Colmar es la capital de los Vinos de Alsacia. Recorrer los 170 km de la Ruta de los Vinos invita a conocer una región donde cada rincón cuenta una historia. Desde la puerta de Marlenheim a la de Thann, se puede conoce a los viticultores, catar sus vinos, recorrer las calles de las localidades medievales y, lejos de la multitud, pasear por los senderos vinícolas y admirar las increíbles vistas y paisajes.

 

Fuente: es.france.fr