La variedad de diseños, materiales y accesorios disponibles permite encontrar el placard o el vestidor que mejor se ajuste a las necesidades de cada uno. Pero no solo se trata de tener toda la ropa disponible y ordenada, los placares son también una oportunidad para decorar un ambiente.
La primera pregunta sería: ¿dispongo del espacio suficiente para armar un vestidor? Para Silvana Zivelonghi, de la firma Occhipinti, el primer paso es conocer las medidas disponibles. “En algunas propiedades, cada ambiente tiene un nicho específico para un placard y en otras, los muros están libres, lo que otorga mayor libertad”, explica.
Entonces, a partir de las tres medidas fundamentales (largo, profundidad y altura) podremos saber si ese espacio es suficiente para cumplimentar con algunos estándares: “El largo ideal por persona para un espacio de guardado se considera de dos metros. En cuanto a la altura, a partir de 2,40 metros hasta 2,60 son rangos óptimos para aprovechar el espacio”, ejemplifica Zivelonghi.
Respecto a la profundidad dice que requiere de un análisis más complejo, ya que no existe una que resulte ideal sino una combinación de medidas de acuerdo al tipo de guardado que se está diseñando. Por ejemplo, el sector de colgar necesita más profundidad, dado que la percha precisa de al menos 55 cm para no rozar la puerta; y en el caso de vestidores abiertos, la ropa sobresaldría del mueble. En cuanto a los estantes y los cajones, es posible resolverlos con 40 cm de profundidad sin perder funcionalidad. “En nuestras líneas los estantes para zapatos tienen una inclinación, lo que permite diseñarlos con 30 cm de profundidad”, señala Zivelonghi.
Los asesores de Johnson Amoblamientos destacan otro dato fundamental: determinar cuántas personas usarán el vestidor, para poder definir las zonas de guardado y las dimensiones correctas para cada una. “En torno a eso girará la accesibilidad y la distribución interior con todo el equipamiento”, explican. Dentro de esta búsqueda de orden, es importante no amontonar la ropa y establecer categorías para las prendas en relación a la accesibilidad: las que más se usen se deben ubicar en las zonas cómodas; los sectores altos se reservan para la ropa de poco uso o fuera de estación, y las zonas bajas, para el guardado de cajas o zapatos.
“Dentro de lo posible, la zona de colgar y la de estantes deben ocupar una altura de guardado similar a su puesta en el cuerpo”, aconsejan desde Johnson. Así, los pantalones deberían estar colgados a una altura cercana a la cintura; las camperas, vestidos y sacos en posiciones superiores e incluso por sobre los hombros. Para las prendas que se guardan dobladas, lo mejor es tenerlas a una altura entre la cintura y la vista.
ESPACIO COMPARTIDO
“El amoblamiento va a estar organizado por áreas, dedicando un módulo especial a cada tipo de prenda y así responder del mejor modo a cada necesidad”, resumen los especialistas de De Otro Tiempo. En ese sentido, cuando el vestidor vaya a ser compartido por una pareja, los diseñadores usan como regla general la distribución por sexo, donde no menos del 60% del espacio estará ocupado por prendas femeninas. “Cuando el vestidor está planteado como dos lados paralelos, un error común es hacer un lado igual al otro. Salvo que el espacio sea muy generoso, este diseño dificulta la circulación y puede ocasionar que las cajoneras enfrentadas se choquen”, advierte la asesora de Occhipinti.
Una vez distribuido el espacio para cada usuario, los diseñadores indagarán sobre las necesidades de guardado concretas, para poder aprovechar al máximo el espacio con diferentes estrategias: camperas y abrigos para colgar, suéteres y remeras en estantes, proporción de vestidos largos y cortos, ropa interior, calzado (bajo y botas), carteras y bolsos, etcétera. “Cada tipo de prenda necesita su lugar y debemos preverlo, caso contrario, nos quedarán sectores desaprovechados y prendas sin lugar al mismo tiempo” aclara Zivelongh.
Las diferentes zonas de guardado deben ser flexibles. Los asesores de Johnson aconsejan que los estantes se puedan mover de acuerdo a las intenciones de uso o necesidades de espacio (más altos, más bajos o más separados entre sí); considerar cajones con distintas capacidades y volúmenes de guardado y que la zona de colgado se adecue al largo de las prendas, considerando uno o dos niveles de barrales.
La tendencia actual tiende a una disminución de los espacios de colgar largo que se sustituyeron casi en su totalidad por los cortos porque ya no se usan tanto las prendas largas. Otro efecto del tiempo es la reducción de la cantidad de cajones que, según los asesores de Occhipinti, hoy en día se reservan para la ropa interior. Ahora, los usuarios prefieren tener todo a la vista en estantes, en su variedad de formatos: los fijos tradicionales, ajustables en altura, móviles (poseen guías en sus laterales), bandejas camiseras e inclinados para zapatos. La oferta de accesorios para cinturones, chalinas y corbatas también creció porque resultan ideales para tener ordenados elementos que, si estuvieran sueltos, son imposibles de acomodar.
MATERIALES Y CALIDAD
* Lo que más se está usando para la estructura son las melaminas porque ofrecen variedad de terminaciones, colores y texturas, que permiten lograr diseños modernos y funcionales. Además, son resistentes y muy fáciles de limpiar.
* En la calidad final del amoblamiento es importante considerar el canto que se utiliza y el sistema de pegado. Los más resistentes son los filos de PVC.
* Las puertas también pueden ser de melamina o bien de espejo, cuero, vidrio esmerilado o de color. Según los especialistas, lo más usual es elegir espejo para las puertas porque resuelve el problema de dónde ubicarlo y además amplía mucho el ambiente. Lo más innovador es el vidrio laqueado de color, que genera un efecto espejo muy interesante.
* La calidad también se refleja en los herrajes. Por ejemplo, en las cajoneras, es fundamental la elección de la corredera. Hay dos niveles de calidad, algunas se ubican al costado de los cajones y otras se ocultan por debajo y la guía no se ve. Además, pueden tener incorporados sistemas de autocierre o cierre asistido.
TODAS LAS OPCIONES DE GUARDADO
* Espacio para colgar. Lo más práctico es dividirlo en dos para multiplicar su capacidad. En los barrales se deben colgar camisas, pantalones, sacos y abrigos cortos. Dedicar un pequeño espacio sin dividir para las prendas más largas (pilotos, tapados, vestidos de fiesta).
* Cajones. Es fundamental colocar divisiones en los cajones para tener las prendas ordenadas, sin que se mezclen. Prever cajones con poca profundidad para organizar los elementos chicos como cinturones, corbatas y accesorios.
* Espacio para zapatos y zapatillas. Se organizan en cajones botineros que contienen una costilla en su interior para aprovechar la profundidad. Además, pueden tener una bandeja deslizable intermedia para aumentar el volumen de guardado. Otra opción práctica son los estantes inclinados, ya que facilitan la visión y búsqueda.
* Estantes. Las estanterías abiertas son ideales para organizar las prendas más gruesas. Se puede sumar un sector con estantes de menor altura (15 y 30 cm) para evitar que la pila de ropa se desarme. Las bandejas deslizables son prácticas para guardar la ropa doblada sin tener la necesidad de retirar toda la pila. Son ideales para camisas.
* Espejo. Se puede recurrir a placares con frentes espejados porque mantienen la privacidad de los sectores de guardado y brindan amplitud y luminosidad al espacio. Otra opción muy práctica es incorporar el espejo como accesorio dentro del amoblamiento y moverlo cuando se necesite.
* Mueble bajo. Cuando la amplitud lo permita, se puede incorporar un asiento móvil que, además de funcionar como espacio de guardado, resulta muy práctico a la hora de ponerse los zapatos o como superficie de apoyo.
Texto: Arquitecta Paula Baldo
Fuentes consultadas: www.occhipinti.com.ar / deotrotiempo.com / www.johnsonacero.com