Todo terreno. Así podría definirse a Agatha Ruiz de la Prada, la mujer que viniendo de una familia aristócrata y de la nobleza española se metió en el mundo de la moda para arrasar con todos los conceptos y, sobre todo, con la solemnidad del mundo en el que nació y creció: ya desde muy chica, dice, fue una niña rebelde que no hacía caso de lo que le mandaban y que se crió entre las empleadas de su casa y, sobre todo, en la cocina: “Ahí, donde nadie de mi familia iba casi nunca, yo me la pasaba”. Y ya siendo muy chica la ropa fue su mundo. Así que apenas creció fue a estudiar directamente lo que sabía que la apasionaba. Se formó en la Escuela de Artes y Técnicas de la Moda de Barcelona. A los 20 años comenzó a trabajar como ayudante en el estudio madrileño del modisto Pepe Rubio. Un año después presentó su primera colección en el centro de diseño Local de Madrid y desde entonces ha desfilado en las capitales internacionales de la moda: París, Milán, Berlín, Florencia, Madrid y Barcelona. Y en una veintena de países más de América y Asia.
-¿Qué pasó entre Agatha y Buenos Aires?
-Ha pasado algo muy lindo y sencillamente ha pasado. He venido mucho, ya perdí la cuenta, en los últimos años y de repente tengo muchísimos amigos y me siento como en casa. Además de que esta ciudad se parece tanto a Madrid, algo que allá se dice mucho.
-¿Qué le dio la moda a tu vida?
-La felicidad. Yo me levanto feliz y ahí he sido desde que a los 15 años entendí y me di cuenta de que era esto lo que me gustaba. La verdad es que todo lo que hago me divierte y eso es algo tan fundamental.
-¿El color fue una revancha contra la formalidad de la aristocracia?
-No sé si eso. Pero sin dudas que desde que yo pude empezar a vestirme como yo quería siempre he elegido los colores estridentes, las rayas, los corazones… A los 15 claro que no podía nada de eso porque yo me vestía con lo que me obligaba mi madre. Pero enseguida me inventé mis propias prendas. Y me di cuenta de que ser diseñadora era un lujo: porque era la manera de tener siempre todos los vestidos que quisiera.
-¿Fuiste muy rebelde?
-Muy rebelde. Jamás me gustó lo convencional y sobre todo mi problema era que yo quería hacer lo contrario a lo que hacían todos: si todos iban de pollera yo quería ir de pantalones, si todos de negro y blanco yo de colores.
-¿Cuál fue la batalla más difícil que tuviste que dar?
-Todas pero no me resultaron difíciles. Porque a mí me encantan todas las batallas. No me dan pereza. Y voy adelante contra todo y con alegría. Así que he dado y sigo dando, luchando cada día.
-Venís de un divorcio…
-Sí, esa es la última batalla. Hace un año que me separé y ahora estoy renaciendo, agradecida de que haya pasado todo. Pero cuando recién me separé y todos me decían que debía esperar un año porque al cabo de un año yo iba a estar bien yo realmente lo veía como una eternidad. Sin embargo ahora que ya ha pasado me siento renacer: después del divorcio empecé como una segunda vida. ¡Lo recomiendo!
-¿En qué te impactó además de en la delgadez?
-En todo, pero te voy a poner un ejemplo tonto: a mí me dolía la espalda y ya no me duele. Todos esos kilos, 18, me pesaban en la espalda. Ojo, que yo nunca me he considerado gorda para nada, pero ahora que he bajado 18 kilos realmente me siento nueva. Me saqué un peso de encima enorme… Yo no me lo hubiera sacado la verdad, porque ya estaba, por pereza, porque tantos años -30 de casada- y porque estaba bien así. Pero la vida nos da sorpresas y a mí también me las dio.
-¿El trabajo te ayudó a superarlo?
-Yo confirmé algo que había sospechado toda la vida y que es que el trabajo, tener algo propio y sobre todo algo que te apasione, es fundamental para salir adelante. Yo he tenido la suerte de ser una mujer siempre independiente.
DE PERFUMES A SÁBANAS, AGATHA POR DOQUIER
Sus creaciones se han convertido en un verdadero medio de expresión artística y desde los primeros años comenzó a exhibir algunas piezas maestras en galerías y museos de diferentes ciudades de Europa, América y Asia. Su empresa cuenta desde 1986 con más de 100 licencias de complementos de moda, revestimientos cerámicos, artículos para el hogar, libros, accesorios para mascotas, artículos de perfumería y papelería, y muchos otros productos que se distribuyen a través de las tiendas exclusivas de la diseñadora en Madrid, París, Milán, Oporto, Lima, Bogotá y su tienda online, además de estar presente en tiendas multimarca de más de 150 países.
En el año 2011 se constituyó la Fundación Agatha Ruiz de la Prada donde se conserva una importante representación del devenir de Agatha a través de sus más de treinta años de historia en el mundo de la moda y la creatividad, con el fin de catalogar, conservar y difundir su impresionante legado documental.
-¿En qué te inspirás?
–Sin duda en la alegría de vivir, en lo que siempre me gustó desde que era chica, en lo que me hace feliz. Mi marca es lo que me hace feliz. Y me hace muy feliz estar aquí en el Six O´CLock Tea y en la Embajada de España poniendo también esta selección de vestidos junto a otros diseñadores.
Texto: Ana Césari / Fotos: Gentileza Six O´Clok Tea.