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30 de junio, 2018

Dime cómo te vistes y te diré cómo piensas

Un estudio científico demuestra que las elecciones de ropa afectan la manera en la que te sentís, en la que te ven y, a partir de todo esto, también en lo que pensás.

 

No es nuevo que el estilo y la ropa reflejan y afectan el estado de ánimo, la salud y hasta la confianza en general. Los científicos llaman a este fenómeno «cognición implícita». Pero hay algo más: Adam Hajo y Adam D. Galinsky, ambos profesores de la Kellogg School of Management de la Northwestern University, escriben en el Journal of Experimental Social Psychology, que la cognición implícita «implica la concurrencia de dos factores independientes: el significado simbólico de la ropa y la experiencia física de llevarlos».

Los investigadores hicieron que los sujetos realizaran pruebas mientras usaban una bata de laboratorio como los médicos usan, un abrigo como el que usan los pintores y sin usar ninguno de los abrigos. Descubrieron que la atención sostenida de los sujetos aumentaba mientras usaban los sacos de los médicos de una manera que su atención no aumentaba mientras usaban los abrigos de los pintores o ninguna bata.

También la profesora Karen J. Pine, de la Universidad de Hertfordshire (Reino Unido) y autora de Mind What You Wear: The Psychology of Fashion, acuerda y pone un ejemplo: «Cuando nos ponemos una prenda de vestir, no podemos evitar adoptar algunas de las características asociadas con ella, incluso si no nos damos cuenta». En los estudios que Pine realizó, como se relata en su libro, un participante admitió: “Si estoy en ropa casual me relajo y soy marimacho, pero si me arreglo para una reunión o en una ocasión especial, puede alterar la forma en que camino y me sostengo».

Según indica Pine en su libro, tras las investigaciones oportunas, los procesos mentales y las percepciones de la gente pueden verse alteradas por la indumentaria, ya que las personas tienden a interiorizar, es decir a incorporar a su propia manera de ser, pensar y sentir, las ideas o acciones ajenas y el significado simbólico de sus ropajes exteriores. Y describe cómo las mujeres que participaron en un examen de matemáticas tuvieron un peor desempeño cuando estaba enfundadas en un traje de baño que cuando llevaban un suéter.

En una investigación anterior la profesora Pine había descubierto que las mujeres tienen más probabilidades de usar los pantalones vaqueros cuando están deprimidas. Ahora, en este nuevo estudio, revela que cuando las mujeres están estresadas utilizan menos su armario, dejando de lado el 90 por ciento la ropa, y que la principal razón femenina para vestirse de un modo determinado no es tener un aspecto atractivo, sino sentirse seguras de sí mismas.

 

COMO VESTIRSE PARA SENTIRSE MEJOR

  • No solo somos lo que vestimos, sino que además nos convertimos en lo que llevamos puesto.
  • Llevar nuestro vestido favorito de buen corte y confeccionado en una hermosa tela, nos levanta el estado de ánimo. Por ejemplo, en las mujeres una prenda acampanada en forma de ‘peplum’ (una falda corta con volante en la cadera normalmente pegada a un cuerpo entallado) crea la proporción ideal entre cadera y cintura, que resulta muy femenina y cómoda.
  • Una pieza de joyería “statement piece” (de manufactura muy elaborada, audaz, exclusiva y con estilo muy personal y representativo de quien la lleva), que señale a la mujer como una persona muy especial, le hará sentirse como alguien que lleva una insignia o una medalla de honor.
  • Los colores que se encuentran en la naturaleza, como el azul cielo, las hojas verdes o el amarillo del sol al amanecer, nos enlazan con el mundo natural, protegiéndonos de las emociones negativas y dándonos una ráfaga extra de energía.
  • Los patrones “juguetones”, como lunares o estampados abstractos, pueden resucitar aquellos sentimientos sin preocupaciones que experimentamos en la niñez.
  • Los artículos de indumentaria no coincidentes, por ejemplo, una chaqueta de cuero sobre un vestido vaporoso; una prenda formal combinada con otra informal; o una ropa ‘vintage’ combinada con otra de estilo nuevo; pueden ser muy estimulantes, porque el cerebro goza de novedad y sorpresa.
  • Vestir una de nuestras prendas favoritas, llevar una prenda llamativa en lugar de apagada o ponernos nuestro sombrero o zapatos preferidos, ayuda a ahuyentar la tristeza.
  • Si está estresada, usar ropa ajustada, suelta y cómoda, y elegir los colores que se encuentran en la naturaleza contribuirá a recuperar el sosiego y reducir la tensión nerviosa.
  • Si nos sentimos cansados, la profesora Pine recomienda elegir patrones “juguetones”, audaces o colores brillantes, que “harán las delicias de nuestro cerebro”.