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2 de noviembre, 2018

Campanópolis, una aldea medieval en Buenos Aires

A 30 kilómetros de la Capital Federal, en González Catán, un hijo de inmigrantes soñador recreó un pueblo de la Edad Media, con sus callecitas, viviendas, iglesia y calles de piedra.

A menos de una hora de la Ciudad de Buenos Aires, en un predio de 200 hectáreas con llanuras, bosques selváticos, ríos, arroyos, lagos, se levanta una aldea medieval que parece sacada de un cuento infantil: se llama Campanópolis y es el sueño hecho realidad de un hijo de inmigrantes llamado Antonio Campana.

Nacido en Avellaneda en 1930, Don Antonio apenas había terminado 6to grado pero se había convertido en un empresario del rubro de alimentos en un camino que inició a los 13 años, cuando empezó a trabajar como cadete en el Centro de Almaceneros de la Capital Federal.

Cuando ya había pasado los 40, compró un predio en la provincia de Buenos Aires –que luego fue expropiado y por el que tuvo que pasar un largo pleito judicial para recuperarlo-. Paralelamente, aquejado por problemas de salud, decidió impulsar un viejo sueño: construir para él y su familia una aldea de ensueño.

Casado con una italiana, Liliana, con quien tuvo tres hijos, después de una vida de mucho trabajo y aun muy joven -50 años- sufrió el primer cáncer de amígdalas y fue cuando decidió poner toda su energía en el viejo sueño: se desprendió de sus empresas y construyó Campanópolis.

Le habían dado 5 años de vida más pero vivió 25 y así fue cómo logró terminarla.

Un viaje a la fantasía


La aldea

Con un amplísimo criterio del reciclado y creatividad, Campana usó sobrantes de demoliciones para construir un mundo nuevo e incluso reestablecer el equilibrio ecológico del terreno que había sido usado como basural.

Extraña y atrapante, la aldea está formada por un grupo de construcciones unidas por callejuelas adoquinadas, pasajes, recovecos y lugares secretos. Responde a estilos diversos del medioevo europeo unidos para producir un ecléctico estilo propio.

Por un místico camino se recorren las “Doce Casitas del Bosque”, en medio de fuentes, lagos, puentes de quebracho para recorrer las islas, muelles, un molino de viento holandés, una capilla colonial y una locomotora con vagones.

El Museo de las Rejas o Ferroteca es uno de los lugares más interesantes donde se exhiben todo tipo de rejas de hierro forjado, arañas colgantes, vitreaux, objetos antiguos y piezas de arte. También se destacan edificaciones donde los materiales empleados para su construcción son el tema como por ejemplo, la Casa de Piedra, el Museo de Madera o Palitos, la Casa de Escoria.

Además se pueden recorrer el Pasaje del Búho, el Museo de los Caireles, el Cabildo, la Cascina, la Casa Proa de Barco y cientos de espacios secretos.

El predio de la aldea esconde un pasado importante. Según el historiador Don Alfonso Corso, interpretando los relatos del alemán Ulrico Schmidl, escriba oficial de Don Pedro De Mendoza en 1536, en la confluencia del arroyo Morales con el río Matanza se efectuó la primera fundación de Buenos Aires. En el lugar se encuentra a modo de homenaje “El Palo de la Justicia”, en recuerdo de la gesta histórica fundacional de una de las ciudades más importantes de América. Corso afirma que, posteriormente estas tierras pertenecieron a Don Juan Manuel de Rosas, quien construyó una edificación en 1840 que aún está.

Más información y compra de entradas: www.campanopolis.com.ar