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2 de agosto, 2019

Arte: La realidad paralela de Leandro Erlich

En el Museo Malba y hasta el 27 de octubre 2019, Liminal -la muestra del artista argentino- brinda la oportunidad de ser protagonista del universo lúdico y participativo de uno de los artistas contemporáneos más celebrados de la escena global.

A lo largo de las últimas dos décadas, el artista Leandro Erlich creó  un cuerpo de esculturas y grandes instalaciones en el que la apariencia arquitectónica de lo cotidiano funciona como una especie de trampa perceptiva: conduce al espectador desprevenido a una paradoja visual que desafía los presupuestos del orden y las reglas del mundo material.

En el universo paralelo del artista, las escaleras no llevan a ninguna parte, los ascensores no paran en destino, los espectadores pasivos se convierten en participantes activos, las nubes adquieren nuevas características físicas y la solidez de los espacios edificados resulta ser una fugaz ilusión óptica.

Liminal refiere a una a una zona existente en el umbral de otro espacio e indirectamente remite a la posición de estar a punto de cruzar hacia, o entrar en un lugar o estado de existencia específicos, pero sin llegar nunca del todo. Oscilar en el borde liminar de una experiencia sugiere que siempre estamos atrapados entre una realidad previa que ya ha sido dejada atrás y una nueva realidad que nos invita y está cerca, pero que nos deja varados si nos demoramos.

Conseguir este efecto requiere una simulación verosímil de la vida diaria y, para lograrla, la secuencia de obras en exhibición incluye figuraciones explícitas de la existencia cotidiana: nubes, el subte, un aula, la vereda, una pileta, un salón de belleza, los vecinos, puertas, un jarrón con flores. Sin embargo, pese a las apariencias, cada pieza contiene señales de lo asombroso que producen un suave shock, pues algo que no puede ser real se revela tan común y fáctico como el predecible fenómeno que estábamos anticipando.
Esta es la primera exposición antológica de Leandro Erlich en todo el continente americano. 21 instalaciones, producidas desde 1996 hasta la fecha, seleccionadas por el curador Dan Cameron.

Por primera vez se ve en nuestro país La pileta (1999) una de las obras más reconocidas del artista a nivel internacional, que el artista presentó en 2001 representando a nuestro país en la Bienal de Venecia y que luego fue instalada de manera permanente en el 21st Century Museum of Contemporary Art, de Kanazawa, Japón. También hay obras e instalaciones de gran formato como La vista (1997), Vecinos (1996), La vereda (2007), Las Nubes (2018), El Avión (2011), Puerto de memorias, (2014), Vuelo nocturno (2015), Hair Salon (2017), El Aula (2017) y Window and Ladder eInvisible Billboard –nuevo site specific para la explanada del museo, entre otros proyectos realizados en una co-producción del Malba con el Estudio Erlich, que demandó más de un año de trabajo y un equipo de 150 personas.

Sobre el artista

Nació en Buenos aires en 1973 y vive y trabaje entre Bs As y Montevideo. Desde hace 20 años, expone internacionalmente y sus obras figuran en las colecciones permanentes de grandes museos de todo el mundo. Sus últimas exhibiciones en el MORI Art Museum (Tokyo) y el HOW Art Museum (Shanghai) han atraído a centenares de miles de visitantes. En julio será el primer artista extranjero en ocupar todo el CAFAM (Central Academy of Fine Arts Museum, Beijing), el museo más importante de China, con la exhibición The Confines of the Great Void.. Inició su carrera con una muestra a los 18 años en el Centro Cultural Recoleta y al poco tiempo participó del Core Program, una residencia de artista en Houston, Texas, U.S (1998). En 2000, participó en la Bienal del Whitney Museum y representó a Argentina en la 49th Venice Biennial (2001) con Swimming Pool, una obra que hoy forma parte de las colecciones permanentes del 21st Century Museum of Art of Kanazawa (Japan) y del Voorlinden Museum (Netherlands). El 20 de septiembre de 2015, el Obelisco de la ciudad de Buenos Aires amaneció sin la punta. En pocas horas la noticia circuló por todo el mundo. Los medios informaron que no se trataba de ninguna obra de reparación: la cima se había “trasladado” a la explanada del Malba y, por primera vez, era posible visitar su interior. La democracia del símbolo fue el primer proyecto que Erlich realizó para el museo, una obra site-specific en dos partes sobre un tema en el que llevaba trabajando varios años.