Últimamente, se ha hablado mucho sobre la dieta cetogénica, basada, principalmente, en reducir al máximo la ingesta de hidratos de carbono, pero ¿es posible mantenerla en el tiempo? Ello dependerá de si se es capaz de domesticar al propio organismo. «Lo primero que demos tener en cuenta – explica David Sudacov, especialista en Medicina Funcional- que esta dieta no sólo es buena para bajar de peso sino que además es un recuperador muy importante de energía y desinflamante ya que se reducen considerablemente los hidratos. No tiene contraindicaciones pero no es aconsejable en pacientes diabéticos, mujeres embarazadas, personas con hipertensión y niños«.
La dieta está apoyada en una alimentación con 70% a base de grasas y poco o casi nada de hidratos, con un aporte de 20% de proteínas. Funciona muy bien en procesos de inflamación silenciosa -patología presente en numerosos pacientes- y en los períodos de ayuno intermitente. Antes de comenzarla, hay que estar decididos y convencidos de ejecutarla dado que hay que romper con alimentos ricos en carbohidratos, que no son compatibles con esta dieta. Y, por otra parte, hay que desterrar el mito de que, al ingerir grasas, se engorda. Por el contrario, el consumo de lípidos normaliza valores metabólicos en sangre. Tiene la ventaja de que, sostenida en el tiempo, promueve la saciedad. Es por excelencia la dieta que funciona como antiinflamatoria silenciosa.
Armar un plato cetogénico es relativamente sencillo, debe contener 70 % de grasas, 20 % de proteínas animales y 10 % de carbohidratos, crucíferas y hojas verdes. La presencia grasa es fundamental para el organismo cuando se suspende el habitual consumo de hidratos. Tener en cuenta que no se engorda por comer grasas, sino por el exceso de azúcares. El plan cetogénico incluye un desayuno rico en grasas, con huevos revueltos hechos en aceite, palta y un puñado de nueces. Salta a la vista que, en este régimen, no hay diferencia entre el contenido de un desayuno y el de un almuerzo.
Otra comida podría ser una ensalada con agregado de aceite de coco, y un muslo de pollo, mientras que la cena, similar, y con guarnición de hojas de vegetales crudos. Los pescados grasos y el pavo pueden reemplazar al pollo. Nuevamente, el 10 % de cada comida tiene que contener espinaca, lechugas, acelga, berro, rúcula o brócoli, entre otros. La actividad deportiva debe estar presente con el fin de preservar la masa muscular magra, que es la que se precisa para sostener el peso.
¿Por qué seguir una dieta cetogénica? Para disminuir la incidencia de cáncer, de síndrome de ovario poliquístico, de Alzheimer, para bajar de peso, marcar abdominales, en otras palabras, para cambiar radicalmente el metabolismo. En primer lugar, hay que dejar descansar al hígado, es decir, suspender los medicamentos que se consumen sin motivo y que no fueron recetados por el médico, los alimentos tratados genéticamente, el alcohol y el cigarrillo, y los suplementos proteicos.
La esencia de un cetogénico es no activar la síntesis de insulina, hormona responsable de enfermedades como diabetes, acumulación de grasas e infarto de miocardio, entre otras. Esta hormona convierte los carbohidratos sobrantes en grasas causantes de diversas patologías. Es decir, sin insulina, no hay forma de acumular grasa en el organismo.
Quesos, huevos, alimentos cárnicos, vísceras, palta, aceite de oliva, aceitunas, pescados de agua fría, mariscos, entre otros, son los alimentos recomendados. Luego de un entrenamiento, se puede consumir una fruta. Para ahuyentar el fantasma del colesterol, no hay que ingerir grasas junto con carbohidratos. Este estilo de vida se debe complementar con una disminución del estrés porque, de lo contrario, se activan hormonas que promueven la liberación de insulina. Junto con ayunos intermitentes, este plan se indica para tratar la inflamación silenciosa, diagnosticada en el laboratorio y que, si no se detiene, puede terminar en Alzheimer, artrosis, artritis, envejecimiento cerebral precoz, síndrome de fatiga crónica, entre otros.
En síntesis, previo a ingresar en una dieta cetogénica pura, hay que evaluar si se es capaz de sostenerla y de abandonar ciertos alimentos de manera paulatina. Luego, es importante el ayuno intermitente mínimo de 12 horas. Y, para mantener el descenso de peso, hay que realizar actividad física con frecuencia con el fin de no perder masa muscular.
Beneficios que ofrece esta dieta:
- Control de apetito
- Una manera sana y efectiva para quemar grasa a largo plazo y sin rebote
- Aumento de energía
- Control en los niveles de colesterol
- Reducción en los niveles de azúcar en la sangre
Asesoró: Dr. David Sudacov, especialista en Medicina Funcional, MN. 49988