La copa menstrual es una alternativa al uso de compresas sanitarias o tampones femeninos.
Como su nombre indica, es un pequeña copa, que se inserta en el interior de la vagina durante la menstruación. Este recipiente pequeño crea un vacío en el que se recolectan los fluidos del período y debe retirarse y cambiarse cada 8 a 12 horas. Suele estar fabricada con materiales inocuos como silicona médica, látex o elastómero medicinal, entre otros.
“Es una opción para cualquier mujer independientemente de la edad. Lo recomendable es que tenga conocimiento del manejo de los genitales. Porque hay que colocarlo adentro de la vagina –explica la doctora Mariana Strika, ginecóloga del Hospital Alemán- sobre todo tiene que estar muy asesorada las chicas que no hayan mantenido relaciones sexuales ya que debe colocarse en el fondo de la vagina. Es una opción muy buena porque además de ser ecológica, es muy higiénica. Lo recomendables es usarla entre 8 y 12 horas (esto depende de la cantidad de flujo menstrual, hervirla cada vez que se retira y debe cambiarse cada cinco o diez años aproximadamente dependiendo el producto”
A diferencia de los tampones que también se usan internamente, la copa menstrual no absorbe la sangre, sino que la mantiene contenida en el interior hasta que se extrae y se desecha.
Fleurty, la empresa que desembarcó en Argentina con este producto, destaca que al ser un recipiente flexible, se adapta al interior de una mujer de manera única dando seguridad durante 12 horas y es totalmente saludable, dado que evita que el aire exterior entre en contacto con las pérdidas, previniendo la proliferación de bacterias y otros microorganismos que usualmente generan infecciones, además de ser hipoalergénica e increíblemente suave al tacto con la certificación del organismo brasileño ANVISA y la liberación a la venta en Argentina por ANMAT, cumpliendo todas las normativas de higiene y seguridad correspondientes.
Asesoró: Fleurity y Dra. Mariana Strika, ginecóloga Hospital Alemán.
En realidad si bien es una tendencia de los últimos años, la copa menstrual se patentó a principios del siglo XX, aunque su origen se remonta al año 1867. Su baja rentabilidad se debía principalmente a la escasez de materiales apropiados, como el látex. Además, su diseño aún era muy rudimentario e innovador para la época. Pero en años recientes se han vuelto más populares, gracias a nuevos materiales que las fueron haciendo más cómodas e hipoalergénicas, así como a una mayor conciencia ambiental.