Ser madre no es lo mismo que tener un hijo: hay personas con actitud maternal que ejercen el rol con niños que no han parido, y otras que sí lo han hecho y están lejos de la maternidad. Las motivaciones para tener hijos pueden ser varias: deseo de criar un niño, necesidad de dejar huella, trascender, cumplir mandato familiar o social. Un hijo implica muchas cosas, desde dar continuidad a nuestra genética, tener posibilidades de ejercer un rol (cuidar, criar, formar), llenar un casillero pendiente (foto que subimos a las redes sociales), reparar nuestra vida dándonos la oportunidad de hacer o tener lo que no tuvimos o hicimos. Algunos de estos motivos parecerán más frívolos y otros más importantes, pero en general están todos presentes.
Lo que hay que identificar es cuál es el prioritario, de manera que la maternidad no termine costándote demasiado. Cada pareja de padres cría a sus hijos según su estilo y costumbres. Los hijos se adaptan los padres, pero aun así implica un cambio de vida. Si bien un hijo modificará inevitablemente tu vida, también es cierto que serás madre a tu manera. No se trata de copiar un modelo social, impuesto desde afuera, porque si no te sentirás exigida e incapaz.
Muchas veces lo que tortura es la idea de que tu decisión será definitiva; si fuera el caso, es importante que recuerdes que eso es válido tanto para tenerlo como para no tenerlo. Un hijo es para toda la vida, no tiene devolución, así como no tenerlo es una decisión que, a determinada altura del partido, tampoco tiene vuelta atrás. Una de las razones por las que queremos tener hijos es para perpetuarnos, A través de la procreación nuestros genes trascienden nuestra finitud. Dependerá de la concepción que tengas al respecto, el que deposites esta transmisión solo en la biología o incluyas otras maneras tales como la intelectual, los valores, las creencias, afectos o una creación de otro tipo.
Si lo pones sólo en lo genético, la maternidad biológica será fundamental y probablemente no aceptes la adopción como alternativa. Por todo esto, para poder tener más claro lo que te mueve a plantearte la maternidad ahora, hay una serie de preguntas que ayudan a pensarlo.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
- ¿Me permito elegir otra cosa o debo cumplir con el mandato?
- ¿A quién le estaría fallando si decido no ser madre?
- ¿Me gusta ejercer la maternidad?
- ¿Disfruto de los niños?
- ¿Es mi manera de trascender?
- Si no pudiera embarazarme naturalmente, ¿haría tratamientos para lograrlo?
- Si los tratamientos médicos fracasaran, ¿aceptaría la ovodonación?
- Si la ovodonación no resultase, ¿adoptaría?
- Estoy emocionalmente preparada o considero que lo haría porque sé que estoy quemando los últimos cartuchos?
- ¿Me veo a mi misma cuidando a un niño?
- ¿Te ves jugando, llevándolo al colegio, a la plaza?
- ¿Te gusta estar o cuidar los niños cercanos de amigos o familiares?
- ¿Te imaginás en fotos con él?
- Si tu hijo de adulto no fuera como tu lo sueñas, si tuviera una vida totalmente diferente y aun contraria a tus valores, ¿lo tendrías igual?