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14 de julio, 2022

Alimentos adictivos: cómo no caer en su trampa

¿Te cuesta prescindir de ciertas comidas? ¿Te resulta imposible parar de comer determinadas cosas? Entonces, esta nota es para vos.

Hay quienes sostienen que casi todo lo que nos rodea puede crear adicción si abusamos de ello: los teléfonos celulares, Internet, el deporte o incluso ser demasiado sano. Lo cierto es que a esta lista ahora también se agrega la comida.

Averiguarlo es relativamente fácil: ¿sos capaz de prescindir de ese trozo de chocolate o de una hamburguesa o de esos bizcochitos? Y en caso de resistirte, ¿te cuesta horrores hacerlo? Si la respuesta es sí, puede que tengas algún grado de adicción a la comida.

Hay alimentos que son considerados “adictivos”, ya que no pueden parar de comerse y uno no logra conseguir un control de la situación. De hecho, sabemos que no nos conviene y aún así, no podemos parar de comerlos.

Los especialistas explican que hay alimentos de mayor palatabilidad, es decir, más agradables para el paladar, con sustancias que atrapan y crean adicción, así como a muchos les sucede con el tabaco, el alcohol y las drogas. Existen alimentos que enganchan, y que por lo tanto deben evitarse, frente a otros que no.

Entre los más adictivos están las harinas y los hidratos de carbono refinados, el azúcar, la sal y ciertas grasas. Estos alimentos actúan directamente sobre los mecanismos neuronales de motivación y recompensa, y están saturados de ingredientes silenciosos que nos despiertan los mecanismos de repetición. Una inocente magdalena lleva harina, azúcar, grasa y sal, casi todos los ingredientes adictivos, y por eso es muy difícil comer sólo una. Además, recientes investigaciones avalan esta teoría, ya que han revelado que las personas obesas tienen menos receptores de dopamina en el cerebro y comen más para compensar esta deficiencia. Muchas veces se pierde por completo el control en la búsqueda de comida “adictiva”, como sucede con las drogas. El ser humano, cuando come, recibe una compensación, ya que los alimentos le causan placer.

El equilibrio
La comida es necesaria para la supervivencia, motivo por el cual no se puede suspender como ocurre en otras adicciones, en las cuales se elimina por completo la sustancia adictiva. Debemos lograr un equilibrio, que quizás es lo más difícil.

Para revertir esta adicción a la comida, el mejor método es tomar conciencia y repetirse: “Yo soy capaz de hacerlo”. Para empezar a vencer, en principio sólo hay que resistirse unos poquitos días. El vínculo con la comida puede modificarse en ese corto período. A las 72 horas de modificar nuestra ingesta de alimentos, se produce saciedad de forma natural. Por lo tanto, hay que superar ese ratito donde nos gana el instinto.
En pocas palabras, cuanto menos se come, menos hambre se tiene; y a más ingesta, más ganas de comer.

 

Epidemia del siglo XXI
La cantidad de gente con sobrepeso ha ido aumentando de forma alarmante en los últimos años. A pesar de todos los sistemas, de todas las cirugías, de todas las pastillas, de todos los métodos de adelgazamiento y de todas las terapias psicológicas y clínicas, la obesidad sigue avanzando en el mundo. Hace 20 años, obesidad y sobrepeso no afectaban a más del 17% de la población mundial y hoy representan globalmente un 60%. La obesidad es consecuencia de comer, pero de un comer que se ha convertido en una acción repetitiva, excesiva y plagada de autoengaños, dependencia y trampas externas.

Para lograr decir no a la comida se debe decir sí a muchas otras cosas: a la salud, al movimiento, a la estética y al bienestar. La obesidad es una enfermedad neurológica y es la más inocente de las drogas.

 

Asesoró: Dra. Gabriela Fedriani (MP 110.600 – MN 103.871), del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna