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2 de diciembre, 2018

Paraty, mágica y colonial

Esta pequeña ciudad brasilera seduce por sus bahías, bosques y el encanto de su casco histórico.

Situada a medio camino entre Río de Janeiro y Sao Paulo, esta pequeña ciudad de poco más de 35.000 habitantes es una de las joyas coloniales de Brasil. Durante sus primeros siglos de existencia fue uno de los centros de producción de caña de azúcar más importantes de la colonia portuguesa y hoy uno de los destinos más singulares de la región por su belleza atípica, su extenso bosque,  el  mar y sus bahías increíbles.

Acariciada por el mar

Cuando la marea sube, las calles de Paraty se inundan con una ligera lámina de agua salada. Las casas de tejados a dos aguas, en su mayoría de color blanco, ubicadas sobre escalones de piedra quedan fuera del alcance del mar. La marea viene, limpia los adoquines de las calles y se va tal cual. Así la diseñaron hace ya más de 500 años los colonos portugueses que llegaron al lugar en busca de los mejores campos para cultivar la caña de azúcar. Por algo, algunos lugareños la llaman la Venecia Brasileña.

A dos pasos del casco histórico se encuentran las playas de Do Puntal y Do. Pero si se busca tranquilidad, por la bahía hay pequeñas playas de arena blanca que alterna con cabos e islas cabos a las que se puede acceder en barcos o en excursiones de kayaks con o sin guía (oara los que le sgusta ir a su propio ritmo). Imperdible la Playa do Engenho d’Água, un paraíso para tomar sol o hacer snorkeling. Otra opción es acercarse hasta alguno de los balnearios cercanos a los que se puede acceder mediante transporte público desde la Estación de buses de Paraty. La playa más famosa es la de Trinidade (apenas 45 minutos en bus) pero hay muchas otras (Penha; Corisco; Grauna; Paraty Mirim (una de las que más nos gustó) y Divisa de Ubatuba). Todas espectaculares. Todas como para quedarse toda la vida al sol.

Joya histórica

Una de sus principales atractivos es su casco histórico, uno de los mejores conservados del país Por sus callecitas histórico no pueden circular autos, solo se puede deambular a pie o bicicleta.

Desde el Morro del Fuerte, sobre las murallas del Castillo Defensor Perpetuo, junto a los cañones portugueses que aún apuntan hacia la bahía, se puede ver la ciudad en casi toda su extensión y gran parte del entorno. Su arquitectura es muy semejante a la que se puede ver en Portugal o las Islas Canarias.

Se recomienda visitar la iglesia Nuestra Señora de los Remedios ,  verdadera joya artística del lugar; o la preciosa Nuestra Señora de los Dolores , que aunque no posee la presencia de la parroquia matriz, es la más bonita de la ciudad. Fue construída por las élites de la ciudad para no mezclarse con los trabajadores pobres de origen europeo, que oían misa en Los Remedios; los mulatos iban a Santa Rita (dónde está el Museo de Arte Sacro) y los negros a Nuestra Señora del Rosario y San Benito.

La noche de Paraty tiene mucha onda. Las calles y bares se llenan de músicos de todos los géneros tocando, personas pintando cuadros o haciendo artesanías. También se realizan grandes festividades como el Burbon Festival Paraty, uno de los festivales de jazz y blues más importantes de todo Brasil, que generalmente se realiza en mayo y la  Festa Literaria Internacional de Parati, con más de doscientos eventos literarios gratuitos, durante cinco días, en el mes de Julio.

Qué llevar

*Calzado cómodo ya que sus calles son de piedras de la época de la colonia. No se recomienda caminar en ojotas.

*Posee una fabulosa gastronomía con una gran variedad de restaurantes. Anímate y probá los postres que venden en los carritos en las esquinas del centro histórico como los brigadeiros, unas trufas caseras hechas de leche condensada y chocolate.

*Uno de los productos más tradicionales de Paraty es la cachaça (aguardiente de caña de azúcar) así que hay que probarla. En las afueras de la ciudad se pueden visitar los alambiques.