Más allá recorrer y disfrutar de los paisajes que dejan sin aliento, y que son muchos y soberbios a lo largo del país, hay otro modo de adentrarse en el interior de nuestro país. En la propuesta, el foco ha de ponerse en la diversión. Se trata de hacer «turismo fiestero» abrevando en las fiestas populares –sacras o profanas- que son emblemáticas para las distintas provincias argentinas. ¡Hasta que las velas no ardan!
Córdoba: cerveza en General Belgrano
Conocida como la Oktoberfest, la Fiesta Nacional de la Cerveza se celebra desde 1964 en Villa General Belgrano, Córdoba. Este año se realizará la 50ª edición, del 4 al 14 de octubre, recordando la cosecha de la cebada en Alemania. Es casi un clásico y una de las más visitadas todos los años. Una razón de sobra para que, desde 1972, haya sido declarada Fiesta Nacional. Para la fecha de este evento, el Parque Cervecero se llena de color y alegría. Allí se encuentran los stands con comidas típicas centroeuropeas, con opción de degustar platos y cerveza, por supuesto. Se exhiben las artesanías y sobre el escenario «Matías Calvo Ortega» se presentan grupos de danzas americanas y europeas, orquestas tirolesas y bávaras, todos con sus trajes regionales. El desfile de las Colectividades es encabezado por el Monje Negro, y a su término se realiza la ceremonia del «espiche» del primer barril. Además –y como en casi todas las fiestas- se elige a la más linda, la Reina Nacional de la Cerveza.
Salta: una cuestión de fe
Una de las manifestaciones de fe de mayor significación, es la procesión que se realiza en Salta para venerar a las imágenes de los patronos de la provincia: el Señor y la Virgen del Milagro. Esta devoción, que se renueva cada año entre los salteños, es un espectáculo para quienes se acerquen a visitarlos. Se desarrolla durante todo el mes de septiembre, comienza el 6, y culmina el día 15, con una procesión multitudinaria, en la que participa la comunidad y peregrinos provenientes de otras provincias. Esta fiesta de culto religioso y carácter popular se desarrolla en Campo Santo, Chicoana, Hipólito Irigoyen y Piquete de Anta. Otra fiesta imperdible es la de la Virgen de la Candelaria, en Molinos –Valles Calchaquíes- adonde llegan los misachicos (pequeñas procesiones que bajan de los cerros) y se congregan en la Iglesia Pedro de Nolasco.
Misiones: crisol de culturas
Parte de su identidad y formación es la heterogeneidad de culturas y razas que conviven en esta provincia. Por eso no sorprende que uno de los eventos más celebrados y emotivos (más de 100.000 personas por año) sea la Fiesta Nacional del Inmigrante, que se realiza todos los años en Oberá. Este año la 34ª edición se llevará a cabo del 5 al 15 de septiembre, en el Parque de las Naciones. Misiones presenta a través de catorce colectividades (cada una tiene en el parque sus casas típicas, comidas, trajes, música, bailes y artesanías) un festejo imperdible . Además se destaca por una nutrida agenda de actividades culturales, deportivas y recreativas. En paralelo, en el Parque de las Naciones, sede del evento, también se realizan la XXIV Feria Comercial del Inmigrante, la XXXII Feria Provincial de Artesanías, la XVIII Exposición de Orquídeas, la XXX Maratón del inmigrante y el XXIV Torneo de Ajedrez del Inmigrante.
Entre Ríos: la pesca es una fiesta
Repleto de verdes, Entre Ríos es uno de los lugares elegidos por quienes adoran observar sus anchos y caudalosos ríos. Más aún si el interés por la pesca forma parte de sus vidas. Aquí se pueden realizar todas sus variedades: trolling, spinning y la antiquísima técnica de pesca con mosca. Aunque hay varias opciones para acercarse a practicar este deporte, por qué no hacerlo el 27 y 28 de septiembre en la XXII Fiesta Provincial del Dorado. El torneo se disputará en la modalidad pesca con devolución y las capturas se harán con carnada viva, con mosca y con señuelo.
Jujuy: el corazón de la Puna
La tradicional Manka Fiesta o Fiesta de la Olla comienza el tercer sábado de octubre, en este caso el 19, y se prolonga hasta fin de mes. Este evento refleja el espíritu nativo de la Puna. Allí se congregan pobladores de los valles vecinos con semillas, frutas disecadas, sombreros y canastos. Vecinos del altiplano boliviano con objetos de alfarería y, de la Puna jujeña, pares con barracanes y otros tejidos con pelo de llama. Una vez que todos están en el lugar, empieza el trueque de productos agrícolas y artículos de manufactura casera. Una ceremonia para festejar, en la que no faltan, más bien abundan, la comida regional, la música y los bailes en las tradicionales carpas que se arman. Tentaciones para convertirse en nativo.