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30 de septiembre, 2013

Cataratas, selva y yerba mate

El Sheraton Iguazú, único hotel ubicado en el Parque Nacional, Patrimonio de la Humanidad, ofrece desde todos sus rincones el paisaje de las monumentales Cataratas, la densa niebla que emerge de la Garganta del Diablo y el verde intenso de la selva. Un lugar para maravillarse, descansar, conocer la gastronomía autóctona de la Mesopotamia y aprovechar en su spa las virtudes antioxidantes de la yerba mate.

 

La ubicación del Sheraton Iguazú es inmejorable: está ubicado dentro del Parque Nacional, cerca de las fronteras de Paraguay y Brasil, a sólo 10 kilómetros del Aeropuerto Internacional de Puerto Iguazú de Argentina, a 50 km del Aeropuerto Internacional de Foz de Iguazú (Brasil) y a 20 kilómetros de la ciudad de Puerto Iguazú. Como si esto ya no fuera mucho, ofrece las mejores comodidades para disfrutar de un paisaje increíble, del sonido de los animales de la selva y las cascadas de agua, de una gastronomía propia con los sabores típicos del lugar y de su Seda Pool & Spa.

Sin dudas, un lugar de privilegio para vivir bien de cerca la espectacular naturaleza misionera, sumado a una innumerable propuesta de paseos y aventuras.

 

En Aguas Grandes

Iguazú, que significa «Aguas Grandes» en guaraní, está ubicado al norte de la provincia de Misiones, en la frontera de Argentina con Brasil. Las cataratas están constituidas por 257 saltos de diversas alturas, siendo la Garganta del Diablo el más alto, de 80 metros, que además define la frontera entre Argentina y Brasil. El rocío producido por el choque del agua contra las rocas forma una tenue pero incesante lluvia y crea uno de los más bellos espectáculos naturales del mundo. De hecho, desde fines de 2011 es una de las nuevas 7 maravillas del mundo. La vegetación es propia de la selva subtropical, con abundancia de lianas y epifitas y más de 2.000 especies. Existen asimismo en el parque una gran cantidad de aves y casi la mitad de las especies que habitan Argentina (tapires, coatíes de cola anillada, osos mieleros, jaguares, ocelotes, tigrillos y osos hormigueros gigantes, nutria brasileña, monos capuchinos y yacaré overos, entre muchos otros, algunos en peligro de extinción). Todo este hábitat permite impregnarse del espíritu de esta tierra colorada y húmeda de temperatura cálida y agradable,  y de un paisaje exótico y excitante. muy diferente al hábitat de la ciudad que suele frecuentarlo.

La gran aventura y excursión insigne del hotel es el paseo por la Garganta del Diablo que se completa con otras actividades como observación de aves, paseos a caballo en la selva, visitas a la flora y la fauna, paseos en botes, visita a poblados guaraníes, golf, alquiler de bicicletas, turismo rural y hasta paseos por las pasarelas de las Cataratas por las noches a la luz de la luna. Experiencias tan excitantes no merecen menos que un final de relax a tono con la naturaleza de este ámbito exclusivo en el mundo.

 

Salvaje spa

En medio de este paraíso selvático, el Seda Spa del Hotel ofrece su tratamiento estrella, el Herbal Full Misionero, que propone aprovechar los beneficios que la naturaleza provee a materias primas como la yerba mate (Caà). Este producto es el protagonista de esta terapia tan representativa de la cultura de Misiones. Es un antioxidante natural, cuyas propiedades terapéuticas y nutritivas le confieren un poder estimulante y de acción tónica que combate el sobrepeso y la obesidad. En la antigüedad, los indios guaraníes tomaban la Yerba como fuente de vitalidad y longevidad, convirtiendo esta costumbre en una tradición característica del lugar.

 

Gastronomía misionera

El broche de oro de cada día será seguramente el disfrute de platos típicos en el restaurante Garganta del Diablo, dentro del hotel, donde las pescas del día como el pacú y el surubí son los platos más requeridos y los ejemplares de río que mejor se disfrutan acompañados por frescos vegetales y frutos de la zona. No faltan la mejor parrillada argentina y cocina internacional estilo buffet. Las vistas desde el restaurante acompañan los sabores y deleitan los ojos. En el Lobby bar los visitantes pueden contemplar las cataratas y saborear cócteles, comidas ligeras y pasteles.