Para esta colección, Domenico Dolce y Stefano Gabbana se inspiraron en los mosaicos de Monreale. Esta ciudad italiana empezó a adquirir relevancia hacia el siglo XI con la llegada de los normandos a Sicilia. La Catedral de Monreale, consagrada a Santa Maria Nuova, se construyó entre 1172 y 1185 por encargo del rey normando Guillermo II de Altavilla, junto con el palacio arzobispal y su hermoso claustro. Entre finales del siglo XII y mediados del XIII, se cubrió la mitad superior de los muros con magníficos mosaicos dorados. Dos de estos mosaicos representan a Guillermo II, coronado por Cristo y Guillermo II, ofreciendo el templo a la Virgen. Para llevar a cabo estas impresionantes obras de arte, se reunió a artistas locales y expertos de Bizancio y Venecia.
Respecto a la colección en sí, Dolce & Gabbana empleó a los artesanos más especializados para revestir de mosaicos sus zapatos, vestidos, joyas y bolsos. El arte del mosaico exige un trabajo lento y preciso para ir ensamblando una a una las distintas piezas, al igual que ocurre con la confección a medida, que se realiza cosiendo las prendas, puntada a puntada.
Claves de la colección
– En los vestidos, línea A y reloj de arena.
– Vestidos de encaje rojo engalanados con bordados y pedrería.
– Lana y organza de seda, brocado, paño espigado, tejido a cuadros, poplin, crepé stretch doble y encaje.
– Estampados: mosaico de organza, crepé stretch doble y brocado.
– Accesorios: coronas doradas de estilo real y principesco con incrustación de pedrería y mosaico; corpiño de filigrana de oro decorado con pedrería y mosaico, dedicado a Santa Ágata; los bolsos Agata rinden homenaje a la patrona de Catania: Santa Ágata; bolsos de filigrana; zapatos con tacones de filigrana esculpidos con incrustación de mosaico; plataformas con mosaico.