La casa unifamiliar siempre ha sido una gran oportunidad para reflexionar proyectualmente sobre la arquitectura. Es una pieza única que suele revelar más que otros programas y más directamente las intenciones y las ideas del arquitecto sobre las cuestiones de la arquitectura. En la vivienda hay cosas ancestrales y, a la vez. está presente lo completamente contemporáneo.
En este caso, un lote de proporciones alargadas en un club de campo en Pilar con buenas vistas sobre una cancha de golf en uno de sus extremos y que –como casi siempre pasa- coincide con la peor orientación. Un espacio abierto y, como también suele suceder en estas ubicaciones, rodeado de casas preproyectadas y de una estética prefabricada.
Clientes excepcionales en cuanto a la libertad otorgada al arquitecto y de una gran sensibilidad por las formas de habitar.
La planta baja de la casa es muy transparente, muy fluida y es el lugar del contacto directo con el césped, el agua de la piscina que prácticamente penetra en el espacio de estar, el estanque del acceso y, en general, el medio natural.
Es un espacio social y abierto conectado con áreas semicubiertas que van llevando la tensión espacial de la casa hacia al interior del terreno, hacia el patio – jardín que lo articula, y hacia la vista abierta que ofrece el golf. Una galería y un quincho funcionan como estar exterior. Del acceso al fin de la casa hay una extensión de casi 26 metros que funciona como una transparente promenade.
La planta alta es un volumen elevado que, a pesar de su pesado cuerpo de hormigón, flota ingrávido sobre la fluidez y los cristales de la planta baja. Es el sector de la vida doméstica, de los dormitorios y las terrazas privadas.
Allí, la vida familiar se hace más recogida y los espacios se distribuyen independizando la actividad de cada uno de los miembros de la familia aunque todos suben a esa planta y circulan alrededor de un patio en el que crecerá un roble que centraliza la atención especial de la casa y semeja un jardín cerrado.
Una terraza superior con césped y piedras recrea un piso natural en los techos de la zona de estar. A esta terraza se accede exclusivamente desde el dormitorio de una adolescente que puede allí crear un entorno propio y aislado del resto de la casa. En la punta de la casa un bunker de vidrio con vistas abierta al golf es el sector privado para el trabajo intelectual del cliente.
Porque el sitio no es completamente abierto y el diálogo con las arquitecturas enfiladas y repetidas del entorno no resulta estimulante, la casa tiene que crear su propio paisaje cercano y permitir mirar a lo lejos desde sus grandes ventanales para recrear una dimensión del vacío que se escurre entre esas pequeñas y grandes casas, todas parecidas, unas a las otras.
Uno se pregunta muchas veces cuánto de una casa es moldeado por la vida de sus futuros habitantes, el sitio y las circunstancias particulares de su entorno y cuánto es lo que los arquitectos aportamos para leer en este mensaje, en esta información, la materia prima para producirla.
En esta casa yo diría que casi todo ha resultado de esa lectura y solo una modesta, una modestísima parte, de lo que los arquitectos sabemos y muchos tienen el don de descubrir.
Proyecto y dirección: Alberto Varas & Asociados, arquitectos.
Interiorismo: Arq. Angélica Campi.
FICHA TECNICA
Superficie del terreno: 1400 m2.
Superficie de la obra: 400 m2.
Año de proyecto: 2004.
Año de construcción: 2004 / 2005.
Materiales: dormitorios y primer piso son de hormigón armado. La estructura del living es mixta, de hierro y hormigón.
Revestimiento exterior: madera baquelizada y hormigón.
Pisos: cemento alisado. En los baños, mosaico veneciano.
Carpinterías: aluminio anodinado (PA) y chapa doblada y madera (PB).
Iluminación: dicroicas o superspot embutidos en los cielorrasos.