A veces relegamos el hábitat para el lavarropas en algún rincón de la cocina y planchamos en un pequeño cuarto que tiene otras funciones, pero donde no hay lavado. En fin, no siempre el área de servicio de acondicionamiento de la ropa es un punto de atención en el proyecto de una casa. Lo ideal es pensarlo desde el vamos, porque si bien se trata de un ambiente en el que solo se permanece para poner las prendas en el lavarropas, secarlas o planchar, no debe convertirse en un espacio descuidado en el que se acumulen objetos inservibles, sino que es importante dedicarle un tiempo a su decoración y funcionalidad para que el lapso que se pase allí sea lo más placentero posible.
Secretos de diseño
Al diseñar el lavadero hay que tener en cuenta, en primer lugar, el espacio con que se cuenta, para luego planificar la ubicación de muebles y electrodomésticos que se necesitan. Siempre es posible resolver bien el cuarto de lavado hasta en espacios pequeños y otros no tradicionales como un rincón de la cocina, un garaje o un galpón. En cuanto a su decoración, es conveniente que mantenga coherencia con el resto de la casa, para darle armonía y hacerlo agradable. Aquí, algunos puntos clave.
– El color de las paredes. No hay uno específico para lavaderos pero, en todo caso, los tonos claros son más beneficiosos porque reflejan la luz y en las tareas de limpieza una buena iluminación es siempre fundamental.
– Los pisos. Los mejores son los cerámicos, cerámica porcelanizada, mosaicos graníticos, porcelanatos, y algún otro semejante pero siempre satinado o antideslizante. No usar los pulidos o brillantes ya que con el agua (en un lavadero es común que se moje el piso) se tornan muy resbaladizos, ocasionando accidentes.
– Para mantener el orden. Tanto los estantes como un armario son necesarios y prácticos; ya que para los tres o cuatro elementos de uso diario es muy útil tener un estante a la vista, pero para los de reserva y algunos que son de uso periódico, por limpieza y prolijidad, es mejor guardarlos en muebles con puertas. En cuanto a ropa sucia y la recién lavada, una buena idea es ponerla en canastos con rueditas que –instalados en un lugar fijo, como bajo mesada- permiten su traslado para lavar, tender o planchar.
– La pileta de lavado. Lo aconsejable es que tenga como mínimo de 0.60 x 0.60 m, porque así no salpica. Además, es muy importante cuando se elige la grifería que el pico descargue su chorro cerca del desagote de la pileta porque a veces sucede que, el que es móvil, supera la distancia al desagote quedando cerca del borde y salpicando fuera. La profundidad también es un factor importante para la tarea de lavado.
– Muebles bajo las piletas. Son útiles teniendo en cuenta que, si están apoyados sobre una banquina, sobresalgan de ella un mínimo de 0.10 m, así la punta de los pies entra bajo el mueble logrando una buena posición para el lavado de prendas a mano. Si ese espacio no existe se producen dolores de cintura y cansa mucho. También es importante retroceder el frente del mueble (0.05 m) con respecto al borde de la pileta para protegerlo del agua que salpica al lavar.
– Superficie de apoyo. Es conveniente una zona de apoyo (mínimo 0.60 m) entre el lavarropas y la pileta, y también lo es dejar un espacio de mesada de al menos 0.30 m de ancho entre la pileta y la pared para que al lavar no se golpee el codo contra ella, en las maniobras de lavado.
– Altura a la que debe colocarse el lavarropas. Depende del tipo de acceso al tambor, ya que los lavarropas frontales se pueden ubicar con su parte superior a 1.30 m del piso quedando así el tambor a aproximadamente 0.80 m del piso lo que permite la carga y descarga de ropa sin tener que inclinarse, algo que para ciertas personas puede ser incómodo; no es aconsejable ponerlo más alto porque hay que tener en cuenta que hay que cargarlo con jabón, suavizante y otros productos. De todos modos lo tradicional es ubicar el aparato sobre el piso, sobre todo para los de carga superior que no tienen otra ubicación posible.
– Altura del desagote del lavarropas. Años atrás era importante dejar el desagote a 0.70 m de nivel de piso terminado para evitar que se desagote solo, sin que se lo soliciten. Pero hoy en día los lavarropas poseen un sostén en la parte posterior para ubicar la manguera y que ésta forme la curva necesaria para evitar ese problema, por lo que se puede dejar perfectamente a 0.40 m del nivel de piso.
– La pileta de patio. En lo posible debe tener un sifón con tapa hermética y de 0.20×0.20 m, bastante profunda, para que no se ahogue con la espuma. Si esa fuera la única existente en el lavadero y se necesitara para escurrir el agua de lavado del piso en ella, se pueden utilizar unas rejillas que se colocan con tornillos para que no las levante la espuma y que se abren y cierran con una especie de tapa giratoria, cumpliendo así las dos funciones.
– Para evitar los ruidos del lavarropas. Si el lavadero está integrado a la cocina, lo mejor es guardar esta máquina en un mueble, con puertas tipo paneles acústicos, y de igual diseño que los muebles de cocina. En este caso es importante que tenga ventilación para evitar que se concentre el calor del motor y se dañe el artefacto.
– Secado de la ropa. Depende del espacio disponible, actualmente, hay modelos de lavarropas que lo traen incluido. Secan por medio de aire caliente y funcionan bien. Así, con un artefacto se cumplen dos funciones. También dan buen resultado los secarropas de centrifugado rápido. Otra opción es instalar tendederos plegables, extraíbles o levadizos.
-La tabla de planchar. Varias son las alternativas: puede ser portátil, o puede ser rebatible o empotrada fuera o dentro de un armario.
– Un toque de verde. Una buena idea es colocar plantas porque rompen la frialdad de los materiales, regulan el microclima y las emisiones del lavarropas. Sea en macetas o enredaderas , ellas hacen de este lugar un espacio con vida.