La primera vez que Ximena se paró frente a la mesada y se preparó para cocinar fue a los 12 años. Hoy, hace ya más de 18 que lo hace. Sin embargo, nunca estuvo segura de que preparar comidas era lo que quería hacer por el resto de su vida; por eso, cuando terminó el colegio, se anotó en la carrera de Diseño de Imagen y Sonido.
Mientras tanto, crecía su pasión por la gastronomía, por lo que finalmente ingresó al Instituto Argentino de Gastronomía. Sus primeros trabajos fueron en publicidad; recién años más tarde empezó a trabajar en un hotel del centro porteño. A esto le siguieron un restaurante de comida asiática, una pasantía en España, el Museo Evita de Palermo, el programa de televisión Cocineros Argentinos y Fox Life. “Me sentía una extraterrestre estudiando dos carreras tan diferentes, pero me gustaban. Después, cuando entré en la televisión, entendí por qué las había estudiado”, dice Ximena.
– ¿Cuáles son las partes complicadas de tu trabajo y las que más te gustan?
–Lo más difícil es mantener la creatividad. Hago un programa 6 veces por semana, en vivo, que no se toma vacaciones y a veces es duro el ritmo. Lo que más disfruto es el contacto con la gente y lo cambiante de mi rutina.
–Hay un boom de la cocina: programas de TV a toda hora, libros, chefs con seguidores en facebook y twitter. ¿Cuál es el secreto?
–Es un boom lógico. Por años la cocina se asoció a las obligaciones del hogar y la mujer. La connotación era positiva, porque la mujer cuidaba a su familia, pero tenía un jardín trasero sombrío: no había elección. Años después, llegó una cocina hecha por jóvenes que recuperaban el valor de lo casero.
–¿Cuánto cambió el arte culinario en la última década?
–La Argentina se está abriendo a nuevos sabores y técnicas. Comemos bien, pero queremos comer aún mejor.
–¿Cómo influye la tecnología tanto en tu métier como en la comunicación?
–Es muy importante porque te permite cada vez más cosas. Cambia la forma de trabajar y cómo nos comunicamos. Si la usamos con inteligencia, puede ser una gran aliada.
–En un mundo de tantos cambios, ¿cuál es tu fórmula para mantenerte vigente?
–Hay que estar atento y ser permeable a los intereses de la gente en cada momento. Yo soy cocinera y comunicadora. La idea es contar cosas que sean de interés para el que está del otro lado. Si cuento algo que sólo me interesa a mí, realmente no le sirve a nadie
–¿Creés que decaerá esta pasión por la cocina?
–La cocina tendrá siempre un lugar importante, porque comemos entre tres y cuatro veces por día. Pero en algún momento va a dejar de ser furor en los medios. Todo evoluciona y uno también.
–¿Qué otras habilidades te han ayudado en tu éxito?
–Siempre fui muy positiva. Lo heredé de mi abuela. Trabajo con energía positiva porque creo que eso hace que el trabajo sea mejor y más fácil.
–Los cambios son vertiginosos. ¿Dónde ves en tu quehacer lo permanente?
–En el amor por la comida y la cocina. Y en el cambio, eso me gusta. Me interesa que la cocina cambie, está bueno ser parte de eso.
–¿Cómo te ves en la gastronomía dentro de 20 años?
–Me veo en una cocina grande y cálida, llena de libros, utensilios y especias de todo el mundo.