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14 de octubre, 2014

Viajar en familia

Elegir el lugar de vacaciones no siempre es un momento sencillo. Sobre todo para una familia cuyos miembros tienen diferentes necesidades y expectativas respecto del veraneo. Los más chicos quieren un lugar para poder jugar, los adolescentes un ámbito donde relacionarse y poder salir, y los padres ¡descanso! Aquí te damos una orientación para poder aunar todos los deseos e ilusiones.

 

A diferencia de cuando se trata de elegir un destino para viajar con la pareja, cuando se piensa en vacaciones en familia, siempre hay que ponerse de acuerdo con más de uno, porque eso será el punto fundamental para poder disfrutarlas en serio. De acuerdo con la composición de cada familia habrá que tener en cuenta determinadas premisas.
Uno de los puntos fundamentales es el lugar. Si es en la montaña, el mar o una ciudad nueva para conocer, habrá que armar en cada caso, un plan distinto de actividades para cada uno. En segundo lugar, hay que determinar si se va a alquilar una casa o departamento y cómo nos arreglaremos entre todos para que eso funcione. Ni la madre de la familia deberá ocuparse de todo como es habitual, ni tampoco vale llevar a alguna abuela para que se ocupe de los chicos.
¿Qué pasa cuando una parte de la familia -papá y un varón por ejemplo- quieren ir a la montaña, y la otra mitad -mamá y una hija- prefieren el mar? No habrá más remedio que negociar donde se respeten las prioridades de ambas partes. La pregunta que se impone es: ¿qué queremos hacer en la montaña y qué en el mar? Probablemente haya deportes como los acuáticos que pueden hacerse en ambas geografías, incluso el escalamiento es posible de practicar en muchos lugares diferentes. Tener la cabeza abierta -sobre todo los papás- es la clave.

 

Diferentes demandas
A propósito de los chicos, están sus necesidades también. Los muy chiquitos van a seguir dependiendo de papá y mamá, y los cuidados serán los mismos que en casa, incluso a veces  más. Sabemos que los bebés no pueden pisar la playa hasta los 6 meses, y en ese caso deben estar protegidos absolutamente en la carpa, bien hidratados y pasar poco tiempo cerca del mar.
Un lugar paradisíaco, lejos del mundanal ruido es ideal para una pareja de enamorados pero no para los padres de un bebé. Es preferible saber que tenemos cerca un buen hospital, por si se resfriara o tuviera cólicos.
Los de mediana edad pueden tener actividades con amiguitos. Acá habrá que ponerse de acuerdo con los papás de otras familias conocidas para acordar un sitio común. Así también podrán turnarse para cuidarlos uno o dos padres, mientras el resto disfruta del descanso, y los niños se sentirán como en casa.

 

Grandes diferencias
¿Qué ocurre si se tienen hijos de edades muy diferentes? A veces tenemos hijos en el jardín cuando otro ya está terminando el secundario. Debemos saber que si se toman solamente las necesidades de los menores o de los mayores, el costo será enorme porque la insatisfacción teñirá nuestro descanso. No es conveniente obligar a los más pequeños a llevar vida de grandes, ni a los de más edad a cuidar a sus hermanitos.
Desde luego que no es sencillo organizar la salida perfecta para satisfacer a hijos y padres, pero una sugerencia interesante es aprovechar los paseos que tengan que ver con la naturaleza, donde todos puedan “pastorear” a gusto, los hermanos mayores enseñen a los pequeños sus propias destrezas y éstos se fascinen con este aprendizaje no formal. En este tipo de interacción todos disfrutarán y los padres podrán tener algunos minutos de relax y distensión.
También es importante organizar actividades para los días lluviosos, donde las maratones de relato de cuentos o las tradicionales cartas harán su aparición y tendrán su minuto de gloria. Aquí vale más la imaginación y mucho conocimiento de los vínculos y los gustos de nuestros hijos, que un asesoramiento pedagógico en la materia. Si bien los chicos se divierten con los juegos digitales, en vacaciones debemos aprovechar para marcar la diferencia.

 

S.O.S. hijos adolescentes
Los adolescentes pueden llegar a ser un capítulo aparte por varias razones. Una, porque tienen más poder de decisión que los más chicos, y otra porque para ellos existe la noche. En este caso hay que ponerse de acuerdo claramente sobre varios puntos:
* Qué actividades estarán permitidas y cuáles no.
* Si salen, a qué lugares pueden ir y con qué compañías.
* Si se les permite tomar alcohol –dependiendo de la edad- o no, y en qué medida. Esto exigirá una charla conjunta con otros padres, en grupo, muy seria y concreta, sin sobreentedidos. Si conducen, quién será el conductor designado en cada ocasión si conducen. O si tomarán taxi o remise, para evitar disgustos.
* La hora del regreso a casa.
* Cuáles serán las actividades que podrán hacer con su grupo y cuáles con la familia. Es importante que disfruten de momentos con sus padres y hermanos.

 

¿Destinos lejanos o turismo aventura?
Europa en invierno, por ejemplo, puede no ser muy atractiva para los chicos. Una vez que armaron el muñeco de nieve querrán poder jugar al aire libre y eso no siempre será posible.
Del mismo modo, visitar museos repletos de gente y de cuadros imponentes tampoco puede ser el mejor programa para un niño.
Es preferible en ese caso inclinarnos por el turismo aventura en un hotel All Inclusive. Es decir, que no sea tan aventura como parece y donde podamos exponernos un poco más mientras cuidan de los más pequeños, o donde toda la familia puede disfrutar de un viaje a campo traviesa en 4×4, perfectamente controlado. También la visita a reservas faunísticas podrá ser del agrado de los chicos y los grandes, a la vez que constituye un interesante plan educativo.

 

Los imponderables
Uno tiene una rutina donde todo funciona, por eso cuando vas a irte a otro lugar, todo debe estar planificado para que lo inesperado pueda ser resuelto con más facilidad. Una enfermedad, un accidente, son imponderables que si bien nadie espera, cuanto mejor planificadas estén las vacaciones, más simple será de afrontar. Un plan B siempre debe ser contemplado.
-Tener en cuenta llevar los carnets de la prepaga u obra social.
-Seguro de salud si viajamos fuera del país.
-Vacunas en regla.

 

Texto: Patricia Melgarejo.
Fotos: Istockphoto.