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24 de agosto, 2015

Sí a la lactancia materna

Cuando un bebé llega al mundo los primeros meses de vida son fundamentales para la construcción del vínculo con su madre, la adquisición de hábitos saludables y el fortalecimiento de sus órganos. Y en esto, la lactancia materna juega un rol fundamental.

 

Los beneficios de la lactancia
Además de suministrar alimento al bebé, la lactancia estimula el binomio madre-hijo. La leche materna contiene proteínas, grasas, minerales, hidratos de carbono y vitaminas que aportan al niño requerimientos básicos inmunológicos y nutricionales que contribuyen a un desarrollo saludable. La Organización Mundial de la Salud recomienda esta práctica como modo de alimentación exclusiva hasta los seis meses para luego adicionar un plan de alimentación complementaria adecuada hasta los dos años, o más.

Otro punto a considerar es que la leche materna contiene el agua suficiente para la hidratación del bebé, por lo que no es necesario que se le ofrezca al niño alimento o líquido adicional.

Asimismo, el acto de amamantar forja el vínculo entre la madre y el bebé gracias al contacto que implica. A su vez, la lactancia conlleva ventajas para la salud de la mujer, ya que ayuda a reducir la hemorragia posparto y reduce el riesgo de padecer ciertas enfermedades como el cáncer de mama, útero y ovario.

 

Más ventajas para los niños
* Menor riesgo y severidad de desnutrición
* Protección contra infecciones: los niños amamantados tienen una incidencia menor de diarrea, infecciones gastrointestinales y de las vías respiratorias. Se ha documentado también menor incidencia de infecciones urinarias y otitis.
* Protección contra la alergia: la lactancia exclusiva protege contra la aparición de eczema y de otras alergias provocadas por los alimentos. Las proteínas de la leche humana son específicas de la especie humana, por lo que los niños amamantados no desarrollan anticuerpos contra ellas.
* Facilita el óptimo desarrollo y crecimiento del bebé.
* Disminuye el riesgo de muerte súbita del lactante, de diabetes y de enfermedad celíaca
* Brinda protección contra la obesidad y la hipercolesterolemia.
* En el caso de los niños prematuros, estimula la maduración gastrointestinal y disminuye el riesgo de infecciones.

 

El primer año de vida
Durante el primer año de vida se produce el mayor crecimiento de la infancia. En líneas generales, el niño crece alrededor de 20 centímetros en ese primer año.

Además, los órganos comienzan a madurar, con lo cual crece la demanda de nutrientes. Por eso resulta importante que, siempre que sea posible, el niño reciba durante los primeros seis meses lactancia materna exclusiva (recibe vitamina D como complemento y en los casos de dietas insuficientes, se le da sulfato ferroso o hierro polimaltosato como profilaxis de la anemia fisiológica del recién nacido) para luego incorporar otros alimentos adicionales. En cualquier caso, quien va indicando los pasos a seguir es el pediatra de cabecera.

 

Aprender a amamantar
Amamantar implica un proceso de aprendizaje. Muchas madres sufren complicaciones o tienen dificultades para amamantar, por lo que es importante que reciban asesoramiento adecuado y oportuno.

En esta etapa es primordial el soporte de la familia, como así también del equipo de salud para evitar todo tipo de inconvenientes. Por lo general, cuando la flamante mamá sale del sanatorio, ya ha recibido algunas indicaciones de las puericultoras.

En este sentido, es muy importante que al momento de alimentar al recién nacido, la mamá se encuentre cómoda y relajada, ya que la producción puede ser inhibida por la ansiedad o el miedo.

En primer lugar, se aconseja colocar al recién nacido en contacto con la piel de la madre inmediatamente después del alumbramiento. De esta manera se ayuda a la mujer a reconocer el momento en que el bebé está listo para ser alimentado y facilitar la primera prendida.

Los primeros días posteriores al parto, la mujer produce calostro, sustancia de gran aporte nutritivo y anti-infeccioso. Posteriormente se genera la bajada de leche,  proceso completado gracias a la succión del niño al facilitar la liberación de hormonas que generan la producción y expulsión de leche.

 

Asesoramiento: Dra. Ana Pedraza, neonatóloga, jefa del Servicio de Neonatología de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina  M.N. Nº 42.867, y Dr. Fernando Lamas, MN° 82404 Red de Pediatras “Niños sanos, niños felices”.