Hay tres tipos de cirugías que si bien realizan el mismo trabajo, cumplen funciones diferentes. La cirugía reparadora, como su nombre lo indica, arregla algo que se está fuera de lugar, como sucede cuando se reacomoda una oreja arrancada o se arregla la nariz porque la persona no puede respirar bien. Luego está la cirugía plástica, que disimula cicatrices que han quedado de heridas o de otras intervenciones quirúrgicas. Finalmente, está la cirugía estética, la que trata de embellecer a una persona, por ejemplo, eliminándole arrugas o afinando la nariz. Si bien las tres realizan el mismo tipo de intervención, el motivo y el fin son diferentes. Así como las dos primeras son necesarias, la última claramente no lo es. Además, se le efectúa a una persona sana, por lo tanto no debería por qué tener alguna consecuencia desagradable. Para que todo salga bien, y como lo hemos planeado, es fundamental dar con un profesional honesto y competente. Para ello, tener en cuenta los siguientes tips y consejos.
* En primer lugar, es fundamental buscar referencias tanto del profesional seleccionado como del centro médico en el que trabaja. Lo ideal es conocer a alguien que se haya operado con este profesional.
* Averiguar si la clínica donde se desempeña el cirujano atiende obras sociales o prepagas importantes: ello significa que pasó por muchas auditorias exigentes en cuanto a la trayectoria y al profesionalismo. Una operación se realiza en quirófano, no en un centro de belleza.
* El cirujano tiene que conocer y poder realizar la misma cirugía a través de distintas técnicas. Si hace todas las narices iguales, es mala señal. Debería adaptarse a cada caso y aplicar la mejor estrategia según las necesidades de ese paciente.
* No perder de vista que esto no es una limpieza de cutis, sino una intervención quirúrgica y, como tal, debe efectuarse en un contexto y entorno de máxima seguridad. Por ejemplo, tiene que haber un monitoreo cardiológico, un anestesista y la utilización de materiales estériles. Además, previamente debería pedir un examen prequirúrgico.
* El lugar donde se lleven a cabo las cirugías debe estar debidamente habilitado por el Ministerio de Salud de la Nación.
* El cirujano no se tiene que manejar exclusivamente con una marca de insumos, ya que podría estar viciado comercialmente. Si bien puede tener preferencias por alguna, en base a características técnicas, debe ofrecer la posibilidad de utilizar todo lo que se encuentra disponible y aprobado en el mercado.
* Es fundamental confirmar que está usando materiales de buena calidad. Por ejemplo: en el caso de las prótesis mamarias, la paciente debe solicitar el certificado de implante y la tarjeta de garantía de las prótesis.
* Desconfiar de los lugares o avisos que prometen una cirugía a un precio demasiado económico que ni siquiera cubre el costo básico.
* También, es muy importante que el paciente sea sincero en la charla con el profesional y que sepa a qué se está sometiendo ya que eso garantiza un buen resultado. En ese sentido, si el profesional alienta cualquier cosa y no pone un freno a su paciente, es probable que acceda a hacer lo que sea, sin medir demasiado las consecuencias.
* Lo más importante de todo: un buen profesional sabe decir que no cuando el paciente está pidiendo algo imposible. Y si más de un profesional se niega a una intervención, claramente estamos pidiendo un imposible. Está en uno aceptar la sugerencia del profesional honesto y no seguir buscando hasta dar con uno, inescrupuloso o menos preparado, que acceda a nuestros pedidos.
Texto: Florencia Romeo.
Asesoró: Dr. Martín Moyano Bradley, especialista en Cirugía Plástica y Reconstructiva, director de Estética Buenos Aires. M.N. 108.224.