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21 de marzo, 2016

Conocé Samaná, el nuevo paraíso caribeño

Al noreste de la República Dominicana, es todavía un lugar en pleno desarrollo. Con el mar cálido y turquesa y las playas de arenas blancas que el Caribe siempre promete, tiene además la calidez de un pueblo que vive con identidad propia.

 

En Santa Bárbara de Samaná, el Caribe se ve, se siente y se respira. No sólo porque el paisaje tiene el color fascinante de las mejores playas del mar más bello de América, sino porque en sus calles todavía se conserva el ritmo de lo que ha sido históricamente este lugar nacido como distrito marítimo hace menos de dos siglos.

Ubicada en el noreste de la República Dominicana, a menos de 500 kilómetros de la popular Punta Cana, ocupa toda la Península de Samaná, que recibe las aguas del océano Atlántico. A pesar de que Cristóbal Colón llegó allí en 1493, durante los siglos XVI y XVII estuvo prácticamente deshabitada y sus bellísimas playas sólo eran usadas para reparar y limpiar las embarcaciones inglesas y francesas que estaban de paso. Su fundación recién fue en 1756, cuando los españoles decidieron poblarla con familias provenientes de las Islas Canarias. Más tarde la zona pasó a ser dominio francés y entonces llegaron pobladores galos, que se dedicaron al corte de maderas preciosas para la exportación y al cultivo de café. Aun se encuentran huellas de la presencia francesa en los apellidos de algunas familias y en el lenguaje. Luego, distintos inmigrantes de Haití y Estados Unidos principalmente formaron una población multicultural.

Atravesada por la Sierra de Samaná y el Gran Estero, sólo una parte de la península tiene playas turísticas. Pero son suficientes, en tamaño y belleza, para atraer gran cantidad de visitantes que encuentran relax en su clima es tropical húmedo de bosque, con una temperatura promedio 26 grados. Pero no sólo las playas despiertan interés: durante el invierno y principio de primavera, la actividad de observación de las ballenas jorobadas es una gran atracción para personas de todo el mundo. Aunque muchos de los que llegan a Samaná lo hacen en excursión desde Punta Cana, en los últimos años se ha convertido en un destino cada vez más codiciado por la paz, la naturaleza exuberante y casi virgen, la posibilidad de hacer trekkings y actividades alternativas a la playa, como cabalgatas, por sus bosques en los que se encuentran innumerables ríos, arroyos, cascadas y ollas para bañarse.

Como casi todos los destinos caribeños, su gastronomía se basa en las frutas y verduras tropicales, el arroz y la pesca. Hoy, con el desarrollo turístico incipiente y el crecimiento de la infraestructura hotelera, la oferta culinaria y de servicios alcanza un buen nivel.

Más información: www.almundo.com