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13 de agosto, 2016

Trastorno de ansiedad en los chicos: claves para detectarlo

Con la vuelta de clases, reaparecen señales de ansiedad. La licenciada Mercedes Faiad, especialista del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA), explica las razones que pueden generarlo y cómo evaluar si se trata de una patología.

 

Muchos padres se preguntan ¿los chicos de ahora  son más ansiosos? En realidad, por el ritmo de vida acelerado con el que se vive muchas personas están  más estresadas. Y los niños replican el parámetro ansioso de los padres. Algunos llegan a conformar un trastorno de ansiedad. Los más comunes son:

Trastorno de ansiedad de separación: malestar excesivo cuando se separa de las figuras de apego -la madre, el padre u otra persona cercana-. Por ejemplo, no se adaptan a comenzar el jardín luego de un plazo considerable.

Trastorno de ansiedad social: timidez excesiva ante personas con las que el niño no tiene confianza, y un profundo temor a ser evaluado negativamente.

Fobias específicas: las más comunes son el temor a los perros, a los insectos, a las tormentas.

Trastorno generalizado de ansiedad: es una combinación de preocupaciones exageradas e ingobernables. El niño siempre está preocupado por diferentes motivos. Su cabeza nunca para.

Trastorno por estrés postraumático: cuando el niño ha sufrido o presenciado un evento que puso en riesgo su vida o la de los demás, muchos lo manifiestan con pesadillas, temores y juego repetitivo.

Trastorno de pánico: crisis de intenso miedo o malestar acompañado de cuatro o más de los siguientes síntomas corporales y cognitivos: palpitaciones, sensación de ahogo, hormigueo en los dedos, sensación de atragantamiento, temblores, sudoración, molestias abdominales, mareos.

Trastorno obsesivo compulsivo: el pequeño presenta obsesiones y/o compulsiones. Generalmente son comportamientos repetitivos para disminuir la ansiedad o evitar que pase algo malo, aunque suelen ser absurdos o excesivos.

 

¿Cómo detectar si la ansiedad es patológica?
Se evalúa la intensidad, frecuencia,  duración de los síntomas y el malestar social que le provocan. Siempre es conveniente tratar los síntomas de ansiedad a tiempo para evitar que se cronifique el temperamento ansioso.

Para tratar la ansiedad se utilizan diferentes técnicas, todas científicamente comprobadas, que ayudan al niño y a la familia: Psicoeducación (el terapeuta le explica al niño que es lo que le está pasando en un lenguaje sencillo y adaptado a su edad. También le proporciona material a él y a la familia para trabajar juntos); Mindfulness (movimientos suaves de yoga y ejercicios de meditación); diferentes técnicas de respiración y relajación; exposición gradual en vivo y de forma imaginaria a situaciones temidas; Restructuración cognitiva (se hace un registro de los pensamientos que disparan conductas ansiosas y en ocasiones disruptivas y se trabaja con el niño para que aprenda a autorregularse); Modelado (una persona del entorno, el terapeuta, alguno de los papás, un hermanito o amiguito, realiza alguna de las conductas temidas para servir como modelo, para que el pequeño vaya perdiendo el temor); Resolución de problemas (se busca información  sobre el problema, luego se lo define, se piensan diferentes métodos de resolución, se implementa y luego se hace un seguimiento y evaluación de los resultados obtenidos); Entrenamiento en asertividad (se le enseñan técnicas de comunicación para que el niño pueda expresar sus sentimientos); Refuerzos (se le brinda refuerzo social y a veces tangible por todos sus logros e intentos).

¿Cuándo consultar con un especialista?
Cuando los padres tienen algún trastorno de ansiedad es conveniente consultar a un especialista porque el niño suele reproducir este modelo. También es conveniente ante alguna crisis en la familia o frente la demanda del colegio. O simplemente cuando lo vemos angustiado o demasiado temeroso. En los niños a veces la angustia se manifiesta en forma de rabietas y mala conducta.

 

CONSEJOS
La sociedad vive en un ritmo muy vertiginoso que pone ansioso a cualquiera. Generalmente si los padres están estresados los niños también lo absorben. Además hay mucha exigencia puesta en los chicos y tienen cada vez más responsabilidades: doble jornada escolar, inglés, natación, etc. Hay que respetar los tiempos de descanso en el niño y de puro juego. Apagando las pantallas de celulares, tablets, etc y tratar de que tengan más tiempo al aire libre y de ocio. Y en actividades gratificantes y no competitivas.

 

Más información: www.ceeta.org