Ya hacia 1899 empezó a correrse el rumor sobre las maravillosas aguas del Lago Epecuén y, con el ferrocarril, los turistas llegaban hasta allí en busca de relax y curación. A su lado, el vecino pueblo de Carhué acompañó el crecimiento y se fue poblando de hoteles para alojar a los visitantes. Desde entonces, más de un siglo después, muchas transformaciones ocurrieron aquí, pero las termas y sus propiedades siguen intactas.
El Lago Epecuén era conocido desde épocas lejanas por sus aguas mineralizadas, utilizadas para enfermedades reumáticas, de piel o tonificantes del organismo. La primera referencia fue dada en 1780 por el Piloto De La Real Marina Pablo Zizur, quien lo bautizó Laguna San Lucas, como el Patrono de la Medicina. Estudios realizados desde 1886 en adelante explican que la altísima concentración de minerales, que la hace hipermarina, es comparable únicamente con el Mar Muerto. Problemas como la artritis, artrosis, psoriasis y diversas enfermedades de la piel, fueron tratadas con asiduidad a lo largo de casi más de un siglo. Y los estudios científicos continuaron reafirmando lo que las personas comprobaban de hecho. Hoy, la ciudad de Carhué cuenta con infraestructura moderna y variada para los visitantes, que llegan desde todo el país.
La legendaria inundación
A raíz de la necesidad de garantizar las temporadas, que a veces fracasaban por la sequía, en la década del 70 se realizó una obra hidráulica que iba a garantizar la alimentación continua del lago. Pero un 10 de noviembre de 1985 el terraplén de 4 metros de alto no soportó el embate de la laguna y el pueblo comenzó a ser evacuado, perdiéndose 70 años de historia turística termal. Para el invierno de 1993 el pueblo de Villa Lago Epecuén estaba sumergido bajo 7 metros de agua. Gracias a obras encaradas en esos años que impidieron el ingreso de agua a la laguna, lentamente fue escurriéndose dejando al descubierto las ruinas lo que alguna vez fue el más pujante centro termal de Argentina.
Con la caída de Epecuén, Carhué se convirtió en el epicentro turístico de la zona. Con una población de casi 12.000 habitantes. Además de la atracción imprescindible de las propiedades de sus instalaciones termales, las playas del Lago Epecuén son especiales para pasar un día en familia y también disfrutar de las propiedades del agua y fango de esta famosa salina húmeda.
OTRAS ACTIVIDADES
Museo regional Dr. Adolfo Alsina
Fue fundado en 1963 por una inquietud del Rotary Club y de un grupo de vecinos aficionados a la historia.
Centro de Interpretación de la Villa Lago Epecuén
En la ex estación de ferrocarril de la Ex Villa Lago Epecuén funciona el Centro de Interpretación y Museo, donde podrá conocer los orígenes, el esplendor y el presente de la localidad en un recorrido autoguiado. Cuenta también con una sala de proyección de videos relacionados con la historia de Epecuén.
Obras del Arquitecto Francisco Salamone
Inmensas se elevan en la vasta pampa las obras del arquitecto e ingeniero Francisco Salamone. A mediados de la década del ’30, Salamone, proyectó y dirigió estas obras que se destacan dentro de la arquitectura de la ciudad. Se destacan el Palacio Municipal, El Ex Matadero de Epecuén y El Cristo.
Casa de la última Fortinera
Esta construcción, ubicada en Sarmiento y 9 de Julio, es una de las primeras casas de la localidad. En ella vivió Domiciana Correa de Contreras, la última “fortinera” (así se conocía a las mujeres que acompañaron a los soldados al «desierto»).
Avistaje de flamencos
Si bien son aves migratorias, encontraron en el lago el ambiente ideal para vivir y reproducirse, no sólo por la tranquilidad de la zona, sino por la existencia en el Lago Epecuén de uno de sus platos predilectos, la artemia salina, único ser vivo que habita este espejo de agua.
Más información: www.termasdecarhue.gov.ar