OM Almohadas nació de una búsqueda personal. “El proyecto surgió hace unos 5 años, muy de a poco, junto con mi maternidad y la necesidad de disfrutar el embarazo y la lactancia cómodamente”, cuenta Jorgelina Ortega, tandilense, madre de dos niñas pequeñas y Diseñadora de Indumentaria según señala su título universitario. En aquel momento, los productos que encontró en el mercado no la terminaron de convencer, y como siempre le interesó más el diseñar objetos que ropa, empezó a idear “volúmenes adaptables” y a desarrollar muestras de almohadas para mujeres embarazadas y lactantes. “Después descubrimos que luego de la maternidad, son almohadas de uso familiar y cotidiano. Esos productos fueron un disparador para nuestro proyecto, que está centrado en realizar productos para una postura saludable”, completa la emprendedora.
La maternidad, el proyecto y la primera producción coincidió con otra etapa personal de Jorgelina: empezó a tomar consciencia del consumo sustentable. “Tuve la necesidad de comenzar a consumir responsablemente y no compulsivamente, y así fue como empecé a buscar insumos reutilizables para la fabricación de nuestras almohadas”. Hoy la actividad principal de OM, una marca de Eco Diseño que cuida el medioambiente, es diseñar, fabricar y comercializar volúmenes adaptables destinados a mejorar la calidad de vida de las personas en situaciones especiales como la maternidad, el embarazo, el desarrollo y la maduración motriz de los niños. Además, lanzaron una línea exclusiva de sujeción cefálica.
-¿Cómo se complementó tu faceta de diseñadora de indumentaria con la creación de productos?
-Empecé estudiando Diseño Industrial, luego cambié de carrera. Creo tener un costado muy marcado que me inclina hacia la búsqueda de productos más que a la búsqueda de vestir el cuerpo. Mi perfil encierra muchas herramientas para poder desarrollar y comunicar lo creativo, para poder hacer de una idea un producto 3D. La carrera me nutrió de herramientas, experiencia y conocimientos para poder hacer lo que más me gusta.
-¿Qué productos comenzó a desarrollar OM en sus inicios?
-Empezamos desarrollando productos para vivir cotidianamente con una sana postura corporal y en armonía. Mientras se trabaja muchas horas frente a una PC, se viaja, se espera la llegada de un bebé o se lo alimenta, nuestros productos ayudan a corregir una mala postura, un dolor o complementan un ejercicio.
-Luego, el catálogo de OM se expandió.
-Sí. Durante nuestro crecimiento y consolidación, surgieron productos nuevos que nunca antes habíamos pensado hacer, como nuestra innovadora almohada de Sujeción Cefálica UTI. Por nuestra experiencia de trabajar los volúmenes y por la calidad de los insumos que elegimos, un equipo de profesionales de la salud nos planteó una necesidad real y actual. Ese acercamiento nos dio la posibilidad de desarrollar este nuevo producto, vinculado directamente con la salud, y que hoy por hoy es un modelo de utilidad en Argentina. Es un modelo de utilidad registrado con el cual tenemos la exclusividad de fabricación y comercialización.
-¿Cuáles son sus características?
Se trata de un dispositivo científico de sujeción y apoyo cefálico, útil para pacientes hospitalizados en áreas de cuidados intensivos, con patologías que requieren ventilación mecánica o que causan hipertensión endocraneana. La almohada de Sujeción cefálica UTI cuenta con triple impacto positivo: ofrece calidad de vida a personas en estado crítico, reduce el tiempo de internación –y en consecuencia el gasto de recursos humanos e insumos del hospital- y además es un producto de consumo responsable ya que su mayor insumo es amigable con el medio ambiente.
-La faceta del consumo responsable tiene que ver con que los productos de OM son de Eco Diseño. ¿Qué significa eso?
-En OM seleccionamos materiales nobles, de calidad y estables como el algodón y las tintas que usamos para serigrafía son al agua. El relleno, por su parte, consiste en microperlas de EPS, un material sintético (poliestireno expandido, 2% plástico, 98% aire) que se caracteriza por ser flexible, adaptable, estable y lavable. A diferencia de otros rellenos de almohadas, no absorbe humedad y evita la formación hongos y ácaros. El EPS es considerado como un material limpio y amigable con el medio ambiente, totalmente reciclable y reutilizable. No daña la capa de ozono, no se descompone, no es tóxico y no contamina el agua. Por último, el proceso de fabricación de nuestros productos utiliza de forma eficiente los recursos naturales; consume poca energía, no genera residuos y no constituye riesgos para la salud de las personas ni para el medio ambiente. Nuestro producto se entrega al cliente con su bolsa pack de algodón estampada y es reutilizable.
-¿Cuándo te diste cuenta que las almohadas eran un negocio posible?
-Cuando los empezamos a probar en nuestra familia y vimos los resultados del uso cotidiano. Por eso creemos que es un producto útil que toda mamá y toda familia debe usar y tener. El primer tiempo fue bastante experimental, hasta que nos lanzamos profesionalmente con una imagen trabajada. Siempre creímos que si el producto funcionaba, el negocio también iba a funcionar.
-¿Te imaginaste que se podía convertir en tu propia empresa?
-Sí, ese fue un poco el desafío, nuestro objetivo. OM se inició pensándolo en serio. Venimos emprendiendo desde hace muchos años y todavía lo hacemos, con una estructura más sólida, con una experiencia comprobable, pero aun nos estamos consolidando. Aprovechamos que en la actualidad el foco esta puesto en los emprendedores, con financiamientos, posibilidades, eventos y capacitaciones que te ayudan a formarte. A medida que crecés se abren nuevas puertas y oportunidades, nunca terminás de convertirte en algo que ya estas encontrando otra puerta que te fortalece y a veces te hace mutar. Es un camino y uno es el motor de búsqueda, y muchas veces sin espalda económica. Eso te hace hacer cosas impensadas, arriesgadas, pero muy motivantes. Cuando miro para atrás no puedo creer donde estamos hoy.
-¿Cómo fue el proceso de convertirte en empresaria?
Al comienzo era un pulpo: diseñaba, vendía, estampaba, producía… ¡todo! Con el tiempo necesité ir delegando tareas, aunque las decisiones siempre las tomo en grupo, junto a un equipo de trabajo que está muy comprometido y que logra entenderme. Lo productivo me encanta, estoy muy metida en el desarrollo del producto, busco mejorarlo constantemente. Mi rol en OM es amplio y transversal. Con el paso del tiempo y el crecimiento de OM, fui sumando responsabilidades. Así y todo, no me siento empresaria, me siento emprendedora, aunque me estoy capacitando para serlo a futuro: hoy estudio en el IAE Business School de la Universidad Austral. El mundo de los negocios es muy interesante pero también es enorme.
-¿Y cómo aprendiste a desenvolverte en ese ámbito?
¡En eso estoy! Cada contacto, cada evento y cada capacitación te forma. A veces me anoto en concursos y siento que soy muy corajuda, pero de eso se trata. De todo aprendés. A mí, por ejemplo, me cuesta mucho hablar en público, y hace poco me invitaron a un congreso para contar mi experiencia. ¡Me costó muchísimo hablar los 40 minutos! Pero lo enfrenté. También tengo un socio que es fundamental y que me demuestra todo el tiempo mucha confianza. Cree en mí. Y eso me ayuda a ir al frente a pesar de ser muy tímida. Este año me invitaron a una reunión en la Embajada de Estados Unidos. Mi inglés no es el mejor, pero fui y de esa experiencia aprendí que debo mejorar el idioma. Se trata de enfrentarte a situaciones desconocidas que te dicen qué es lo que tenés que pulir. ¿Qué surgió de esa experiencia? Me puse a estudiar inglés. Aprendí que hoy por hoy, si apuntamos a un mercado global, uno debe comunicarse correctamente.
-¿Cuáles fueron los principales desafíos de emprender?
-Muchos, pero principalmente hacerlo sin un respaldo económico. Sin embargo no fue obstáculo para lograr tener nuestra pequeña fábrica y ser productores independientes. También la visibilidad fue un desafío pero hoy con un buen manejo de las redes sociales llegas a todo el mundo, y eso facilita mucho la difusión.
-¿Y la satisfacción más grande?
-Brindar calidad de vida; ver que tu proyecto crece y que necesitás ocho horas diarias para dedicarle; tener un cliente satisfecho que habla bien y elije a OM. También vivimos muchas situaciones impensadas que nos dieron mucha satisfacción, como que nos inviten a ser parte de un equipo de investigación junto a un físico de la Conicet y médicos neurólogos especialistas. Pero, por sobre todo, nos da satisfacción poder estar a la altura y responder. Y también dar trabajo.
-En el 2014 OM ganó un premio al mejor proyecto eco sustentable otorgado por Madre Emprendedora 2014. ¿Qué significó ese galardón para la empresa?
Ese fue nuestro primer concurso y, más allá del premio, fue muy interesante el desarrollo del concurso en sí mismo: aprender a hacer tu pitch y contarte en solo 3 minutos, exponerte a jurados… el premio fue un voto de confianza muy importante. En noviembre del 2016 obtuvimos otro primer premio con nuestra almohada de sujeción cefálica para terapia intensiva. La final del concurso fue en el día del emprendedor, en la UADE, con un montón de gente que fue a vernos y escucharnos. Ese creo que es el verdadero premio: animarse a contarle a la gente que hacés algo que ayuda a mucha gente, que se abran puertas… es renovar las pilas para seguir para adelante e ir por más logros, conquistando el mercado con pasos firmes.