A poco más de 200 kilómetros de Potosí, el salar de Uyuni posee una superficie de 10.582 kilómetros cuadrados y se encuentra a una altura de 3653 metros sobre el nivel del mar. Recorrerlo implica una travesía de 3 días como mínimo, partiendo y llegando a la pequeña localidad de Uyuni, que es la puerta a la entrada del salar. Un viaje en el que se pierde todo contacto con el exterior y se entra en un mundo de formas y colores, géiseres, termas, fumarolas, lagunas, cielos, lluvias, tormentas y parajes que quedarán siempre en el recuerdo como una travesía única e irrepetible.
UN MAR DE SAL
El salar es un espejo de sal que se formó por la evaporación de antiguos mares. Hace unos 40.000 años, el área era parte del lago Minchin, gigantesco y prehistórico, que cuando se secó, dejó dos lagos más pequeños, Poopó y Uru Uru, y dos grandes desiertos salinos, el Salar de Coipasa y el mayor de Uyuni. Se estima que el Salar de Uyuni contiene 10 billones de toneladas de sal, de las cuales menos de 25.000 son extraídas anualmente. Está conformado por unas 11 capas de sal, cuyo espesor varía entre los 2 y 10 metros. El salar se extiende como una enorme plataforma plana y blanca que, además, es la reserva de litio más grande del mundo (9 millones de toneladas) y que también contiene muchos otros minerales.
Antes de planear el viaje, hay que saber que la mejor época para visitarlo es el verano, que es tiempo de lluvias y de temperaturas, aunque bajas, soportables y que se impone hacer una lista de lo que necesariamente hay que llevar.
Asimismo, conviene saber que este es un viaje maravilloso por un gran espejo de sal, en verano, con tormentas y lluvias que crean espejos de agua. Imágenes que reflejan estrellas y nubes, atardeceres y amaneceres, todos diferentes, géiseres, formaciones rocosas y pozos volcánicos con sus fumarolas de azufre que remontan al visitante a la época de la formación de la Tierra, son algunos de los atractivos que pueden verse a medida que pasan los días y se recorren los distintos poblados y puntos de interés del salar.
Un viaje ideal para aventureros y amantes de la fotografía: cuando está nublado se produce el efecto white out, por el cual el horizonte se vuelve difuso hasta casi desaparecer, haciendo imposible diferenciar la tierra del cielo. En este paisaje, cada noviembre, el Salar de Uyuni es escenario de cría para tres especies de flamencos sudamericanos: Chileno, James y Andino. En medio de este mar de sal existe un oasis desértico, la Isla Pescado, llamada así por su forma de pescado, cubierta de gigantescos cactus, única señal de vida por kilómetros.
CÓMO LLEGAR
Para llegar a Uyuni, hay que partir desde la localidad boliviana de Villazón (límite fronterizo con Argentina, en La Quiaca: están separadas por un puente), tomando la ruta que une ambas localidades, denominada Villazón-Uyuni. Esta ruta atraviesa los poblados de Tupiza y Atocha, hasta llegar finalmente hasta la pequeña Uyuni. La ciudad se constituye como la puerta de entrada al majestuoso salar del altiplano y la distancia entre ambas localidades es de, aproximadamente, 500 kilómetros.
EL PUNTO DE PARTIDA
Ya en Uyuni se pueden recorrer distintos puntos de atracción, como por ejemplo:
* El cementerio de trenes presenta los restos más importantes de la maquinaria ferroviaria del Alto Perú, que nos remonta a todo el siglo XIX. Los trenes, hoy en día abandonados a su suerte en el altiplano desértico, son piezas únicas de arqueología industrial de fines de siglo XIX y de principios del XX. Los trenes llegaron a Bolivia en 1889, como una alternativa de progreso, Pero con las crisis mineras y políticas los trenes dejaron de trabajar y el tiempo se encargó de oxidar todo ese prometedor avance ligado a la industria minera. Este pasado industrial en franca decadencia, se transformó en la actualidad en un destino turístico. El cementerio de trenes se encuentra muy cerca de la población Uyuni.
* La población de Colchani, donde se puede observar la extracción de sal por los pobladores de la zona de manera artesanal y rudimentaria para preservar la belleza del lugar. Se encuentra a las orillas del gran Salar, a 22 kilómetros al norte de Uyuni. Sirve de ingreso principal al desierto de sal. Se la conoce también como “Puerto Seco”, en ella se puede asistir al proceso de secado, molido y embolsado de la sal, listo para el consumo, como también apreciar las rústicas viviendas construidas con adobe y bloques de sal, techadas con paja brava. Estos materiales permiten conservar un clima cálido en su interior para así enfrentar las bajas temperaturas que se registran durante todo el año en la región.
EL VIAJE MÁGICO
Es por Colchani por donde se inicia el recorrido (por lo general, en 4×4, en tours organizados por operadores locales, que incluyen alojamiento y comida). Los puntos más importantes del itinerario son:
* Los hoteles de sal. A medida que se va entrando en el mar de sal, aparecenn distintos hoteles construidos y amueblados íntegramente con elementos hechos de este mineral. Desde sus ladrillos y paredes hasta sus camas, mesas y sillas, además de otros objetos cotidianos. Muchos pueden ser el alojamiento nocturno necesario. Uno de ellos, ubicado en pleno corazón del Salar, tiene una hermosa vista al salar y hoy en día se puede visitar como un museo.
* El pucará de Ayque. Hacia el norte, en un recorrido de varios kilómetros hacia el Volcán Thunupa, se llega al Pucará de Ayque (Ruinas precolombinas), ubicado en las faldas del volcán, con excelentes vistas, allí se encuentran las Momias de Coquesa y el Mirador de Thunupa, al que se puede ascender en auto hasta cerca de su cráter para una vista impresionante del Salar, en todo su esplendor.
* La Isla Pescado o isla Cujirí, es otro punto inevitable en otra jornada, que alberga en su interior un pintoresco paisaje rocoso en el que la superficie de granito y tierra orgánica ha permitido que se desarrolle una especie de cactus gigante de más de 6 metros de altura en una zona tan agreste y con temperaturas tan bajas.
* La Cueva Galaxia, un paraje donde podremos apreciar enterramientos ancestrales y cactus petrificados.
* Las lagunas Cañapa, Hedionda, Chiarkota, Honda y Ramadita, que se encuentran hacia el sur, en las que gran cantidad de flamencos, de las tres especies existentes en el zona, se dejarán ver y fotografiar. Otras aves, como gaviotas y gansos andinos acompañan a los flamencos en estas lagunas flanqueadas por volcanes de nieves eternas que al descender presentan un faldón verde (paja brava, yareta y thola) para terminar en los colores ocres que los vientos han ido dibujando en milenios, o en los raros colores provenientes del bórax y azufre de estas extrañas lagunas.
* Superfices desérticas. También esperan en el camino. Son grandes extensions de arena y piedrecilla de enorme extensión, sin rutas, casi sin dirección. Estos desiertos fantásticos son dueños de toda la paleta de terracotas. Rojos, naranjas, ocres, bronces, cafés y beiges se suceden en cada curva del camino. Frente a esta paleta de colores se encuentra el Hotel del Desierto, con baños privados, agua caliente y calefacción ambiental.
* Los géiseres del Sol de Mañana. En otra jornada sera imprescindible salir de madrugada en busca de este punto, al que se arriba con los primeros rayos de luz. Es el lugar más elevado de la ruta, cerca de 5 mil m.s.n.m. El frío es intense y el paisaje está plagado de fumarolas ruidosas donde parece hervir la tierra en barros rojizos, grisáceos y escarlatas de las cuales surge lava volcánica y que se pueden divisar a cierta distancia. En este lugar se encuentran los geysers, fuentes intermitentes de agua que brota a una temperatura de 90° C.
* El desierto y salar de Chalviri es otro escenario de gran valor paisajístico que combina el blanco de la nieve, el ocre del desierto, el azul del agua y el blanco del bórax. En uno de sus rincones es posible tomar un baño en Termas de Polques.
* El Valle de las Damas del Desierto. Se extiende más allá, y es obra maestra del viento y los picos andinos con detalles perfectos en formas y colores.
* Laguna Verde. Se encuentra casi al final del viaje, al dejar el valle desértico, el viajero se encuentra con la laguna al pié del Volcán Licancabur. Allí se puede observer cómo sus aguas pasan del color esmeralda a un verde más opaco. Su extraordinario color se debe al alto contenido de azufre y magnesio que poseen las formaciones geológicas del área. El volcán Licancabur se encuentra sobre la parte oeste de la laguna verde, con una altura de 5.868 msnm y es el límite fronterizo entre las repúblicas de Chile y Bolivia.
* Laguna Colorada. Profundizando el regreso, se pasa por esta laguna, centro principal de anidación de las tres especies de flamencos y cuyas algas y plancton activados por la radiación solar y el viento dan color rosa tanto a la laguna como a las patas y parte del plumaje de estas exóticas aves. Esta laguna se encuentra dentro de la Reserva Nacional Eduardo Avaroa, en el altiplano de Sud Lipez a 4.280 msnm, y tiene una superficie de 60 km². Es un lago multicolor donde predomina el rojo de sus aguas, que se debe a los sedimentos de zooplacton, fitoplacton y otras algas que tienen la característica de cambiar con la temperatura y a determinadas horas, y su rojo más intenso cuando la radiación de sol es mayor, es decir al medio día, momento en que puede alcanzar un rojo morado. Cerca a las orillas se ven montones de bórax que parecen estar flotando en las coloradas aguas.
* Ciudad de Piedra. Se la ve a la distancia podremos yse encuentra en la región de Soniquera; de formas caprichosas esculpidas por el viento.
* Culpina K. Por último, hay que detenerse en el pueblo auténtico de Culpina K, que ha hecho un esfuerzo para presentarse al visitante con sus valores urbanos antiguos, para volver a favorecerse con el turismo. Culpina K es el paso obligado entre Uyuni y las lagunas Verde y Colorada.
El destino final es nuevamente Uyuni, pero nadie que haya hecho el recorrido será ya el mismo. Un paisaje increíble lo acompañará de por vida.
DATOS ÚTILES
* Siempre hay que reservar hotel en Uyuni para antes o después del tour.
* Como la ruta al Salar es muy fría, ventosa y con alta radiación solar. Se recomienda llevar:
– Ropa abrigada y gruesa.
– Guantes.
– Medias de lana.
– Gorro de lana para cubrirse las orejas y protegerse del sol.
– Botas.
– Bolsa de dormir.
– Toalla.
– Traje de baño.
– Humectante para labios.
– Protector solar con filtro de protección factor 30+.
– Lentes de sol muy oscuros, con filtro ultra violeta.
– Linterna.
– Entre diciembre y abril se recomienda llevar un impermeable.
– Una copia del pasaporte.
Texto: Silvia Fittipaldi.