“El pintalabios se ha apoderado de la imaginación femenina más violentamente que ningún otro dispositivo de la moda”, expresaba en 1923 el escritor y periodista Alexander Black. Ese año, James Bruce Mason Jr. inventabael mecanismo giratorio que usamos actualmente, y 50 millones de mujeres estadounidenses lo utilizaron a diario. El pintalabios ha ido más allá y hasta se ha utilizado como medidor de consumo. Leonard Lauder, presidente de Estée Lauder, acuñó la expresión lipstick index (índice del pintalabios) para demostrar cómo en tiempos de crisis las ventas del rouge aumentan. En la Gran Depresión, por ejemplo, su compra se incrementó un 25%. Es innegable su influencia histórica en numerosos ámbitos. Durante la II Guerra Mundial, Elisabeth Arden creó un tono para las Fuerzas Armadas estadounidenses y Helena Rubinstein lanzó el color Regimental Red. El Gobierno de Estados Unidos puso en marcha una campaña bajo el lema Beauty as a Duty (‘La belleza como deber’), que animaba a las mujeres a no descuidar su imagen para dar una apariencia de normalidada pesar del conflicto bélico.
Breve reseña histórica del lápiz de labios.
Año 5000 A.C. En la Antigüedad, lo utilizaban los sumerios, los egipcios, los griegos y los romanos. Lo llevaban desde Cleopatra hasta la esposa de Nerón. En aquel entonces se trataba de una pasta compuesta por ceras, aglutinantes como el huevo y colorantes extraídos de rocas, raíces o insectos.
Siglo XVI. La reina Isabel I, introdujo la costumbre de lucir rostros bien blancos y labios en un rojo intenso. En ese momento, el mix que le daba consistencia a los labiales era producido con elementos naturales: cera de abejas y pigmentos de las plantas. Durante el Renacimiento, se puso en funcionamiento el primer laboratorio de productos cosméticos y se instaló el primer instituto de belleza.
1880. Se elaboró un labial rojo en forma de pomada, compuesto por manteca, raíces de un colorante natural (orcaneta), racimos de uvas negras sin pulpa y también cera de abejas.
Siglo XX. A principios de este siglo, muchas sufragistas estadounidenses llevaban lápiz de labios rojos como símbolo de independencia y desafío femenino, en su afán de escapar de las actitudes victorianas de la época. Desde entonces, el lápiz de labios rojo sigue siendo un símbolo de poder y nuestro símbolo de belleza.
En 1932. Max Factor empezó a vender botellitas cilíndricas con un pincel o envases pequeños que permitían realizar la aplicación del producto utilizando la yema de los dedos. Así se incorporó al mundo de la belleza el brillo labial, que también es comúnmente conocido como gloss.
Segunda Guerra Mundial. Durante la II Guerra Mundial, el gobierno de EE.UU puso en marcha una campaña La belleza como deber, que animaba a las mujeres a no descuidar su imagen para dar una apariencia de normalidad a pesar del conflicto bélico.
Década del ’50. Con el lápiz de labios firmemente afianzado como producto de belleza de primera necesidad, famosos iconos de la elegancia, incluidas Elizabeth Taylor, Marilyn Monroe y Brigitte Bardot, siguieron siendo ejemplos del atractivo sexual rodeado de glamour asociado a este tono.
Cada rojo tiene su historia y su temporada y en cada una de sus tonalidades, está el que mejor nos queda.