Sastrería. Si llevas un vestido sencillo y querés elevarlo, una buena idea es ponerle un saco o chaqueta americana por los hombros para tapar un poco los acabados de la prenda, además la mezcla masculino-femenino siempre funciona.
Cuestión de plancha. Una camisa blanca barata no difiere tanto en lo que respecta al tejido de una de más precio. Pero sí en las terminaciones. Para disimular sus terminaciones, antes de estrenarla plancha bien cuello, puños y solapa. Vas a ver cómo parece más cara.
Subite el cuello. Darle un gesto elegante a una prenda sencilla le puede dar un aire más sofisticado.
Optá los tonos mate. Cuando el tejido es barato, evitá el brillo ya que en los tejidos mate es más difícil identificar su baja calidad.
Oversize. Las prendas que se llevan de forma holgada disimulan mejor cuando el corte no es perfecto.
Mix de texturas. Mezclar texturas hace que tu outfit sea más osado. Por ejemplo usar jersery de lana con un pantalón de paño y zapatos de satén
Canchereá tu look. Si tu camisa se ve un poco barata, una forma de camuflarla es llevarla anudada y con las mangas arremangadas para que los acabados reales de la prenda queden difuminados entre los pliegues naturales que se crean en la camisa al atarla. Una prenda que se adapta bien a tu cuerpo da más sensación de confección a medida, para conseguir este efecto nada como un cinturón ancho que la ajuste perfectamente a tu silueta.
Ojo con las rayas. Prestá mucha atención al comprar una prenda a rayas que éstas estén alineadas en las costuras laterales y de la manga, ya que si no coinciden pueden delatar una confección de poca calidad.
Pañuelos que camuflan. Si el escote de tu camiseta no tiene un acabado perfecto, prueba a anudarte un pañuelito de seda al cuello, le darás un toque chic. Este truco también sirve para disimular el asa desgastada de un bolsito.
Accesorios. Son la clave para dar más categoría a tu look. Piezas tan elegantes como una cartera de mano o unos zapatos de tacón son la clave para dar más estilo y lujo a tu conjunto.