Los arquitectos estadounidenses Harry Bates y Paul Masi creen que la arquitectura, con frecuencia, tiene en consideración únicamente el sentido de la vista prestando poca o nula atención a las otras facultades de percepción, el oído por caso.
La ubicación de esta casa en el corazón de una ciudad pequeña pero animada y ruidosa como lo es Amagansett (un destino turístico, con casas de famosos, muy cerca de Nueva York) les exigió a los proyectistas especial cuidado respecto al acondicionamiento acústico. Por estas razones, casi todas las decisiones de diseño responden a esta premisa, por supuesto sin dejar de lado la estética.
“La investigación de la acústica arquitectónica determinó la forma, los materiales y los detalles de la casa, no sólo para proteger la propiedad del ruido de los alrededores, sino también para que la resolución de los detalles interiores definieran un carácter acústico único para la vivienda, uno capaz de inculcar recuerdos duraderos para la familia y sus invitados”, definen los arquitectos.
La casa se compone de una serie de paredes paralelas que proporcionan capas de privacidad y aislamiento del sonido del entorno. Esos muros se proyectan más allá de los espacios de estar y ascienden en altura, construyendo una pantalla a escala humana en el acceso y crece en altura en el sector central de la casa. Esas paredes difractan las ondas de sonido que se mueven a través de ellas, echando una “sombra acústica” sobre la propiedad. “Creamos una zona tranquila de reunión al aire libre”, explican los proyectistas.
Las paredes conforman una protección de casi 50 centímetros de espesor. Están compuestas de un núcleo de hormigón que es continuo de piso a techo, envuelto en espuma aislante que también sirvió como encofrado para colar el material durante la construcción. De eso modo, los muros proporcionan un excelente aislamiento térmico y un coeficiente de transmisión de sonido extremadamente bajo. Debido a la resistencia de sus núcleos de hormigón, las paredes actúan como soportes estructurales, lo que les permite resolver la estructura de todos ambientes de la casa y soportar la cubierta.
Esos muros de hormigón no están desnudos. “Los revestimientos tradicionales de madera finalmente fallan porque la expansión y la contracción natural de ese material presiona los tornillos o clavos que lo sujetan rígidamente. Poco a poco, los sujetadores ceden o se desintegra parte de la madera. Lo resolvimos con unas pinzas que sostienen los tableros contra la pared de hormigón al tiempo que permiten el movimiento natural de la madera”, argumentan los arquitectos. Esos clips de acero inoxidable diseñados a medida son característicos en esta casa (están por miles) y sujetan cada tabla de revestimiento de cedro en las mejores condiciones para prolongar la vida útil de la madera.
En el interior de la casa, con algunas variaciones de forma, los clips son utilizados como ganchos para la ropa, tiradores en los muebles o como bisagras para los deflectores de sonido dispuestos en algunos ambientes. En ellos, las ondas sonoras pasan a través de los espacios entre las tablas y quedan atrapadas detrás, absorbidas por un fieltro. Las bisagras permiten ajustar la separación de las tablas para poder sintonizar acústicamente encuentros íntimos o fiestas ruidosas.
“La escalera también se ‘sintoniza’ para crear una experiencia acústica sutil”, acotan los autores. En efecto, los peldaños se estrechan en el grosor para cambiar el tono de las pisadas a medida que se asciende desde el taller de madera en el sótano, pasando por la planta principal con espacios públicos, la habitación de invitados y dormitorio principal, hasta los cuartos de los niños en la planta superior.
“Este enfoque particular en el diseño derivó en un hogar más rico y más significativo para la familia”, concluyen Bates y Masi.
FICHA TÉCNICA
Casa Elizabeth II
Ubicación: Amagansett, Nueva York (Estados Unidos)
Programa: Vivienda unifamiliar
Proyecto: Bates Masi Architects
Diseño interior: Bates Masi Architects
Paisajismo: Bates Masi Architects
Fotografías: Gentileza estudio